María de la O Lejárraga. Una grande del feminismo y la literatura
María de la O Lejárraga (1874–1974) fue escritora y feminista clave, durante décadas invisibilizada bajo el nombre “María Martínez Sierra”. Pedagoga, dramaturga y diputada por Granada en 1933, su legado hoy se revaloriza como símbolo de autoría silenciada y compromiso republicano.

María de la O Lejárraga (1874–1974), también conocida durante décadas como María Martínez Sierra, constituye una de las figuras más complejas, silenciadas y brillantes de la literatura española del siglo XX. Su doble condición de escritora oculta y feminista activa, junto con su participación política durante la Segunda República, la han convertido en objeto de constantes revisiones críticas.
Nacida en San Millán de la Cogolla, en el seno de una familia burguesa progresista, María creció rodeada de libros y educación humanista. Su madre, maestra, fue fundamental en su vocación pedagógica. Realizó estudios de Magisterio y pronto se interesó por la renovación educativa inspirada en la Institución Libre de Enseñanza.
Tras instalarse en Madrid, María entró en contacto con el ambiente regeneracionista de finales del siglo XIX, donde coincidió con Joaquín Costa, Emilia Pardo Bazán y otras figuras clave. En estos años comenzó a escribir cuentos y artículos, algunos publicados bajo pseudónimo.
La relación con Gregorio se convirtió en un proyecto vital e intelectual compartido. Aunque él figuraba como “autor oficial”, la crítica actual reconoce que María escribió la mayoría de las obras. Según estudios de Mar Hernández (2003), el 80–90% de los textos atribuidos a Martínez Sierra presentan rasgos estilísticos propios de María.

OBRA LITERARIA, ESTILO Y LEGADO
Entre las obras destacadas se encuentran: Canción de cuna (1911), El ama de la casa (1910), Rosina es frágil, Libretos para Manuel de Falla y Turina.
Su estilo se caracteriza por el simbolismo suave, la sensibilidad afectiva, el lenguaje musical y la defensa de la intimidad femenina. Sus obras articulan un feminismo anticipado que busca armonizar emoción y pensamiento racional.
Hoy María es reconocida como:
– Dramaturga esencial del teatro moderno.
– Feminista pionera.
– Testigo de la lucha republicana.
– Un ejemplo de invisibilización estructural de las mujeres en la historia cultural.
PENSAMIENTO FEMINISTA Y ACTIVIDAD POLITTICA
María defendió un feminismo pedagógico y humanista. En su obra “Feminismo, feminidad, españolismo” (1917), afirma: “La educación es la única frontera que separa a la mujer de su destino pleno”.
Como diputada socialista por Granada (1933), trabajó a favor de la igualdad jurídica, la educación laica y las bibliotecas populares. En las Cortes defendió reformas sociales orientadas al bienestar de la familia y la protección laboral femenina.
Tras la victoria franquista, marchó al exilio. Vivió en Francia, luego en México y finalmente en Argentina. En el exilio escribió sus memorias “Gregorio y yo”, donde revela la verdadera autoría de las obras y reflexiona sobre el silenciamiento de las mujeres creadoras.

Algunos estudiosos de su obra han dicho de ella:
“María Lejárraga fue, en gran medida, la voz oculta de un teatro que renovó la escena española” (Rodrigo, 1992, p. 108).
“La escritura de Lejárraga se caracteriza por una profunda coherencia ética que relaciona estética, pedagogía y compromiso político” (Hernández, 2003, p. 214).
“Resulta imposible comprender la obra de Falla sin la intervención literaria de María” (López-Cobos, 2011, p. 67).

