Luna, lunita, lunera, cascabelera – A TODA COSTA

De fulgente icono romántico a ser pisoteada

Verán, la luna siempre ejerció en todas las culturas, una influencia entre el romance y el misterio, a la par que de taimada belleza.

Mirar la luna -preferentemente en noches de plenilunio– producía un éxtasis y sensibilidad a flor de piel, junto con dulce placer y sueños oníricos, si lo hacías acompañado por el ser querido.

En tiempos atávicos se le atribuían efectos secretos, misterio y poderes hechiceros, que inspiraban bonitas canciones, romances, bailes y poemas, cantados a la belleza de sus mutantes formas y el resplandor de sus luces y sombras. 

Era glosada, en los relatos y novelas, que quedaba muy aparente, tanto para poner “glamur” en escenas de amor, como para encuadrar el aullido del terrible lobo, pero ahora ‘chico’, como que parece desmitificada y corriente.

Desde que el hombre llegó a la luna en el año 1969, se rompió un poco/bastante el encanto, que siguió quebrándose con los diferentes alunizajes posteriores por americanos, rusos, chinos, y las informaciones que nos venían transmitiendo y/o encubriendo, bajo el comodín de “Materia Clasificada”.

Estos días visioné unos reportajes en la televisión en el que nos hablaban de la cara oculta de la luna, donde al parecer existen indicios muy sólidos (documentados en imágenes y aseveraciones) de que existen seres inteligentes habitándola, bien originarios de la propia luna o de otros planetas que se han posicionado en ella para experimentar o para ser punto cercano de observación de nuestro planeta tierra.

Se afirma que China ha logrado, por primera vez en la historia, alunizar en la cara oculta de la Luna, ¿para qué?

El principal objetivo de la misión es estudiar el mayor cráter del satélite, que podría dar las respuestas al origen e historia de la Luna. Un lado oculto que, además, servirá para realizar experimentos sobre los cultivos de vegetales en el espacio o el desarrollo de algunos organismos bajo gravedad cero.

El primer gran hito del gigante asiático en un programa espacial con muchos secretos y que podría ser el comienzo de una futura y próxima colonización de Marte, desde bases terrícolas en la propia Luna.

Nuestro satélite siempre fue la ensoñación de muchos, ahora se ha convertido en una autopista de tránsito para potencias terrestres, esperemos que las actuaciones “humanas” sean eso humanas y no con ambiciones de poder.

Francisco Ponce Carrasco