LA MUJER EN EL ARTE
Desnudar a una mujer o quitarle los pétalos a una flor es llegar hasta la puerta de los sentidos. Con ella puede el artista olvidar por completo lo que es una línea recta y naufragar en un mar ondulado de luces y sombras
Se han escrito miles de tratados sobre la mujer y muy pocos sobre el varón. Pues la mujer aparece no sólo como el otro sexo, sino como un ser idealizado, misterioso e incluso despreciado por una sociedad que en otras épocas consideraba al hombre superior; siendo valoradas como normales las características masculinas frente a las femeninas. Hoy, felizmente, estas diferencias se han atenuado gracias a la lucha de la mujer por situarse en el lugar que le corresponde en la sociedad, aunque haya tenido que recorrer un camino largo y tortuoso. También tenemos más instrumentos para poder hacerlo, entre ellos los que nos ofrecen la biología, la caracterología, la psicología y hasta la filosofía de la existencia.
Hay que tener en cuenta los vaivenes de la Historia que nunca es un camino rectilíneo, así como distintos momentos en la civilización en que las mujeres llegan a acceder a cierto poder. Por ejemplo a mediados del siglo XVIII se reconoció la inteligencia de las mujeres que van a desarrollar una actividad intelectual y creativa importante a través de cartas, salones y mecenazgos. Quiero resaltar la importancia y la revolución que representó el nacimiento “del Salón” primero, en Italia y más tarde lo imitarían en Francia.
Fue la marquesa de Mantua, Isabel de Este, gentildonna por excelencia, bella y graciosa, espiritual y cultivada, abierta al arte y a la literatura que en pleno Renacimiento italiano, crea el arte de la conversación donde su tarea consiste en saber representar y entretener; intercambiar ideas con personajes cultivados de la alta sociedad. A sus fiestas asistían los intelectuales, hombres de leyes, poetas, artistas, etc. Aquí era donde se recogía el mensaje de la cultura refinada, es decir, saber armonizar entre la palabra, la belleza y la gracia.
Un siglo después, en la corte francesa, empieza a ponerse de moda Italia, donde la belleza y la elegancia es ahora un ideal de vida. En los Salones se habla de las novedades de la corte y de la ciudad, se analizan los sentimientos del amor en la literatura, se crea un nuevo estilo de lenguaje culto y refinado que permite a las damas de la sociedad acceder a las elevadas esferas. Los Salones estaban dirigidos por mujeres; eran un ejemplo para todo el país del refinamiento y del buen gusto.
Con la liberación social y política de la mujer a principios del siglo XX, su acceso a las profesiones artísticas se hace imparable aunque también dificultoso. La mujer se abre camino dedicándose a la literatura, a la pintura, a la fotografía, y al arte en general. Son muchas las pintoras que han destacado en Francia, Inglaterra, España, Méjico y EE.UU. Pero una de las más famosas fue Frida Khalo, pintora singular tanto por su estilo, por su forma de vida, por su matrimonio con el pintor Diego Rivera, por su turbulenta vida privada que era conocida por todos, etc. También sobresalieron las españolas, Maruja Mallo y Remedios Varo, Lola Álvarez Bravo (fotógrafa), María Izquierdo, Margarita Manso, Leonora Carrington, Alice Rahon, entre otras.
En la literatura tenemos a Concha Espina, Rosalía de Castro, Cecilia Böhl de Faber, Dª Emilia Pardo Bazán, Sor Juana Inés, Juana de Ibarbouru, Santa Teresa de Jesús, Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Mª Teresa León, etc. Mujeres famosas de gran valía y muchas más que o no han sido reconocidas en su época o han sido olvidadas.
Ahora nos preguntamos por qué queremos recuperarlas del pasado. Mujeres historiadoras y especialmente las historiadoras de arte feminista de la escuela anglo-norteamericana se preguntan por qué no hay grandes artistas que sean mujeres. Muchas de ellas no encontraban su lugar en el panorama del mundo del mercado del arte (galería, museo, marchante, las tendencias o modas…) La mujer artista ha tenido que luchar para la difusión y el conocimiento de su obra.
“La mujer pinta sus obras con auténtica identidad femenina”.
En la creación artística de la mujer hay una serie de rasgos que se repiten con mucha frecuencia como son: un deseo de expresar lo personal, la importancia del tema o fondo sobre la forma, relación entre arte y experiencia cotidiana como fuente de inspiración, relación entre arte y naturaleza, una búsqueda de lo femenino, etc.
Todos estos puntos están dentro de una línea voluntariamente individual e intencionada por la mujer artista. Se ha llegado a creer el tópico que la idea de la creatividad femenina es más intuitiva y la del hombre es más analítica. Hay otras muchas temáticas interesantes que han ido surgiendo gracias a la nueva concepción del arte y del artista. La cuestión está en comprender que el arte tiene una función vital porque la vida es imposible sin arte, es el alimento del espíritu.
Finalmente, es importante reconocer que las artistas feministas han abierto una vía de conciencia a la condición de mujer. La historia de la mujer artista ha sido una realidad callada dentro del sistema cultural.
Aurora Fernández Gómez