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LAS CONTRADICCIONES DEL SR. CARLES PUIGDEMONT

A estas alturas de la deriva independentistas de (Catalonia) Cataluña, empiezan a salirle al Sr. Carles Puigdemont enanos por todas partes, y los que le van a salir, que no serán pocos. Un ejemplo palmario ha sido la defenestración de uno de los consellers – en este caso, el Sr. Baiget- por poner en duda que el referéndum se vaya a realizar. Y esto es así porque, sencillamente, no es posible, y eso lo saben todos los señores y señoras del Gobierno catalán, que, en su ceguera retortijera, engañan a dos millones de catalanes, que son los que nutren el asfalto de algunas avenidas de Barcelona haciendo alarde de grandes banderas esteladas, menospreciando a la verdadera bandera catalana- ¿En qué quedamos? Servir a dos banderas y serles fiel es imposible; si se le sirve a una, a la otra se la traiciona. ¿A quién traiciona usted, Sr. Carlos Puigdemont?

            Según ustedes, sí, ustedes, los independentistas, lo avalan dos millones de  catalanes, y dicen que ello es suficiente motivo para que ustedes quieran llevar a esos catalanes hasta el borde del precipicio, porque es ahí a donde van, y, una vez que lleguen a ese punto, no hay vuelta atrás. Su soberbia llega hasta tal punto que solamente hacen de su vida un ejercicio de mentiras e insultos al resto de los otros cinco millones y medio de catalanes que quieren seguir siendo parte de España. Quieren dividir (ya está dividida) a la sociedad catalana.

            Dijo usted los otros días, en su palabrería machacona y ramplona, que el día  1  de octubre no habrá choque de trenes, ya que el tren del Estado quedará aparcado en vía muerta y su tren, el de la deriva, seguirá su curso: o es usted un iluso o su petulancia no le deja ver verdaderamente la realidad de la situación. Déjeme usted, Sr. Puigdemont, que le diga que el tren que quedará en vía muerta será el suyo y, lo peor, que ya no lo podrá poner en marcha, puesto que la soberbia de usted y su grupo de Gobierno ha momificado el motor, que solamente servirá para chatarra. Usted ha definido al Gobierno democrático de España, al que usted rechaza, y en cambio él lo protege, “del populismo más execrable”. Y Añadió usted –sin desmelenarse-: “El Estado español está dispuesto a todo para evitar el referéndum”. Y siguió: “Y todo es todo, cosas que a los que somos demócratas nos ponen los pelos de punta”. Señor Puigdemont, analice con honestidad la situación que ustedes han provocado para saber que de demócratas no tienen ustedes nada de nada, y quizás sí bastante de dictadura. No persigue la desconexión, sino la provocación, ya que solo dos millones escasos de catalanes los apoyan. Quieren imponerse a cinco millones y medio. Democracia. ¿Dónde está la democracia? Eso no es democracia, señores independentistas, eso es imposición, dividir no es de inteligentes, y ustedes han repetido hasta la sociedad “si y sí”: ¿quiere usted explicarme qué clase de democracia es esa?, por supuesto que no. ¿Lo saben ustedes?, claro que sí. Pero, sabiéndolo, siguen ustedes engañando a Cataluña, al igual que algunos políticos narcisistas e hipócritas que los apoyan pertenecientes a algunas formaciones políticas recién horneadas.

            Y, sobre todo, le hacen ustedes el juego a ERC ya que, al final, una vez que usted, Sr. Puigdemont, haya sido defenestrado, ellos quedarán limpios porque el único que aquí ha firmado ha sido usted. El segundo de a bordo de su barco encallado, el Sr. Oriol Junqueras, que es mucho más listo que usted (como de aquí a Andorra, país que muchos de sus simpatizantes conocen muy bien), saldrá reforzado, puesto que él solamente se limita a salir de cuando en cuando en la foto, dejándole todo el protagonismo a su nefasta verborrea. Incluso el Sr. Mas, a pesar de todo, quedará impune (una vez que su tren deshecho y arrinconado quede en algún hangar del olvido). Aunque sea él quien maneja los hilos de esta deriva y usted sea solamente un  muñeco articulado de una obra de teatro, es decir, un polichinela. Si tan demócratas son usted y sus acompañantes de la procesión fantasmagórica, debería darles vergüenza que su Gobierno y usted dependan de un partido tan radical como es la CUP. “Vergonnya” debería darles.

            Ustedes lo que quieren es dar un golpe de Estado, saltándose la Constitución, ¿sabe usted, Sr. Puigdemont, qué es la Constitución? No, no lo sabe, ¿verdad? Porque,  de haberla leído, como es su obligación, no intentarían hacer lo que tienen planeado.  Esa Constitución, que ustedes se pasan por los cataplines, es la que hace que cualquier ciudadano español –incluido usted- disponga de derechos, libertad y democracia para proteger a personas como usted.

            Mire, señor Puigdemont, usted y todos los independentistas se han creído todas las mentiras que han venido lanzando durante todos estos años, han querido estar sobre el bien y el mal y han ido envileciendo la política catalana. Han introducido ustedes –irresponsables- en las escuelas odio hacia el resto de España, la suya mal que le pese. Son ustedes unos hipócritas, pues inculcan en la población lo que no creen, esa hipotética creación de una república catalana, cuyo presidente sería… ¿usted, o el señor Mas? ¡Ninguno de ustedes le llegan en sabiduría política y democracia al Sr. Tarradellas! La deriva pastelera que siguen quizás solamente sirva para hacer “caganet” para Pascua. Son ustedes unos ilusos, eso sí, retorcidos y embusteros, que un día a esas mismas personas a las que están ustedes engañando les pedirán responsabilidad.

            Mire por dónde, ahora ya han olvidado la cansina acusación de “España nos roba”. El montaje sobre la independencia de dos millones de catalanes les cuesta muchos millones de euros, que roban a los otros cinco millones y medio de catalanes que no quieren la independencia, eso sí, Sr. Puigdemont, a eso si les están robando, y, por supuesto, les están robando a todos los españoles. Sé que no me va hacer caso (a mí, un españolito de a pie): lo mejor que pueden hacer es que todo el dinero que van a gastar en balde, en ese utópico referéndum, lo inviertan en asuntos sociales y en  ayudar a las capas de ciudadanos más desfavorecidas. Su proyecto no tiene ningún recorrido posible de éxito. Su deseo empieza y acaba en una parodia digna de figurar en el libro inmortal de Cervantes, es decir, el Quijote.

            ¿Qué hará usted cuando los Mossos d´Escuadra, por orden del Ministerio del Interior, le ordene retirar las urnas? ¿Pagarán los independentistas el costo de esas urnas? ¿Habrá choque de trenes? ¡No!, porque su tren, señores independentistas, no saldrá de ninguna estación, porque esa estación no existe para ustedes.

            España dispone de todos los elementos legales y democráticos para llevarlos a los tribunales y que sean todos ustedes juzgados, y en esa condena –a ver si sucede alguna vez- devuelvan todos ustedes los cientos de millones que se han gastado en engordar esa deriva independentista, chabacana, fomentada por algunos de los corruptos, ladrones y sinvergüenzas que nutren las filas de su partido. Me pregunto: ¿qué nombre le pondrán ustedes a un nuevo refundado partido (y van…)?, porque eso de Partido Democrático de Cataluña ya no tienen sentido, ya que la democracia se la han pasado ustedes por el forro de la chaqueta o del “barret”.

            Señores independentistas, cuando el Sr. Puigdemont, exalcalde de Gerona, al ser nombrado presidente de Cataluña con la chaqueta sucia que había dejado el Sr. Mas, dio un año de plazo para la desconexión de España. Se ha cumplido esa fecha y de dicha desconexión nada de nada, y no ha sucedido porque nada hay que desconectar. Mire usted, Sr. Puigdemont, aunque yo no estoy de acuerdo con la forma de actuar del Sr. Rajoy, con la Constitución en la mano, hubiese hecho ya uso del artículo 155, pero, por otro lado, el presidente de España –sí, el suyo también, faltaría más- está usando la sabiduría en dar respuesta a sus veleidades, con moderación y proporcionalidad. Choque de trenes, nada de nada. Cataluña necesita al resto de España y el resto de España a Cataluña- ¡Y VISCA EL BARÇA! ¡Han!, Andorra sigue estando cerca de Cataluña y, mire por dónde, de España. El dinero, en fin…

 

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca

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