La Cistitis y la Infección del Tracto Urinario (ITU)
¿Te has detenido alguna vez en pensar lo que significa verdaderamente la palabra cistitis? Aquí tienes la respuesta: la cistitis es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria, con infección o sin ella. Etimológicamente, como todos los términos médicos acabados en «-itis», hace referencia a la inflamación de un órgano, en este caso la vejiga.
Un término más global, y que engloba al anterior, es el de Infección del Tracto Urinario (ITU). La ITU consiste en la colonización y multiplicación microbiana, habitualmente bacteriana, a lo largo del trayecto del tracto urinario. Se denomina pielonefritis si afecta al riñón y a la pelvis renal, cistitis si implica a la vejiga, uretritis si afecta a la uretra y prostatitis si la infección se localiza en la próstata.
Pero antes de continuar es preciso que demos un pequeño repaso a la anatomía del sistema urinario. Éste se compone fundamentalmente de dos partes, que son: 1. Los órganos secretores: los riñones, que producen la orina y desempeñan otras funciones. 2. La vía excretora, que recoge la orina para expulsarla al exterior. La vía excretora está formada por un conjunto de conductos, que son: 2.1. Los uréteres, que conducen la orina desde los riñones hasta la vejiga urinaria. 2.2. La vejiga urinaria es una bolsa muscular y elástica en la que se acumula la orina antes de ser expulsada al exterior. En el extremo inferior tiene un músculo circular llamado esfínter, que se abre y se cierra para controlar la micción (el acto de orinar). 2.3. La uretra es un conducto que transporta la orina desde la vejiga hasta el exterior. En su parte inferior presenta el esfínter uretral, gracias al cual se puede resistir el deseo de orinar.
Así pues, las Infecciones del Tracto Urinario (ITU) se pueden clasificar en: ITU inferior (si la infección está localizada únicamente en el tracto urinario inferior: en la uretra o en la vejiga), y en ITU superior (si la infección alcanza el tracto urinario superior, es decir: los uréteres o los riñones).
¿Por qué hemos dicho primero ITU inferior y después ITU superior? Es fácil: porque la mayoría de las infecciones del tracto urinario se van a producir por vía ascendente, es decir, las bacterias ascenderán desde los genitales externos hasta la uretra. A continuación, alcanzarán la vejiga. Pero su escalada puede no detenerse ahí, sino seguir en su empeño y llegar a los uréteres. A través de éstos, si persisten en su ascenso, pueden alcanzar los riñones, produciendo la llamada pielonefritis, que ya se considera una infección más grave, y con la que se deben tomar medidas más estrictas por el mayor riesgo de complicaciones.
Una curiosidad que posiblemente no hayas pensado antes es la siguiente: ¿sabes por qué son más frecuentes las infecciones del tracto urinario en las mujeres que en los hombres? La solución a este enigma es fácil. La cuestión es básicamente anatómica. La uretra, el conducto final por el que sale la orina al exterior, es más corta y ancha en la mujer, lo cual va a facilitar a las bacterias su ascenso: «el túnel es ancho y tiene poco recorrido». En cambio, en el hombre la uretra es mucho más larga y estrecha. Basta con pensar que la uretra, que va desde la vejiga hasta el exterior, en el hombre tiene que recorrer el trayecto del pene, lo cual ocasiona inevitablemente que ésta tenga que tener más longitud que en la mujer. De este modo, en el hombre las bacterias encuentran un camino mucho más estrecho y más largo en su ascenso, lo cual les dificulta la llegada a la meta: la vejiga.
¿Sabes cuáles son las bacterias que producen infecciones del tracto urinario con más frecuencia? En España, la más frecuente en mujeres de 18 a 65 años de edad es la Escherichia Coli (produciendo casi el 80% de los casos). Le siguen en frecuencia el Staphylococcus Saprophyticus (4,4%), Proteus Mirabilis (4,3%), Enterococcus Faecalis (3,2%) y Klebsiella Pneumoniae (2,3%). Asimismo, debemos destacar que la mayoría de las ITU son producidas por microorganismos que proceden de la zona anal y del colon (enterobacterias).
¿Qué medidas se pueden tomar para prevenir la aparición de cistitis? Este apartado resulta de vital importancia. A continuación, pasamos a enumerarlas una a una:
- La higiene íntima es muy importante para prevenir determinadas infecciones, pero se debe tener cuidado con el exceso de limpieza y con los productos que se utilicen. Esta limpieza ha de realizarse antes y después de mantener relaciones sexuales con el objeto de impedir el traspaso de bacterias. El uso de un jabón neutro y agua, así como un correcto secado deben ser suficientes. Es importante lavarse de delante hacia atrás, para evitar la contaminación, y secar en la misma dirección. El 80% de las bacterias que provocan infecciones urinarias provienen de las heces. Además, es preferible ducharse a bañarse. La razón es que el agua de la ducha fluye de forma constante, arrastrando así las posibles bacterias de la bañera. No deben realizarse duchas vaginales. Los especialistas las desaconsejan porque una entrada directa de agua en la zona no implica una limpieza mejor, y puede traducirse en una modificación del pH de las paredes vaginales, lo que facilita la proliferación de bacterias. Del mismo modo, es fundamental que, después de orinar, la limpieza se haga de adelante hacia atrás, pues si se hace al revés se corre el riesgo de desarrollar una infección o de agravarla.
- Es importante orinar antes y después del acto sexual, aunque no se tengan apenas ganas, porque así se elimina cualquier germen que pueda estar presente en la vagina y se impide su ascenso a la vejiga. Por el mismo motivo se recomienda orinar cada 2 ó 3 horas, pues las bacterias tienden a proliferar cuando la orina permanece en la vejiga mucho tiempo.
- Conviene prestar especial atención a la ropa interior, pues, si es demasiado ajustada o de un tejido no transpirable, puede provocar una subida de la temperatura y de la humedad de la zona, dos factores que propician la acumulación de bacterias. Se recomienda usar ropa interior de algodón. Evitar el empleo de salvaslips a diario, ya que limitan la transpiración de la piel y favorecen la humedad de la zona.
- Los anticonceptivos orales a base de hormonas provocan cambios en el ciclo menstrual y alteraciones de la mucosa vesical, que pueden facilitar el desarrollo de infecciones. El uso del diafragma ( es un aro metálico flexible con una membrana de látex, que se inserta en la vagina e impide el paso de los espermatozoides hacia el útero en el coito) también puede suponer un factor de riesgo, dado que presiona la uretra y dificulta el vaciado de la vejiga. Por otro lado, también existen preservativos que pueden provocar esos cambios que propician su aparición.
- Un desequilibrio hormonal, como el que sucede durante el embarazo o la menopausia, puede hacer más sensibles y frágiles las mucosas vaginales y uretrales.
- Si la lubricación de la mujer es insuficiente la piel de la vagina se puede irritar o sufrir pequeñas abrasiones, lo que fomenta el crecimiento de bacterias. En estos casos, y sobre todo si se mantienen relaciones sexuales durante períodos prolongados, conviene utilizar un lubricante adicional, preferiblemente de componentes naturales, para proteger o prevenir la irritación de la uretra durante el coito. Sin embargo, conviene limitar el uso de espermicidas, ya que pueden incrementar el crecimiento de bacterias en la vagina. Igualmente, el empleo de preservativos lubricados puede causar irritación de las paredes de la vagina.
- Las mujeres que sufren episodios repetidos de cistitis deben tener especial cuidado a la hora de mantener relaciones sexuales frecuentes, ya que éstas pueden favorecer su desarrollo.
- La deshidratación es uno de los principales desencadenantes de las infecciones del tracto urinario, por lo que es importante ingerir al menos un litro y medio de agua al día. Así, se eliminarán de forma más rápida las bacterias que se encuentren en el aparato urinario.
- Al mismo tiempo, se deben evitar excitantes (alcohol, cafeína y tabaco) y bebidas carbonatadas.
- Evitar el estreñimiento, pues dificulta la expulsión de bacterias y gérmenes próximos a la vejiga, que pueden colonizar el tracto urinario y derivar en infección.
- La alimentación también puede resultar clave a la hora de prevenir la cistitis. Se ha de seguir una dieta equilibrada que incluya todo tipo de nutrientes. Una ingesta diaria de frutas y verduras, como el nabo o el apio y, sobre todo, aquellas de hoja verde, como las espinacas o las acelgas, pues tienen un alto contenido en agua, ayuda a depurar el organismo. Del mismo modo, hay que tener en cuenta el aporte de cereales y productos integrales, es decir, alimentos ricos en fibra, ya que van a facilitar la regulación del tránsito intestinal. Igualmente, se han de evitar las comidas preparadas, azúcares refinados y grasas.
En el próximo artículo seguiremos exponiendo otros aspectos importantes sobre la infección del tracto urinario: veremos las principales causas de cistitis, la clínica de la misma, las propiedades antibacterianas del arándano rojo americano, los conceptos de cistitis intersticial y de vulvovaginitis atrófica, así como el tratamiento propiamente dicho de la cistitis.
Juan Gustavo Benítez Molina
Málaga
Muchas gracias por la informa. Me a encantado leerlo merece la pena. Enhorabuena..