LOMA LINDA. CALIFORNIA

En un mes de marzo de 2013, realicé un viaje a las islas Galápago de Ecuador y me sorprendió que entre los numerosos prospectos publicitarios que nos entregaron para el recorrido de tan maravillosas islas, adjuntaran de manera insistente una recomendación del Ministerio de Educación y Cultura relacionados con la salud del turista, que estaba Certificado por el “Colegio Adventista Loma Linda”.  Ello me recordó la visita que hice a la ciudad Loma Linda (Condado de San Bernardino) en California, donde sus habitantes, con muy pocos recursos económicos, gozaban de la mayor longevidad del mundo, con un promedio en su mayoría de más de cien años. (Hace tiempo que este pequeño pueblo competía con los japoneses, que venían fardando de longevidad mundial).

   Loma Linda es una pequeña ciudad de menos de veinte mil habitantes, de escasa importancia económica, cuyas autoridades cuidaban de manera determinante la salud de sus moradores, influidos sin duda alguna por la iglesia adventista que tiene gran influencia en la zona. Su doctrina vegetariana no les permite consumir carne para beneficio de su salud y como protección integral a las especies animales.

LLU_Medical_Center

   Entre sus prácticas diarias, acostumbran a reunirse con familiares y amigos y a horas muy tempranas de cada día, deciden la marcha trotando por caminos campestres hasta que se acerca la hora del trabajo. A dichas marchas acuden niños y ancianos y consideran a tan duras caminatas, un aliciente fundamental para mantenerse en forma y disfrutar de la vida. No fuman y tienen prohibido el alcohol absolutamente, y entre sus muchas normas sociales tienen prohibida la venta de carne en cualquier tipo de comercio y restaurantes.

   Ignoro si actualmente lo vienen consiguiendo. Pero recuerdo la oposición absoluta que había entonces por parte de las autoridades locales, para que no se instalaran en la ciudad ninguna de las florecientes empresas de comida industrial (con carne como protagonista en todas ellas) que venían presionando políticamente desde hace años para poder introducirse en aquel mercado, como con gran fama lo hacían en todos los estados USA y en otros continentes los Burger King, McDonald, Kentucky etc.).

   Tengo noticias de que Loma Linda sigue ganando la batalla  y evitando la presencia de dichas empresas, mientras que en  numerosas regiones de China, se han establecido  sus franquicias y ocupan un lugar preponderante en la  gastronomía de aquellos países orientales, habiendo sido los introductores del aguacate que apenas conocían, y  que ha motivado un consumo tan importante entre la población china, que los comerciantes cantonales  vienen haciendo continuas visitas a Uruapan (Michoacán) para adquirir importantes tonelajes de fruto a los productores mexicanos. Por cierto, que, animados por los buenos precios del fruto, se han decidido ha introducir masivamente el cultivo intensivo de aguacate en China, y pasando unos años serán unos importantes productores aprovechando las muchas zonas climáticas que disponen, donde la planta prosperará saludablemente como lo viene haciendo en los países vecinos del sur asiático.

   Y termino con Loma Linda cuyos consumidores compensarán la ausencia de carne, consumiendo cantidad de aguacates aprovechando su alto contenido nutricional y los saludables aportes que contienen. Pero, además, porque al sur del estado californiano, en los valles de San Diego y San Joaquín y alrededores, tienen las mayores plantaciones de los EE. UU. de América y fueron los inventores de la variedad Hass que es la de mayor demanda en el mundo.

   No he vuelto por aquellos pagos californianos y Loma Linda ofrece poca información publicitaria, salvo la que obtuve durante mi pequeña estancia de entonces. Supongo que los veganos turistas, cuya alimentación coincide con la de aquellos nativos se sentirán felices durante su visita y disfrutarán de una estancia sin humo, sin alcohol y sin carne y mucho deporte, que resultará de gran interés para ellos. Y por sus buenas costumbres alimenticias aquella población vive más años de lo normal y con muy buena salud, pero al límite de la pobreza, que es lo triste…

Mi reflexión personal es que, con un buen paseo cada día, sin humos, sin tabaco y sin alcohol, comiendo frutas y verduras a diario, pero tomando una vez a la semana  aunque solo sea, una buena chuleta y un vasito de vino tinto se puede soportar mejor la ancianidad.

Julián Díaz Robledo

Molvízar web

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