LA PINTORA PEPA CORTÉS EXPONE EN LA CASA DE LA CONDESA EN MOTRIL
En los salones de esa casa de noble estirpe que es la CASA DE LA CONDESA de Motril, que los motrileños han sabido darle aún más nobleza al convertirla en sede de la cultura y del arte, la pintora Pepa Cortés expone su obra por segunda vez en Motril, prueba evidente de que su primera exposición fue un éxito. El concejal de cultura Francisco Ruiz, que abrió el acto dijo que aquel centro siempre tendría las puertas abiertas para toda clase de personas que quisieran desarrollar su actividad cultural o artística.
La pintura de Pepa responde a un concepto vitalista que sin saberlo y tampoco pretenderlo mezcla la filosofía, el sentimiento y las emociones, pero sin deseo consciente de trascendencia. Es sencillamente la expresión de su experiencia personal y sin etiquetas. Su pintura es sólo pintura, que es un paisaje, una marina, un bodegón, una flor, y desde hace tres años el retrato.
Lo que distingue el talento artístico de Pepa Cortés es su sabia sencillez y su perfecta armonía y su mecanismo de creación artística es emoción, es sentimiento, es la inspiración. “La inspiración siempre me pilla pintando, son impulsos inconscientes que inmediatamente le pongo color”, dice ella. Lleva toda la razón, si las fuerzas sentimentales y emocionales se atrofian el ser humano pierde su creatividad, nada más cierto.
En Pepa se cumple la relación directa que existe entre el carácter, la personalidad en toda clase de actividades, sean de trabajo, de arte, de relaciones, de su actitud ante la vida o de lo que sea. La biografía de Pepa lo confirma, que es una mujer vitalista, llena de energía, de entusiasmo y de coraje. Nació en Fuente Vaqueros, ha trabajado en el campo haciendo toda clase de labores, ha sido cocinera en un restaurante en Mallorca durante muchos años, ha sido gobernanta en el hotel Dupont en Suiza, y también en Barcelona; ha criado cuatro hijos…y todo esto en una época difícil. ¿De dónde sacaba el tiempo y ganas para pintar? Ella lo explica así:” es cuestión de organización y sobre todo quitarle horas a la cama, al sueño, a la televisión y a otras muchas cosas inútiles; en cuanto a las ganas de pintar nunca las he perdido así que no tengo que buscarlas; el pintar me sirve de estímulo y de descanso, es en cierta manera de engañar el trabajo físico y la fatiga”.
El denominador común que caracteriza a todas las aspiraciones humanas es la búsqueda de la felicidad, pues bien para Pepa todos los trabajos que ha realizado no son otra cosa que una serie continuada de actos creadores. Han sido y son el medio para alcanzar la felicidad tan deseada de todos.. Por eso para Pepa pintar es una necesidad vital, una lucha por la expresión, para dar salida a los sentimientos y emociones. Esto es lo que constituye el placer que le reporta la pintura.
Le pregunto si su afición a la pintura es una vocación tardía de jubilado como los que han aparecido los últimos años como ocurre también con los poetas. Lanza una sonrisa burlona y me dice que su afición por la pintura viene de muy lejos, desde niña, allá en su pueblo su distracción favorita era pintar con lápices de colores aquellos de marca “Alpìno”, y manifiesta un gran cariño, respeto y agradecimiento por sus maestros: Rachid Ambalí, Jordi Poquet, José Viu, Dolores Comas y el último el motrileño Ángel Montero que es su maestro en el retrato.
En cuanto a su temática, se atreve con todo, pero se expresa mejor en el paisaje y las marinas. El porqué es sencillo, como amante de la naturaleza siempre está en contacto con ella, lo puede confirmar su marido Pepe, “el granaíno” cantaor de flamenco, que es su apoyo, su amor y su mejor admirador, que se ve obligado a llevarla al campo para mirar los paisajes de amapolas, margaritas y los pinos que se miran en el mar. Mirar, mirar y prender en su retina los colores y la luz. Con cuánta razón decía el pintor Jorge Bascones que un pintor era un hombre que sabe mirar. “ Y cuando se sabe mirar lo inmediato es ponerse a pintar, escribir o soñar”.
El doctor José Jaime Capel que presentó el acto dijo: Aproximarse a la producción última de Pepa Cortés, supone descubrir una pintura para que el arte no suponga tanto un medio en sí mismo, como una forma de comprender, profundizar y atrapar la realidad más inmediata, y por ello mismo difícil de experimentar en su plenitud.
Respecto a su última faceta, el retrato, baste decir que en sus retratos no solamente pinta el parecido físico sino que pinta también el alma, de ahí la expresión de vida que tienen sus retratos; y si creemos lo que dijo Óscar Wilde que “todo retrato que se pinta con el alma es un retrato, no del modelo si no del artista”. Conociendo a Pepa Cortés con toda seguridad así es.
En definitiva, si el mérito más importante de una pintura es el de ser una fiesta para la vista, esta exposición es una fiesta.
ROGELIO BUSTOS ALMENDROS