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Libro recomendado «12ª Antología Poética Granada Costa Dedicada a la Poetisa Gallega Rosalía de Castro»

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PRÓLOGO ROSALÍA DE CASTRO

Pienso que para conocer con espejante entendimiento la vida y la obra de Rosalía de Castro, tendremos que partir del tremendo hecho relevante el descubrimiento de ser hija ilegítima del sacerdote, José Martínez Viejo. Este hecho y su delicada salud, que jamás mejoró, fue deshojando oscuros crisantemos por los umbrales de su impía existencia.

Si, a todo ello, añadimos las constantes penurias económicas sufridas , la muerte de su madre, María Teresa de la Cruz Castro y Abadía, sus discrepancias matrimoniales y el desenlace fatal de su última hija Valentina, que nació muerta, fueron terribles “hachazos” para su penosa situación.

No es de extrañar, que su estado anímico manifestara las adversas vivencias afectivas y emocionales de su sufrimiento, aunque, a veces, fuera recogiendo los dorados frutos de su inspiración ensoñadora. Para entender su impetuosa apuesta por la defensa de la lengua y cultura gallega, hay  que remontarse a dos acontecimientos que van a explicar el proceso de transformación de Galicia: la Constitución de 1812 y la desaparición del absolutismo monárquico de Fernando VII (1833). Expresado esto, ¿qué tipo de sociedad se encontró Rosalía?

La respuesta puede resultar sencilla: la que marcó el reinado de Isabel II.

Esta segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por la aparición del caciquismo local, el éxodo hacía las ciudades, la emigración a América y la revolución industrial, que intentó resolver los graves atrasos económicos.

El conocimiento de la obra de Martín Sarmiento y sus simpatías por el Rexurdimento, como fenómeno nacionalista, reivindicador de patrimonios culturales y lingüísticos, hizo que la jovencísima Rosalía, con inclinaciones para la música, la declamación y el dibujo, fuera evolucionando hacia la defensa de la galleguidad, en sus diferencias socioculturales.Estas inquietudes sociológicas, fueron magnificándose su relación con intelectuales de “la misma cuerda”, como Eduardo Pondal, Aurelio Aguirre, Rodríguez Seoane y Manuel Antonio Martínez Murguia, creador de la Academia Galega y realizador de esa idea surgida entre importantes escritores e intelectuales gallegos, en sus reuniones en la librería la Cova Céltica, de Santiago. Todo ello, fue fortaleciendo sus convicciones nacionalistas. Recordemos que las primeras estrofas del poema “Os pinos”, de Eduardo Pondal, componen la letra del himno gallego Y Murguía el que hizo la crítica de “la Flor”, primer poemario de Rosalía.

Posteriormente, esta motivación artística estimuló una íntima relación afectiva, que les llevó a contraer un esperanzador matrimonio, cuando Rosalía contaba 21 años.

Al año siguiente, publica la Hija del Mar. Le seguirían otras obras como: Ruinas y El Caballero de Botas Azules, una fantasía satírica que supone una ruptura con la narrativa de su tiempo, donde pone en clave la ridiculez, la hipocresía, la locura y la ignorancia que reinaba en la sociedad. Sus relaciones conyugales, llenas de turbulentas desavenencias, hizo que Rosalía pasase,alternativamente, largas temporadas con su madre, dejando a su marido en soledad.

Mas, centrémonos en la trayectoria literaria de Rosalía y su urgente análisis.

Al decir de sus críticos, su obra maestra en castellano es: “En las orillas del Sar”. Versos de tono íntimo, cargados de nocturna belleza.

Posteriormente, Rosalía fue ofreciendo rítmicos ríos de alfabetos, donde sus poemas y novelas buscaron la vidente luz de su libertad expresiva.

Rosalía tiene en común con los poetas postrománticos de su tiempo, un espíritu inconformista y la idea de que existe otro tipo de sociedad más justa y equitativa.

Lógicamente, Rosalía se acoge a estos principios redentores y transformadores, para que en sus manifestaciones líricas, entre sus angustias y adversidades, afloren bálsamos confortadores que puedan cicatrizar sus profundas heridas emocionales.

Al caer despeñado en la hondura desde la alta cima,

duras rocas quebraron sus huesos,

hirieron sus carnes agudas espinas

vino a darle su beso de muerte

cerrando en los suyos el paso a la vida

Despertáronle luego, y temblando de angustia y de miedo,

-¡Ah!, ¿por qué despertar? – preguntóse

después de haber muerto

Se “deshace” de sus miedos ocultos: miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo a la vida después de la muerte, miedo a la soledad. En este empeño, desea crear imaginativamente un mundo más bello, armónico e ilusionante.

Aunque la vida está llena de dolor, afortunadamente, hay naturaleza y música que conversan con nuestras almas. A veces, sus versos son como flores silvestres, espontáneas, con toda la frescura natural. Ahí podemos encontrar muchas respuestas a nuestras preguntas, entre sortilegios visionarios, metáforas con misterioso lenguaje dialogante, irradiando un siroco de saudades y morriñas, que conforman un mágico o conceptual corolario de temas y situaciones.

Dicen que no hablan las plantas,

ni las fuentes, ni los pájaros

ni el onda con sus rumores,

ni con su brillo los astros:

lo dicen, pero no es cierto,

pues siempre cuando yo paso de mí murmuran y exclaman:

-Ahí va la loca, soñando

Rosalía, intenta dar sentido a una “belleza espiritual” deseada, que van a tener repercusiones en sus producciones artísticas, con más intensidad y pluralidad de ideas y mayor implicación en temas sociales.

De esta forma, se puede considerar a Rosalía como una poetisa anunciadora de la modernidad, con ilusionante esperanza vivificadora, llena de musicalidad, con nuevos ritmos que alcanzan su propia alquimia-visión totalizadora, desconocidos en su época.

Sus descripciones literarias de sueños, visiones y realidades imposibles, segregan una serie de sublimes simbolismos, que sólo la sensible alma del poeta puede captar.

Yo no sé lo que busco eternamente

en la tierra, en el aire y en el cielo;

yo no sé lo que busco, pero es algo que perdí

no sé cuándo y que no encuentro

aun cuando sueñe

que invisible habita en todo cuanto toco y cuanto veo.

Ya hemos destacado su miedo a la muerte, la máxima certidumbre de la soledad infinita. Pero hay que seguir soñando. Como nos proponía Rimbaud: hay que ser rebeldes a la existencia y sumisos al ensueño. Sólo la invicta esperanza da sentido a la vida.

No importa que los sueños sean mentira,

ya que al cabo es verdad

que es venturoso el que soñando muere,

infeliz el que vive sin soñar

Hay que admitir, que pese a tener un cuerpo débil y enfermizo, Rosalía es una poetisa fuerte. Sabe que los relojes del tiempo llevan agujas como zarpas. Tiene urgencia para acuñar en los troqueles de la poesía su imaginativa y desbordante creatividad. Desprecia la vanidad y tiene el orgullo de denunciarlo.

¡ Oh, Gloria! deidad vana

cual todas las deidades

que en el orgullo humano

tienen altar y asiento

Jamás te rendí culto

jamás mi parte altiva

se inclinó de tu trono

ante tu dosel soberbio

En Rosalía, la duda y el impreciso temor alternan con una angustia radical o un desengaño escéptico. Quizás, pudo sufrir las estúpidas cornadas del desamor. Si consideramos el temor como antesala de la angustia y ese temor es a algo incierto, imprevisible o incontrolable, estaremos ante rotunda situación de desconuelo, que está latente en muchos poemas de Rosalía.

Ya duermen en su tumba las pasiones

el sueño de la nada;

El dolor de ella, inspira un respeto muy distinto a la simpatía compasiva de los airiños o de la despedida de los emigrantes.

Tengamos en cuenta, que ella es nativa de una región de la brujería y de la superstición de los Akelarres. La nostalgia, otro de los grandes temas que suele estar presente en los sentimientos de Rosalía, llama la atención el papel simbólico de los elementos que proyecta el paisaje gallego.

Sedientas las arenas,

en la playa sienten del sol los besos abrasados,

y no lejos, las ondas, siempre frescas,

ruedan pausadamente murmurando.

Pero ¿quién sabe…? Acaso luzca un día

en que, salvando misteriosos límites,

avance el mar y hasta vosotras llegue

a apagar vuestra sed inextinguible.

Si repasamos con atención “Cantares gallegos”, podemos encontrar una combinación interesante de poemas con carácter descriptivo y narrativo, enlazados con poesía intimista cívico-social, con una apasionada apología de su tierra y de su lengua, donde asume la protagonista voz del pueblo gallego.

Cantares fue un buen precedente orientativo, para lo que se puede considerar una enriquecida segunda parte: “Follas Novas”. En este nuevo título, nos encontramos a una poetisa con más “oficio”, donde piensa que la poesía es un regalo del alma. Sabe conciliar de forma excelente el ritmo de la muñeira, con el romance, la silva y la seguidilla.

Definitivamente, no es de extrañar que “Follas Novas”, se considere el compendio más significativo de Rosalía, ya que con mayor autenticidad exfolia su corazón, con una visión sombría de la existencia humana, por todas las injusticias y incomprensiones de la sociedad que la rodeaba. Da un paso adelante e Incita a enfrentarse a la opresión y a tomar la justicia por su mano.

Según manifestó el prestigioso profesor Rot Caballo, padre de la medicina psicosomática, en su interpretación psicoanalítica de los hechos que rodean la biografía de Rosalía, la ausencia de imagen paterna, pieza importante en la construcción mental-emocional del niño, para lograr su adecuada formación y desarrollo integral, convierte a la poetisa en una vagabunda espiritual, perpetuamente insatisfecha.

Paralelamente, en varios de sus poemas, Rosalía adopta una actitud moralizante, donde se cree con derecho a opinar y aconsejar sobre la verdad, la justicia. Incluso, se atreve a denunciar vicios o defectos. Utiliza su gran facilidad para construir, en muchas composiciones, frases rotundas con tono rudo.

Mujeres, en la literatura, tienen la dificultad de llegar y la facilidad de desparecer. Quiero destacar, tras este análisis personal y literario, que los sentimientos descritos por Rosalía, se hacen algo nuestro. Definitivamente, el haber conseguido conectar con el pueblo gallego y los críticos estudiosos, hace que la cosmovisión de su obra alcance un éxito añadido, para celebrarla como una poetisa universal. Como decía Camilo José Cela:” Sólo el que resiste puede ganar”. Y ella resistió.

Alfonso Monteagudo

Merendero

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