JULIÁN DÍAZ ROBLEDO, UN CABALLERO CRISTIANO ESPAÑOL

                                                            Toda la grandeza de este mundo

                                                               no vale lo que un buen amigo

                                                                                              (Voltaire)

   Hace unos días me encontré en la calle con un antiguo compañero del seminario. Después de los saludos habituales me dijo que escribiera algo sobre Nicasio, porque había muerto quería hacerle él y unos cuantos más un pequeño homenaje por haber sido un sacerdote ejemplar durante toda su vida. Pensaban edita un libro con su biografía.

     Este sacerdote ejemplar, que llamamos Nicasio fue uno de los nueve seminaristas que fueron ordenados sacerdotes de los 75 que empezamos en el primer curso. Los recuerdos que tengo de él son que era cumplidor con las normas y del severo reglamento hasta la desesperación; aguantaba las bromas pesadas hasta parecer masoquista; generoso, compasivo y servicial hasta parecer, si no tonto, sí algo simplón, y por eso lo teníamos todos. Pero no era nada del cartel que le habíamos colgado, es que ya, desde niño estaba dotado de unos valores, de unas virtudes que los demás niños no alcanzábamos a ver.

   Nicasio, ya sacerdote, pasó un año por las parroquias de Granada y algunas de la provincia. Después se fue de misionero a Hispanoamérica, y allí permaneció durante 50 años como cura, como santo y como héroe, pues así era considerado por su labor evangélica. Después de 50 años por aquellas tierras volvió a Granada ya agotado, pero no vencido y continuó con su misión sacerdotal hasta el final.

   Cuando me despedí de mi antiguo compañero me fui pensando en Nicasio y me pregunté: ¿Por qué no se le hizo este homenaje cuando estaba vivo que hubiera servido de ejemplo, de satisfacción a su familia, amigos, incluso de orgullo para el pueblo donde nació?

     Al llegar a casa sonó el teléfono, era mi amigo Julián que quería saludarme y al mismo tiempo darme la triste noticia de que el día anterior le habían dado sepultura a su hermano. Tardé en reaccionar pensando en su dolor, pues hacia poco tiempo que había muerto  una de sus hermanas y, sé, que todos se llevan muy bien, se quieren y están muy unidos, aunque cada uno vive su propia vida con su familia. Por eso sé que la pérdida de este hermano le había causado un dolor inmenso. Cuando reaccioné no le dije palabras de consuelo porque no existen; en estos casos suelo seguir los consejos evangélicos: “Si ves a tu hermano, a tu amigo llorar, no intentes consolarle con prudentes palabras. Llora con él”. Esto fue lo que hice. Han sido dos golpes seguidos muy duros, a pesar de que sabemos que la muerte es el final de la vida.

   Con Julián me une una amistad que se extiende en el tiempo a más de 40 años, que se ha ido fortaleciendo cada vez más, porque desde el primer momento la fidelidad, el respeto mutuo, la afinidad de sentimientos, las aficiones similares, y otras muchas cosas más, han sido el lazo, la piedra de toque de nuestra amistad de la que me siento inmensamente honrado.

Julián Díaz Robledo

    Séneca en sus cartas a Lucilio dice: “Si contemplas a un hombre impertérrito ante los peligros, intacto a la acción de los apetitos, feliz en las adversidades, sereno entre la tempestad que mira a los hombres desde lo alto, ¿No te sentirás transido de veneración? Así es, admiro a Julián por su

FORTALEZA.- Sé que su vida no ha sido un paseo triunfal, ha tenido que superar duras y dolorosas pruebas físicas, materiales, espirituales y esas, que siempre dejan cicatrices, las del alma, poniendo a prueba sus fuerzas, siempre vencedoras. Lo mismo que le decía Séneca a su amigo Lucilio: “La fortuna te ha tenido muchas veces bajo su pie, y que tú, a pesar de todo, no te diste por vencido, antes bien, de un salto, volviste a levantarte y te opusiste otra vez con redoblada valentía: a fuerza de golpes crece en gran manera la virtud”.

EMPRESARIO.- Hay quien se adapta al ámbito natural en el que nació y se queda en su pueblo, en su ciudad  o en su país, pero hay otros que lo quieren más amplio y se hace universal. Éste es el caso de Julián, que nació en el ámbito de una empresa familiar en Madrid y allí empezó como si ya estuviera predestinado, pero la calidad y extensión del destino depende en gran medida de aquel que se lo hace, o dicho más claro, del que se lo gana. Julián ha sido capaz de llenar su ámbito profesional y personal a la medida de sus deseos: triunfar como EMPRESARIO, que es también victoria personal, pero no a nivel local sino por todos los países del mundo, es decir, universal.

No suele hablar de la empresa si no le saca otro el tema, porque todos quieren saber cómo se puede triunfar en la empresa, pero sólo desde la riqueza o el poder, y él no va por ese camino, porque su triunfo como empresario lo toma como acto creativo, arte, inteligencia, trabajo, riesgo y decisión.

     El gran triunfador de la empresa norteamericana LEE IACOCCA dijo: “La palabra clave del buen empresario es resolución. Se puede disponer de los ordenadores más sofisticados con todas las gráficas y estadísticas que quiera, pero a la postre uno tiene que aglutinar todo el cúmulo de información, fijar un calendario y actuar.

SABIDURÍA.-  Le admiro por el conocimiento y amor que le tiene a los árboles, las frutas y las flores, conocimiento que ha dejado para la posteridad en sus libros que son verdaderos tratados de botánica, únicos, que por su estilo , originalidad y belleza pasarán a estar entre los famosos como lo son el Naturalista sueco LINNEO y el Naturalista español CELESTINO MUTIS. El famoso periodista y escritor D. Alfredo Amestoy supo apreciar este conocimiento plasmado en sus bellos libros y los definió como “lecciones de Biología, de Botánica y de vida”. Y es verdad, porque Julián tiene la facultad de añadir dimensión, belleza, amenidad y vida en todo aquello en lo que él interviene, pero especialmente cuando se trata de árboles, flores y frutas, a los que da color, olor, sabor y belleza. Es sencillamente la expresión involuntaria de su personalidad, y por eso admiro también en Julián al gran ESCRITOR. Este saber lo supo apreciar el periódico Granada Costa cuando lo nombró director en el que permaneció durante tres años.

VIAJERO.- Magallanes y Sebastián Elcano dieron una vuelta al mundo, y ciertamente se reconocen como héroes. Julián ha dado la vuelta al mundo 18 veces según el registro contabilizado de su secretaria. Unos por razones de trabajo de sus empresas, otros, por razones de las numerosas conferencias que ha dado por todo el mundo, otros, por conocer los árboles y sus frutas en los lugares donde se cultivan, y muchos por el simple hecho de viajar y conocer lugares, por placer, y siempre con los cinco sentidos atentos.

Viajar, viajar, ¿Acaso no es el sueño de todos? Julián ha podido hacer realidad ese sueño. Otro motivo de mi admiración.

NOBLE SENCILLEZ.- Julián ha frecuentado el trato y compartido mesa con altos ejecutivos, con jefes de gobierno, con príncipes y reyes, sin embargo, jamás ha demostrado ni disgusto ni desdén alguno cuando ha tenido que bajar al estrato social más humilde. Quien no se ha envanecido por estar con reyes no siente humillación por estar sentado a la mesa con el más humilde de los campesinos, Por ese motivo jamás hizo ostentación de las numerosas distinciones que ha recibido a lo largo de su vida profesional, bien como empresario, escritor, conferenciante. Para él sólo fueron motivo de trabajo más que de satisfacción de vanidad. Esa es la “serena grandeza”, como dijo Winckelmann. Éste es otro motivo de mi admiración.

EL CABALLERO.-  ¿Y  qué es ser caballero? Recurramos al Quijote; “ Ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida”. Estas son todas las cualidades y virtudes que concurren en Julián. Son las que para los ingleses tienen la palabra gentleman, un compendio de ética, estética, sociología, etc. A la caballerosidad de Julián hay que sumarle la presencia señorial y de cristiano.  Caballero cristiano español como lo define el filósofo español García Morente.

Este saber ser un “caballero cristiano español” con todas sus virtudes tradicionales choca frontalmente con la vulgaridad de esta época actual, decadente, grotesca, veleidosa y venal.

No sé si habré acertado en contar las cualidades y virtudes de D. Julián, pues es condición del hombre equivocarse. Pero en este caso prefiero que se me tache de parcial por afecto y por amistad, porque “no es pecado el demasiado amor y sí la mínima ingratitud”. Con su amistad he aprendido muchas cosas y, por tanto, tenía con él una deuda de admiración y reconocimiento, y la tenía que pagar públicamente, para que sirva de ejemplo, para las “gentes honradas”, como se decía en otro tiempo. Pues cada uno es hijo de sus propias acciones y tiene su imperio en su ser.

  ROGELIO BUSTOS

2 thoughts on “JULIÁN DÍAZ ROBLEDO, UN CABALLERO CRISTIANO ESPAÑOL

  1. Muy buen artículo, estoy totalmente de acuerdo que los homenajes y los reconocimientos hay que hacerlos en vida para que pueda conocerlo el homenajeado.
    Suscribo todas y cada una de las palabras que le dedicas al perfecto caballero que es Don Julián Díaz Robledo.
    Siento una gran admiración por él, en mi casa lo consideramos parte de la familia, amigo leal de mi padre desde que yo era niña, siempre me han maravillado sus viajes, volvía con semillas de todo tipo y mi padre las plantaba para investigar si se daban bien en Almuñécar o no,
    Ha sido un gran trabajador y muy iinnovador, no tengo más que palabras de agradecimiento por haber escrito el libro sobre la vida de mi padre “Alcalde por cojones”
    En fin, que me siento muy orgullosa de poder contar cómo miembro de nuestra familia a una persona tan increíble.
    Gracias por todo, Julián, te queremos mucho.

  2. Conocí personalmente a D. Julián hace unos catorce años y desde entonces hemos coincidido en muchos actos organizados por Granada Costa, y en otras reuniones de amigos. Por tanto, me precio de conocerle y confirmo todo lo que se dice sobre él: es un auténtico CABALLERO CRISTIANO ESPAÑOL

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