GRANADA COSTA: CULTURA Y POESÍA. 20 AÑOS
En estos tiempos turbulentos, los libros encarnan la diversidad del ingenio humano, dando cuerpo a la riqueza de la experiencia humana, verbalizando la búsqueda de sentido y de expresión que todos compartimos y que hace avanzar a todas las sociedades.
AUDREY AZOULAY
cualquier entendimiento coherente de lo que el lenguaje es y realiza, cualquier descripción coherente de la capacidad del lenguaje humano para comunicar significado y sentimiento son, en un análisis final, escritos bajo la suposición de la presencia de Dios.
GEORGE STEINER
La cultura es el modo que tiene el hombre para situarse en el mundo. El ser humano aprende en el seno de la sociedad para adaptarse al medio en el que vive, pero con su inteligencia lo transforma para hacerlo más habitable. La cultura no es accidental en el hombre, es un atributo esencial de su ser y de su vida, es fruto y vehículo de relación y convivencia. Cada pueblo realiza todo ese proceso de forma particular, ya que la cultura no es individual es un proceso colectivo, tanto se trate de un periódico, una comunidad, una nación. El mero hecho de vivir juntos, cada generación transmite a la siguiente una serie de pautas de conducta, una forma de ser en el mundo, donde cada individuo se socializa en el grupo al que pertenece.
Con estas palabras introductorias quisiera rendir un homenaje al Proyecto de Cultura Granada Costa, una realidad viva y fecunda, un punto de encuentro de múltiples libertades que hacen habitable nuestro espíritu cada mes. Soy un hermano menor, un recién llegado al proyecto, pero quisiera trascender mi propio yo y mis realidades, para desvelar la honda relación de la escritura con la memoria, un alegato insistente contra el olvido. Veinte años haciendo cultura, supone que el Proyecto de Cultura Granada Costa, ha sido un gran guardián del pensamiento, de la experiencia, de la poesía, del arte, de la vida, superando esa clausura del tiempo y fijando la memoria en el centro de nuestra existencia.
La cultura no se agota con la escritura y el discurso escrito, se abre a un mundo de posibilidades más allá del tiempo del autor y se sumerge en cada memoria desplegada en cada momento presente. La cultura constituye el punto de encuentro de las libertades humanas más importantes, entre las que destacan en primer lugar la libertad de expresión y la libertad de edición. Se trata de libertades frágiles, como nos recordaba Audrey Azoulay. La buena lectura nos lleva siempre a la escritura, el buen lector necesita escribir, aunque no sea en un soporte material, sino en el fondo de su conciencia. La escritura nos lleva a la memoria, un alegato contra el olvido que nos ayuda a desvelar ese angustioso dilema entre el ser y no ser. (Emilio Lledó).
Muchas personas, escriben en el mismo medio, el Granada Costa, cargados con sus saberes y libertades, intentando ascender a al monte de la abstracción desde las llanuras de la imagen a las cumbres del conocimiento o de la poesía. Es salir de la caverna de la opinión y llegar a las difíciles luces de la razón o del arte, que es sopesar y reflexionar para encontrarnos con una realidad con mayor resolución que nos llevará un mejor obrar.
Nuestro mundo llega hasta donde alcanza el lenguaje, conocemos la realidad envuelta en las significaciones y estas preceden a la palabra (Heidegger). La escritura, la música, la danza, la poesía, así como lo es el silencio son modos de habla, por lo tanto, forman un lenguaje. Porque el mundo significativo, es a la vez palabra discursiva y presencia silenciosa. No hablamos del silencio como simple ausencia de lenguaje, nos referimos a esas señales del interior del alma de una actitud espiritual o de un estado de ánimo.
El amor a la cultura, a la lectura y al libro, es una de las formas más hermosas de crecimiento interior. Leer no es acumular datos, sino interpretar la realidad, y todos aquellos mundos posibles que nos puedan interpelar y dar sentido a nuestra existencia. Los libros, los periódicos, las revistas, contribuyen a unir a la humanidad en una sola familia, compartiendo un pasado, una historia y un patrimonio, para forjar un destino común donde todas las voces sean escuchadas en el gran coro de las aspiraciones humanas.
A esta casa común, a este coro de voces armonizadas por la escritura ha contribuido Granada Costa y todos los que colaboran en su proyecto, siendo el lenguaje nuestro esfuerzo. Tenemos la obligación de buscar y de navegar hacia Ítaca. Es posible que vengamos, como el navegante, con las manos vacías, pero el hombre se manifiesta en la lengua y la escritura, con ella organiza su estructura mental y es posiblemente la esencia de su ser.
El lenguaje esa realidad bifacial, el otro y yo. No existe mi verdad, existe nuestra verdad y de este estante arranca todo. Decía Antonio Machado, que los “ojos en que me veo son los ojos que me miran”. Ver la realidad desde la escritura, es ese doble latido del corazón, ese juego de espejos, como nos recordaba Jorge Luis Borges. La única cultura válida es la que tiene un rostro humano, las raíces de la cabeza están en el corazón (Ortega y Gasset). Sirvan estas palabras, desde ese doble latido del corazón, enhorabuena a Granada Costa en lo mas inmediato; pero, sobre todo, desear a este proyecto cultural, que en lo más esencial que sigamos navegando, mar adentro, siempre mar adentro, a pesar que tenemos un largo recorrido y una experiencia viva, siempre nos queda regresar a Ítaca.
Juan Antonio Mateos
Salamanca