Libro recomendado «Homenaje a María Teresa Gómez-Reino»
Podrá leer el libro entero a través de este enlace «Homenaje a María Teresa Gómez-Reino»
Para todos mis queridos amigos de la magnífica Granada Costa Nacional, periódico del que soy socia desde hace trece años aproximadamente, con mucho cariño voy a explicaros mis pequeños pensamientos, aprendizajes, fracasos, estudios, dónde nací y quién me ha marcado más a lo largo de mis 73 años.
Ya sabéis que vuestra amiga Terechu Gómez-Reino Alonso escribe a título personal y soy yo la responsable de lo que digo, pues así lo siento diciendo de antemano que puede ser que todo el mundo no vea las cosas o los momentos como yo los veo. Estoy muy agradecida a la editorial que preside José Segura Haro quién me propuso la participación de este libro, que no sé si en el fondo soy merecedora, pues voy a empezar por el principio que sería el título «Castaños, Avellanos y emociones»
Mi vida en realidad es un agradecimiento porque he tenido la fortuna de vivir en el seno de una familia donde he podido ser yo, una familia donde reinaba el amor y la armonía, jamás un grito y amantes del arte y la lectura. Recuerdo a mi madre con el acordeón y a mi padre leyendo sus sentencias o sus libros; para mí la educación perfecta. Solo he conocido un abuelo, el materno, también de una gran ternura y de gran generosidad en todos los sentidos. Quedó viudo jovencísimo y se dedicó a sus cuatro hijos (la mayor mi madre, Pili, y la pequeña, mi tía Josefina, con solo siete años) y a su gran empresa.
Mis padres, Antonio Gómez-Reino y Pedreira y María Pilar Alonso Ortiz, se casaron en el 1942 habiendo sido nombrado mi padre juez de Laredo y Santoña.
Soy a segunda de cuarto hermanos, Piluqui nació en el 1943 en Burgos y el 8 de julio de 1945 nací yo también en Burgos en la calle Benito Guitiérrez número 3, la casa de mi abuelo materno, Laurentino. Lo nombro porque es un ser entrañable y único abuelo que conocí con las mejores cualidades que puede tener un ser humano: bondadoso, generoso, enormemente humilde, sencillo siendo grandioso.
Mis recuerdos son más profundos en Burgos que en Laredo ya que en Laredo solo vivimos tres años. En Burgos me bautizaron en Santa Gadea y siempre digo de broma que me marcó llamarme María Teresa del Carmen puesto que la iglesia del Carmen está a la otra orilla del río, camino de la isla y digo la iglesia del Carmen porque siempre hacía la novena con mi abuelo; Teresa porque santa Teresa para mí es la santa fuerte que se atrevió en épocas dificilísimas a ir contracorriente y por último Santa Gadea porque es iglesia de gran importancia histórica donde el rey Alfonso VI juró no haber formado parte del asesinato de su hermano.
Siempre me contó mi madre que nací el 8 de julio y pese a eso, a los 15 días ya estábamos en Anda toda la familia veraneando. Los 90 kilómetros que separan Burgos de Anda (Álava) los hacíamos con el Peugeot de mi abuelo cuya duración era de diez horas.
Como todos los que me conocen bien, Anda es parte de mi vida porque de ahí son los recuerdos que más me han marcado. La aldea de Anda me inspira paz, enseñanza, naturaleza pura, olor a trigo, diversión con mis primos, presa, baño… nunca he concebido otro veraneo que los tres meses de mi niñez y adolescencia en Anda.
De Laredo, mi padre fue destinado como juez de primera instancia e instrucción a Vitoria, ciudad en la que nació mi tercer hermano Toño en el 1947.
En estos momentos en los cuales estoy redactando este libro encontrándome en Anda, he extraído de mis escritos esta carta que creo debe de ser incluída en este momento pues mi querido hermano Toño tristemente no se encuentra entre nosotros, sino gozando de la presencia de Dios. Tenía 70 años cuando fallecío y 40 el día que la escribí y leí al final de la celebración de sus 40 años, 11 de noviembre de 1988: