La vida de la música con o sin cuerda, a gusto del consumidor
En un principio, quiero dar las gracias a toda persona que me ha seguido en la valoración y opinión crítica de los sucesos políticos que he ido comentando a lo largo de casi diez años. Todo comienza y todo acaba, son ciclos que conforman nuestro periplo o camino en la vida. Es verdad que tomar decisiones de cambio en lo que hacemos no es fácil; siempre digo que una cosa es pensarlo y otra hacerlo bien porque nos cierran puertas bien porque nos abren otras. Mi sello filosófico y reivindicativo está a la vista e impregna todos mis quehaceres artísticos o vitales en los ámbitos en los que creo que puedo aportar algo como son en el educativo, el sociopolítico, el de animación sociocultural y el de cualquier género literario. Aunque eso no quita que los caminos se abandonen del todo porque el viaje de nuestra vida nos lleva siempre con la mochila a cuestas. Yo estoy emprendiendo y explorando nuevas rutas, y la principal ahora es la musical. Por cierto, muy significativa, porque por ejemplo mi labor poética se inició y apostó por el acompañamiento musical cada vez más claro en el sentido de mi creatividad. Desde aquí quiero agradecer a todos los cantantes que han puesto voz a mis poesías. Veinte de mis poemas han sido musicados ya, pues sin su colaboración no hubiese sido posible; la mayoría de ellos son grandes Cantautores: el murciano Andrés Giménez, los sexitanos Anaví Fernández, los pianistas Pedro Hernández, Antonio García, y el sevillano Manuel Herrera. El compositor de prestigio nacional Paco Damas que también ha musicado a poetas universales; pero sobretodo quiero hacer un reconocimiento especial al cantautor lojeño Antonio Gómez de “Sopa de Ganso” y de varias bandas de música Pop porque ha musicado muchos de mis poemas con gran cariño y profesionalidad ya que ha hecho disfrutar de mis letras a mi familia(pienso en mis hermanos y especialmente en mi hermano Ricardo) y sobre todo a mis seres queridos en el sentido más amplio de la palabra; a Mercedes Prieto por creer en mis canciones y aportar melodías y audiovisuales sobre mi poesía. También fue especial la voz y música de Mª Ángeles Garciolo que aportó a una de mis poesías más sentidas, que dediqué a mi madre. Ahora también agradezco la generosidad y confianza de la mano del gran Guitarrista “Miguel de Carmen” que me ha acompañado y sigue acompañándome actualmente, igual que el talento de la voz prodigiosa de la Cantante sexitana “Kika”, que quiero resaltar por cómo transmite los mensajes de mis poemas en sus canciones. Así pues quiero dar las gracias desde aquí a todos ellos. En definitiva, mi intención no ha sido otra que cambiar y mejorar el mundo con mis letras y escritos, hacerlo más justo desde mis reflexiones, mantener un diálogo para buscar la justicia, pues el dolor de los demás me hiere, al menos he pretendido testimoniar la privación o vulneración de los derechos o dignidad humana, porque no puedo mirar para otro lado, y he querido concienciar sobre la necesidad de un compromiso con los más vulnerables. Mi lucha no es otra que contra los que abusan de poder; por eso no puedo guardar silencio y dejar de denunciar lo cruel de la realidad, pues callar nos convertiría en cómplices. Como diría W Shakespeare “El sabio no se sienta para lamentarse, sino que trabaja alegremente en su tarea de reparar el daño hecho.” Aunque ni yo soy sabio sino aprendiz, intento concienciar cuando no emocionar dentro de mis posibilidades. El caso es que mis gustos por los ritmos tienen preferencia en estos momentos, ya que la percusión era y sigue siendo una pasión sin desarrollarse en mi vida. Por lo que mermaba ser una persona libre a lo largo y ancho de mis días. Pues la rutina a veces se convierte en acciones y reacciones mecánicas, que se realizan con la conciencia manipulada o adormecida. Manuel Vicent lo explicaba muy bien en un artículo que decía que cualquier conductor ha pasado por esta experiencia. Durante un largo viaje en coche uno puede conducir muchos kilómetros desde el subconsciente. De pronto, como si despertara de un sueño y volviera a la realidad, el conductor cae en la cuenta de que está a punto de llegar a su destino sin haber reparado en algunas ciudades que ha dejado atrás. Pese a esta falta de conciencia el conductor ha cumplido con todas las normas de circulación, mientras su pensamiento estaba en otra parte. Este símil viene muy bien para darnos cuenta de que debemos parar en nuestro trayecto y ver el fin que perseguimos con nuestro viaje. Entonces, preguntarnos: ¿Qué puede hacer uno para darle otro sentido o cambiar de orientación en el viaje de la vida? Uno tiene cierta edad. Uno vive más o menos preocupado por los problemas de una sociedad egocéntrica de intereses y postureo de sus gentes. Lo que lee, escucha o ve en la información de cualquier medio de comunicación, y hoy sobre todo en la pantalla digital de las redes sociales, le influye más o menos. Pero no deja de ser eso: algo externo. Uno se impresiona mejor o peor como se puede impresionar cuando se deja llevar por lo que les ocurre a los demás. Uno no se da cuenta o se da cuenta demasiado tarde de lo que quiere en la selección de las noticias que quiere escuchar y reparar en compartir, o en estar pendiente que los demás estén pendientes de nosotros, uno visibiliza o invisibiliza lo que está entre la realidad y la ficción, priorizando ésta última. Pero resulta que uno se va dando cuenta de que la ya falta de comunicación se ha vuelto intransitable por la falta de compromiso y de mentiras que se creen como verdad. Es la respuesta que nos dan a uno evasivamente, como si la realidad de lo que verdaderamente importa no fuera con ellos (piénsese en la respuesta política cínica que intenta justificarse ante los desmanes de la convivencia y desarrollo sostenible en cuanto a la paz social y laboral que estamos viviendo hoy en día: traducido en el despotismo y nepotismo). La situación se repite vivimos ante el engaño continuo y ante todo tiene un precio. Cada día más ruido pero más soledad. Cada día más incivismo y más corrupción. Cada día la calle más atestada de males y de guerras como diría Cervantes. En definitiva, uno está convencido de que para ser mejor persona, tiene que quererse más a sí mismo. No les debemos nada a nadie y los que nos pagan, lo hacen por nuestro trabajo. En ésta y a partir de mañana, mis ojos se abrirán a las ilusiones, se apartarán de la visión triste que atravesó mi camino para instalarse en mí la esperanza, gestionando nuestras emociones a través de nuestra inteligencia emocional, como refuerzo de autoconfianza; anunciando que más allá de esa tristeza habrá una paleta llena de música y de colores llamada Vida. Juzguen ustedes.