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Libro recomendado «POEMARIO PRIMIGENIO» de Baldomero Palomares Montero

Podrá leer el libro entero a través de este enlace «Poemario Primigenio»

PRÓLOGO PARA UN MARINERO DE LA MANCHA

Ante mí, el libro Poemario primitivo, opera prima del poeta Baldomero Palomares Montero. Lo abro, leo el primer poema y me sumerjo en un paisaje onírico, rico en matices, colores y musicalidad. Es la descripción de una otoñal naturaleza plena de sentimientos y sensaciones, envuelto todo ello en líricas metáforas que vistiendo unos versos componen un hermoso poema, Paisaje otoñal:

Las ramas de los olmos centenarios, / secas, rotas, quebradas, / yacen silenciosas en el césped, / han quedado solas, calladas, sin vida / de aquel color verde de la primavera…

El presente poemario, segundo publicado por el poeta y primero editado por Editorial Granada Club Selección, es un canto a su querida tierra, Cuenca, a la naturaleza conquense en todas sus estaciones, resaltando en especial el otoño, con versos muy bellos, empleando un lenguaje rico en léxico, elegante, en una palabra, poético, como debe ser el idioma de la poesía.

Sigo adelante, ya sumergida por completo entre las páginas del libro, y navego en un mar sereno de poemas dedicados casi todos a los paisajes de Cuenca, La Mancha, la Serranía, acertadas descripciones de un poeta enamorado de su tierra como lo es Baldomero Palomares. Véase, como muestra, este verso dedicado a la serranía conquense.

Como Venus emergida de los mares / así florece la luna en la serranía…

O esta estrofa incluida en un poema a su ciudad, Cuenca:

Vuelvo a ti, querida madre / sin navíos ni oropeles. / Anclado para siempre permanezco / en el verde paisaje perenne de los pinos. / El aire de tu sierra / alimenta mi espíritu marchito…

          O a su pueblo, Garaballa.

Y tú, Garaballa, madre de manos bravías / eres testigo todos los días / de afanes de otros lares. / y esperas con impaciencia / el aire de otros mares…

Muy bellos, asimismo, son los poemas dedicados a las estaciones del año en los que hace una perfecta descripción de cada una de ellas como en éste sobre el invierno.

Hay escarcha en la pradera / y en la cúspide de las montañas / anidan unos pocos copos de nieve… Bella metáfora. O este otro del otoño.

Los olmos desnudos / respiran para el invierno / y en su letargo eterno / se han despojado de sus hojas…

El poeta tiene fijación por los hermosos olmos del paisaje de su tierra. También canta así a la primavera:

Con olor de romero, tomillo y amapola / llegó la primavera a tu ventana. / Resurgir de besos y versos en las alamedas, / entre rosales y espigas verdes, / en el fulgor de los meses de abril y mayo…

 

Al estío, con estos inspirados versos:

Y las olas descansan bajo el sol. / Solo la playa vacía con la luz de la luna / espera otra alborada dorada / llena de rayos de sol…

Los poemas intimistas, en los que a través de ellos se deja entrever su yo, sus sentimientos y estados de ánimo, son un fiel reflejo de sí mismo, siempre envuelto en el paisaje melancólico de su querida Cuenca, como si el poeta se encontrase en su soledad  amparado con la naturaleza que lo rodea y lo protege, sintiéndose marinero entre las olas de trigo perdidas en el horizonte:

Marinero, vas haciendo / senderos en la mar / de luces al atardecer. / Y miras la luna / cuando tus redes están vacías… 

Quizá el poeta se identifica con sus versos y navega entre mares imaginarios por La Mancha buscando con sus redes poéticas algo que ansía su espíritu sensible y que aún no ha encontrado. Tal vez a un ser etéreo, cuando escribe:

Hay un halo de esperanza / en tus ojos brillantes / que me espera mañana. / Mis lágrimas son / olas vertidas en la mar / y las luces de la noche, / claros destellos de mi amor…

Como Don Quijote, quizá busca Baldo también a su Dulcinea que aún camina por las llanuras de La Mancha en las noches de luna. No la sigas buscando, Baldo; tu Dulcinea es tu amada Cuenca.

A veces, también se siente abatido y cual el hidalgo manchego, se lamenta con tristeza:

 Cabalgo en el silencio de los míos… Mis lágrimas son olas vertidas en la mar…

Esa mar imaginaria que atrae como un imán al autor del poemario y que con insistencia canta en sus versos. No en vano, en su anterior libro publicado se siente marinero de unas aguas imaginarias, con poemas abstractos, reversos de la medalla del presente.

También, este pintor de la poesía, da unas pinceladas dedicadas a su Virgen de Tejeda, Patrona de Garaballa y joya divina de la serranía, narrando el milagro que la Virgen realizó haciendo caer la lluvia sobre el campo sediento de agua:

Enciende sus plegarias a María de Tejeda / Peregrina cada septenario desde Garaballa / como joya divina de la serranía…

Cierro el libro, empapada de su poesía, y compruebo que mi espíritu se ha aislado de la realidad. Me siento relajada, serena, después de haber navegado por estos mares poéticos de Cuenca y sus paisajes, tan bien descritos por Baldomero Palomares Montero, feliz autor de este poemario.

Enhorabuena, amigo Baldo, y sigue, marinero en tierras de secano, navegando entre los mares de tus versos hasta encontrar ese puerto que anhelan tus sueños. Feliz travesía, marinero. Llevas la mejor rosa de los vientos: tu poesía.

Carmen Carrasco,

delegada nacional de poesía Granada Costa.

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