La lluvia en Vitoria

En Vitoria la lluvia
sabe llover.
Y lo hace con la despaciosidad
del amante experimentado.
Es como el candor de una señorita,
de las de miriñaque,
que diera su primer beso de amor.
Llueve sin prisa,
con el ritmo fractal del conjunto de Cantor,
geométricamente disoluta.
Tan fina es su calidez
que podría respirarse,
en un inhalar y exhalar
de la esencia de la ciudad.
De tal forma nos recibe
a los poetak maiatzean[1],
porque nos envuelve,
nos arropa y fecunda.
Ya, y para siempre
formarás parte de Gasteiz.
Pedro Ruiz Hidalgo
[1] «Poetas en mayo» en euskera.
