GRANADA CON LAS FUERZAS ARMADAS
Nunca se ofende más a los hombres que
cuando se choca con sus ceremonias
y costumbres. (Montesquieu)
Granada siempre está hermosa, limpia y bien vestida: radiante, ¿Por qué? Sencillamente porque Granada es así. Pero el día 4 de junio brilló aún más su belleza porque esperaba un acontecimiento trascendental como era el desfile de las Fuerzas Armadas, y la asistencia de sus majestades, el Rey D. Felipe VI y la reina. Hasta Sierra Nevada quiso colaborar poniendo su acento blanco sobre el pico del Veleta, pues las últimas lluvias por gala y cortesía quisieron convertir en nieve la escasa agua que nos regalan estos tiempos. Brilló el sol y los vientos descansaron por respeto a los actos que se iban a celebrar ese día en Granada. Cuando Naturaleza y personas trabajan juntos todo es paz, armonía y fiesta. ¡Lástima que esto ocurra pocas veces!
Hacer comentarios laudatorios, sobre la brillantez, espectacularidad y afecto demostrado al desfile de las FF.AA. sería insistir sobre lo evidente, pues año tras año lo venimos comprobando. Las FF. AA siempre han dado ejemplo haciendo las cosas como hay que hacerlas. Y lo mismo podemos decir sobre las de seguridad, pues no en vano han sido instruidas en la disciplina, en el trabajo, en el amor a la Patria, en la lealtad y otras virtudes menores, pero de alto significado y valor.
Las FF.AA. continúan siendo la cara digna de las instituciones españolas porque aprendieron y practicaron y siguen practicando esas divisas de eterna vigencia que apuntó aquel soldado distinguido que fue Calderón de la Barca: “Aquí la más principal/ hazaña es obedecer/ y el modo como ha de ser/ es ni pedir ni rehusar/. Aquí, en fin, la cortesía/ el buen trato, la verdad/ la firmeza, la lealtad,/ el honor, la bizarría…”
LA VERDAD, LA LEALTAD, EL HONOR… ¿No debería decirse también estas cosas de los políticos y de todo aquel que desempeñara un cargo en la res pública? Claro que podría decirse, y, en realidad se dice, pero no se practica. A la vista de los hechos esto sería imposible, pues Calderón termina con estos versos:
“la milicia no es más que una
religión de hombres honrados”
Tristemente esto no se puede decir en la actualidad de los políticos en general, a la vista de los hechos. Tal vez, si pudiéramos repetir las palabras de D. Miguel de Unamuno, en un discurso en la Universidad de Salamanca en julio d e1936: “Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. Por el contrario, sí que se puede decir de las FF.AA. españolas que son valerosas, disciplinadas, leales… y un elevado sentido del honor, un valor que “parece estar ausente en estos tiempos. El honor que no es otra cosa que el sentimiento del deber. El General Prim en la guerra de África se dirigió a los soldados con estas palabras: “Ha llegado la hora de morir por la gloria de la PATRIA, y honor no tiene el que morir no quiere”.
Esto es moral y filosofía. En una de sus ordenanzas figuran unas palabras de depurado patriotismo: “Estar siempre dispuesto a defender a la PATRIA, incluso con la ofrenda de su vida cuando fuera necesario”. ¿Acaso no están sacrificando su vida a diario en misiones de paz en todo el mundo? Y, sin embargo, qué poco reconocimiento, qué poca publicidad se les da, y algunos indeseables cuando un militar muere sólo se les ocurre decir: “ese riesgo entra en sus obligaciones”.
El lema de la Guardia Civil es éste: “Mi divisa es el honor”. Y lo practican a diario. No obstante, hay que señalar que en los últimos tiempos algunos de sus miembros y, especialmente, sus directores generales, que son políticos les ha salpicado el deshonor, pero en absoluto han manchado su divisa ni los valores de la Guardia Civil. Y otro tanto podemos decir de la Policía Nacional: trabajo, riesgo, mal pagados y poco reconocimiento, y cuando algún deshonor les salpica suele ser por el político. Por tanto, con instituciones y personas de esta naturaleza no tiene nada de extraño que todo salga bien como es el desfile y todos los actos que figuraban en el protocolo.
A propósito del protocolo, ese conjunto de normas, costumbres, usos tradiciones, basado en los buenos modales, en la cortesía… ¿dónde estaba el Presidente del Gobierno, vicepresidentes y ministros? De los 23 miembros que lo componen sólo asistieron dos. Nunca se ha llegado a tanta descortesía hacia la Institución más decente y más representativa de una España grande. Este Presidente ha superado al anterior que dijo: “mañana tengo que asistir al coñazo del desfile”, pero fue.
Nadie ignora que el Sr. Sánchez cada vez que aparece ante su pueblo es abucheado y le dedican ciertas lindezas que contrastan doblemente cuando el Rey es aplaudido. Ante esta situación propios y extraños nos preguntamos cómo puede haber en España, que se considera democrática, un presidente que no le quieren. Con su ausencia ha insultado a los granadinos, a Andalucía, a las FF. AA. Y a su Majestad el Rey.
Y la verdad no es porque le echemos de menos sino porque entra en una de sus más importantes obligaciones: Deferencia hacia las FF.AA. Una nación con tanta Historia gloriosa como es España debería tener un Presidente de Gobierno que contara con elegancia y blasón, y si carece de blasón, al menos le quedaría la elegancia, el señorío que es más que blasón. ¡Lástima! Porque lo cortés no quita lo valiente, al contrario, cuanto más cortés más valiente. Pero por lo visto su valentía no está entre los vivos: “una de las cosas por las que pasaré a la Historia es por haber exhumado al dictador de su gran monumento como el que construyó en el Valle de los Caídos”, son palabras suyas y también sus glorias.
Terminó el desfile, pero como dijo el poeta Gerardo Diego, en Granada quedó,
“Una fragancia de añafiles
con sordina, de crótalos sutiles”.
ROGELIO BUSTOS
Granada 20 de junio de 2023
Perfecto análisis
Vivan nuestras fuerzas armadas, la guardia civil y la policía
Esperemos que, pronto cambie el gobierno