INFLACIÓN
La subida de los precios es una realidad, pero también existen precios que no deberían de subir y suben por contagio, en estos casos podemos sentirnos estafados por tener un precio superior al que deberíamos pagar.
La inflación propiamente dicha es un proceso económico provocado por el desequilibrio de la producción y la demanda, pero es percibido como sensaciones del mercado, unas sensaciones que favorecen a todos y conlleva a un aumento de los precios y que favorece por consecuencia el aumento de los ingresos.
Es por ello que si nos basamos en la pura definición de la inflación, nos encontraremos que en escenarios optimistas la inflación sube cuando la demanda de bienes y servicios aumenta y es mayor a la situación de tenencia de activos, ya sean monetarios o de depósitos, fondos o activos de riesgo como valores o futuros.
Las sensaciones del mercado que antes comentaba son en realidad la prudencia de la sociedad, su necesidad de salvaguardar con ello la deflación, y se vincula totalmente con la necesidad de optimismo y la inflación, la esperanza de un futuro mejor, la necesidad de salvaguarda es lo que han vendido las élites económicas durante mucho tiempo, para instaurar un miedo a la inflación, podríamos decir incluso que la inflación es un arma de lucha social para aumentar los ingresos y mejorar la posición en el tablero del juego de la economía o como mal menor no bajar de categoría.
En esta situación podemos apreciar que los salarios están subiendo algo sin llegar a alcanzar la subida que están experimentando los precios, no se puede establecer que la culpa de la subida de precios se deba al aumento de salarios y con ello tirar un torpedo a la línea de flotación del empleo que ha ido mejorando sustancialmente en el transcurso del año.
Es aquí donde se deriva la batalla si la inflación seguirá su escalada o se moderará, podemos hacernos la pregunta sí, ¿que será de la inflación en el próximo año?
Llegada esta pregunta tenemos que basarnos en las opiniones de los inversores, los mercados financieros de EEUU, tuvieron alzas cercanas al 20%, y los rendimientos de los bonos gubernamentales han disminuido, en gran parte dado que ya descontaron con anticipación la subida de los mismos, esto se debe a que la Reserva Federal dice que finalizará las alzas de tipos a medida que se vaya produciendo una disminución de la inflación.
La eurozona no anda dispar en este sentido a la reciente subida de tipos, es posible que se en breve tengamos una nueva subida, debido a que el índice de inflación de la eurozona en el mes de julio se situó en el 8,9%interanual, en el caso de España la tasa llegó al 10,8%, que podemos afirmar que hubiera llegado a niveles superiores si no tuviera efecto la “excepción ibérica” en el tope del gas.
Debido a estas fuertes subidas de estos meses anteriores nos encontramos ante un panorama de posibles subidas durante el resto del año, aunque moderando considerablemente el crecimiento de la inflación y un descenso de la misma de cara al año 2023.
A nivel global uno de los impulsores de la inflación ha sido la alimentación, todos vemos en nuestra compra en el supermercado el incremento de dichos precios, pero se da la circunstancia que desde el acuerdo negociado entre Ucrania y Rusia que permite los envíos de cereales a través del Mar Negro a los diferentes mercados de abastos han bajado considerablemente sus precios desde los máximos que habian alcanzado, con todo ello aún están por encima del 50% más caros que en la misma época en el año pasado.
Como arma social por parte de las élites económicas han realizado una labor de contención de la inflación para derrotar a la clase obrera, con su acomodamiento y en estos momentos de unir fuerzas, los sindicatos que representan a esa clase trabajadora, se encuentran acomodados en la clase media.
La carrera por saber qué ocurrirá se ha iniciado, estaremos en lo cierto en nuestras afirmaciones, el tiempo nos lo dirá.
José Manuel Gómez Hernández.