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Me gustan los Lápices, Pinceles, Acuarelas – A TODA COSTA

Saboreo utilizar el sacapuntas para afinar lentamente la mina de los lápices

No es para mí un acto reflejo. Todo lo contrario: es un “rito” más bien. Después observo complacido el resultado.

Es cómo un niño con la cara lavada. Es cómo una señora después de hacerse un lifting. Es cómo un anciano tras someterse a los cuidados del dermatólogo.

Luego recojo las virutas de madera y contemplo la afilada punta de su pulido y reluciente carbón, dispuesta a romper mi soledad plasmando sobre el papel el vuelo de mi imaginación.

¡Ay! Si mi mano fuera tan rápida al escribir o dibujar como corre mi fantasía…

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Podría retener mucho mejor sueños, ilusiones, recuerdos y proyectos que mezclados en una amalgama de pensamientos se desvanecen en parte ante la lentitud de mi grafismo.

Quizá mi inquietud radique en comprender que me falta tiempo para comunicar vivencias y asista, nostálgico, al paso de la vida, de igual forma que lo hago al desgaste de la mina que se consume, se agota lentamente, ya no escribe con trazo fino.

De mil formas diversas todos hemos tenido experiencias en la vida que nos gustaría perpetuar en unas líneas o una imagen. Con satisfacción íntima, si tuvieron significado positivo y como aviso si fueron negativas.

Lo cierto es que las experiencias, del signo que fueran, forman parte del bagaje de cada uno de nosotros en el caminar por este mundo.

En ocasiones nos invade la duda de que todo hubiese sido diferente de haber cambiado tal o cual decisión. El hecho cierto es que no podemos alterar nuestro pasado.

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¿Cómo luchar contra esta incertidumbre en el caso de que nos asalte?

Pensando en que si no podemos modificar el pasado, sí podemos influir en el presente y futuro más inmediato, sea el que fuere.

Planifiquemos las próximas horas o días de forma cuidadosa: entrevistas, viajes de trabajo, reuniones o simplemente nuestro ocio.

Tratemos de hacer el “pasado” día a día desde la más absoluta lealtad hacia los demás y la firme convicción de estar actuando bajo los dictados de nuestra conciencia.

Existe un viejo y conocido proverbio chino (lo más socorrido es atribuirlo a esta procedencia) que dice:

 “Hoy es el primer día del resto de mi vida”.

Francisco Ponce Carrasco

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