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LOS “XUETES” de Mallorca, PRIMERA PARTE

Éste es el título de uno de los muchos estudios y publicaciones que se han hecho sobre los descendientes de los judíos entre los siglos XV y XVII, reincidentes en su fe judaica y perseguidos por la Inquisición. La cuestión de los xuetes (judíos) mallorquines  fue un problema vivo y tabú hasta  no hace muchos años.

Decir la palabra “xueta” en Mallorca, aún hoy, es tabú y casi un insulto para muchos mallorquines, sobre todo los que conservan el apellido, pues es el recuerdo de vejaciones, insultos,  escarnio o el sentimiento atávico de repulsión o culpabilidad de aberraciones pasadas sufridas ya desde niños. El origen y significado de esta palabra ha sido tratado por muchos estudiosos que han dado diversas interpretaciones. Este vocablo aparece por primera vez en 1688 en documentos inquisitoriales. La explicación más simple es que procede del mallorquín “jueu” (judío)  o  “jueto” del cual “xueta” sería una forma diminutiva. El Diccionario de  la Real Academia de la Lengua también coincide en esto. Por tanto, la palabra xueta significa “petit jueu” (pequeño judío) cosa que también puede ser indicativo de menosprecio o de ridiculización con este uso del diminutivo. Otra versión sería la que deriva del francés “chouete” (perro) o de “chulla” (tocino) ellos tenían prohibido comer carne de cerdo según la ley mosaica. Este vocablo es muy usual en Mallorca. Se escribía “chuetes” o  “xuetes” porque la ch castellana y la x mallorquina tienen la misma pronunciación. Por otra parte existen otras expresiones muy usuales entre los mallorquines que son“ xuetón”, “xuetona”, “fer sa xuetonada”, porque en ciertos ambientes, los xuetes, en cualquier momento, cuando no te lo esperas demuestran su condición de judío  haciendo algo o reaccionando de una manera tan peculiar que los otros no lo harían de igual forma, es decir, que tienen una forma innata de actuar. Así lo explica  Baruch Braunstein,  Kayserling o Michel en su libro “Historia de razas malditas” (hace hincapié al horror que tenían los conversos a la carne de cerdo)

En Mallorca, en las colonias romanas primitivas ya podemos encontrar judíos descendientes de una rama de judíos hispánicos. Algunos de ellos aportaron su contribución como estudiosos, por ejemplo,  el famoso cartógrafo Jafuda (Jahuda) Cresques (Jaime Ribas) n. 1350- 1427?  hijo de otro cartógrafo mallorquín de origen judío, Abraham Cresques, y probablemente el que coordinó los descubrimientos marítimos de la escuela naval portuguesa de Sagres, a principios del siglo XV. Los dos fueron los autores del Mapamundi, conocido como Atlas Catalán, de 1375. También destacaron  otros hombres de la Iglesia.

LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA Y EN MALLORCA.— Los Reyes Católicos quisieron que España fuese un reino unificado y centralizado, y tuviera una sola religión: la católica, es decir perseguían la unidad en la fe. Debido al aumento de los judíos en la España cristiana y musulmana se les obliga a bautizarse: serían los “cristianos nuevos” o “marranos”, y a partir de entonces se crea la Inquisición para perseguirlos. Se les acusó de la peste negra, de envenenar pozos de agua o de ir en contra de la fe católica, entre otros.

         El primer documento sobre la Inquisición en Mallorca lo  encontramos en un manuscrito en la Biblioteca Nacional de Madrid en 1232, titulado “Origen de la Inquisición en Mallorca”, basada en la bula del Papa Gregorio IX que autorizó la persecución de los herejes. Estos comienzos tan tempranos podrían ser atribuidos a Ramón de Peñafort, un dominico de la Corona de Aragón que fue nombrado inquisidor para los Reinos de Aragón y Mallorca pues fue Pedro I de Aragón en 1197, el primero en aplicarla. También en la biblioteca privada de Francisco Villalonga se encuentra mucha información al respecto. En 1262, el Reino de Mallorca fue creado para la unión de las Islas Baleares junto a la Cerdeña y el Rosellón.

 

LOS  CONVERSOS.-

El bautizo en masa del año1435 de la comunidad judía en Mallorca fue la primera de los reinos hispánicos que adoptó completamente la fe católica.  La Inquisición, que duró más de 350 años, los perseguía porque quería una limpieza de sangre  y por su religión hebrea. Se decía que era imposible que un judío fuera admitido por la sociedad cristiana, pues le faltaba el elemento esencial: la sangre pura de los cristianos viejos. Y durante muchos años  permanecieron excluidos de la sociedad. La Universidad de Mallorca también les cerró sus puertas pues exigía “limpieza” con esta frase: “sangre libre de contaminación  de la sangre judía o morisca”.

        El escritor, investigador e historiador norteamericano, Baruch Braunstein, convertido en rabino en 1930, hizo su tesis doctoral sobre los judíos de Mallorca  consultando de manera exhaustiva archivos y bibliografía antigua y moderna en Madrid, Barcelona y Mallorca, pero también hablando con los descendientes de los judíos conversos. En su libro sobre la Historia de los xuetes de Mallorca, nos hace una extensísima ilustración sobre la vida de los judíos en aquella época.

 

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PRÁCTICAS SECRETAS.-  Se les acusaba de brujería, invocación de demonios y pactos, de blasfemia y perjuro, de haber insultado a crucifijos e imágenes de santos,  la bigamia, de recurrir a la astrología, a los libros mahometanos o luteranos, y a la Biblia en lengua vernácula.

En la isla estaban recluidos en el barrio judío llamado el Call, se calcula que había más de 400 familias. Antoni Pons en su libro “La nostra terra” cree que el número de familias era de 478.  En esta época, al haber una población  muy reducida se conocían todos y no se mezclaban con los cristianos, por eso muchos intentaron huir de la isla. Se embarcaban desde el puerto de Palma con diferentes destinos: Valencia, Barcelona, Alicante, Niza, Marsella, Londres, Liorna o Roma. Más tarde se descubrió que en las tumbas de Liorna  figuraban  los mismos nombres que tenían en Mallorca. Al vivir en unos espacios tan reducidos como el Call y Sa Calatrava tenían que soportar incomodidades e insultos de la gente como “hebreos, judíos o xuetes”. Las autoridades ya habían pensado desterrarlos a la isla de Cabrera que estaba deshabitada y yerma para que murieran de hambre. Por ello sus representantes: Bernat Aguiló, Tomás Aguiló, Domenèc Cortés y Francesc Forteza, cuando  esta situación angustiosa llegó al clímax, hicieron una petición al rey Carlos III, en febrero de 1773, titulado “memorial, María, Jesús y José” para pedir su libertad y poder acceder a las instituciones públicas como los demás ciudadanos. El rey se lo concedió en 1779.

Rafael Valls era el jefe de la comunidad secreta, el rabino, y Pedro Onofre Cortés el teólogo. Valls organizó un grupo numeroso para huir una noche,  en secreto, para embarcar  en el puerto de Palma, pero una tormenta les hizo volver a sus casas porque el barco no salió, y decían: “el Dios de los cristianos era más poderoso que el Dios de Moisés. Otros decían que el dios de Israel los había abandonado”. Fueron descubiertos y se los llevaron a prisión.

Los conversos, que sólo creían en la ley de Moisés, tenían que hacer penitencia de sus pecados hasta que se vieran libres de su esclavitud y su dios los guiase a la “tierra prometida”;  seguían practicando a escondidas pero eran delatados por vecinos o sus criadas que declaraban que habían visto “ceremonias judaicas en las casa de sus amos”. Lo venían haciendo desde hacía más de 250 años en la isla antes de que se declara  ilegal el judaísmo, pues se pasaba de padres a hijos como una cultura y un vínculo secreto que los unía generación tras generación.  Un caso muy sonado y aterrador fue el de un judío, Alonso López que confesó que se había convertido al catolicismo pero que  había vuelto a caer en el judaísmo.  La Inquisición no le creyó porque ya sabía de sus andanzas por los tribunales de Madrid, Granada y Málaga. Fue quemado vivo en el acto de fe del 13 de enero de 1675. Esta tragedia conmovió a todos los judíos. Guardaron su corazón como un talismán, decían que “sería coronado en el cielo”.  Otro caso también escandaloso fue el de Rafael Cortés d’Alonso que se casó con una católica “vieja”, y los xuetes le aplicaron inmediatamente el ostracismo total por violar su canon: fue excluido de las reuniones, apartado de todos sus actos sociales, su familia le odiaba, hasta su madre dejó de hablarle y le hacían un duelo como si se hubiese muerto. Hubo un tiempo en que existía un arreglo de matrimonios de los conversos: lo hacían en secreto, pero de acuerdo con el ritual católico y lo sellaban con un juramento hebreo ante las tumbas de sus difuntos, hasta que a mediados del s. XVII esto cambió, se convirtió en un rechazo mutuo porque se mofaban y ridiculizaban de los que se casaban con cristianos viejos. Rafael Valls fue uno de los que prohibió los matrimonios mixtos.

LA ENDOGAMIA

 La Iglesia después de desaparecer la Inquisición no autorizaba los matrimonios mixtos entre los xuetes y los “viejos” católicos. Dice Braunstein que muchos querían olvidar el pasado pero que la insularidad fue un impedimento, pues en la isla casi todos se conocían. Cuenta que cuando fue a visitar a una familia en la calle Platería, al principio se resistieron a recibirlo, luego accedieron y le llamó mucho la atención de sus nombres: Raquel, Esther, Benjamín, Abraham, Josep… todos hebreos. También le contaron que por aquellos años aun se casaban entre ellos.

                   AURORA  FERNÁNDEZ GÓMEZ

                   Granada a 21 de abril de 2020

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