Fui violada 2ª Parte
Mi cuerpo está cansado de gritar por dentro. Aun así apenas puedo dormir algunas horas. Estas malditas pastillas me atontan para no pensar, pero solo consiguen estancar pensamientos recurrentes. Mi piel está enrojecida, casi ensangrentada en mi intento por limpiarla, pero aun así sigue sucia. El sonido de una puerta, de unos pasos, hasta del solo silencio, despierta el miedo atado a mi corazón constantemente. Estoy resuelta a quitarme la vida. Jamás podré arrancarme esta resbaladiza culpa. ¿Cómo pude hacerle esto a mi familia? Jamás volverán a verme igual. Que padres iban a querer a una hija así, que amigos querrían a alguien tan horrible. No puedo mirar a mis padres a los ojos, siento sus miradas sin palabras. Siento su llanto callado, aunque sonrían todo el tiempo. Deseo que este mismo llanto, me traiga ya la muerte.
No puedo pensar con fluidez, aun así, las mismas ideas no dejan de recorrer mi mente. ¿Qué está fallando en el mundo? ¿Por qué en una sociedad tan avanzada siguen ocurriendo cosas que sucedían en las cavernas? ¿En que nos hemos equivocado? Entonces, como un resplandor en los ojos cuando abres la cortina al amanecer, me posee la idea de que todos tenemos algo de culpa. Aunque los agresores son los verdaderos culpables, no puedo dejar de pensar en qué estamos haciendo, o qué no hemos hecho, para que no hubiese sucedido o para que deje de pasar.
Lo primero que pienso es en los medios de comunicación. Programas con decálogos de como una mujer debe evitar una violación. Noticias sobre productos antiviolación, como si la responsabilidad sobre una violación recayese en las mujeres, si somos violadas es porque no lo evitamos. Además, y es algo muy chocante para mí, ¿quién decide que a los agresores, a los criminales y delincuentes se les llame coloquialmente por su apodo, del que a menudo se enorgullecen de ser conocidos, más aun ahora que se le ha dado publicidad, casi famosos? La noticia resulta más llamativa que critica. ¿Porque “la manada” y no los violadores, aunque la ley obligue a decir presuntos violadores en grupo? Casi es un insulto al mundo animal llamarles manada. Manada tiene demasiadas connotaciones buenas en el mundo animal, como para merecer un acrónimo de ese tipo. Además ahora le añaden el nombre de la población donde viven, como si merecieran llevar ese nombre. Por ejemplo “La manada de Terrassa”. Que está pasando, ¿les da miedo llamar a las cosas por su nombre?
Luego pienso en nosotros como sociedad. En el pasado murieron miles de personas, por cambiarla a una más justa y sin embargo hoy día, somos incapaces de levantar el puño y alzar la voz, para denunciarnos a nosotros mismos como sociedad. Nos dieron de todo, nos hipnotizaron, para que ahora temamos más perder lo que tenemos, que la misma libertad y justicia.
Para ser honestos deberíamos preguntarnos: ¿Qué haría yo si fuese testigo de cualquier agresión? ¿Miraría hacia otro lado? O si eres padre ¿Qué estoy enseñando a mis hijos? Si eres un hombre adulto, ¿qué ve mi hijo en mí al tratar a una mujer? ¿Qué se está enseñando en las escuelas sobre los roles hombre mujer? Está bien que se hable del bullying, pero a lo largo de la historia las mujeres hemos sufrido el mayor bullying de todos los tiempos, ¿se habla de esto?
Nuestra sociedad, nuestros padres y abuelos, se equivocaron al enseñar a las mujeres a ser víctimas y a los hombres a ser agresores. ¿Por qué los hombres pueden beber con tranquilidad en una fiesta y yo como mujer tengo que vigilar que no me echen algo en la bebida? ¿Por qué yo debo aprender a protegerme para no ser violada y a los niños no se les enseña a no violar? ¿Por qué tengo que vigilar lo que me pongo y los hombres no? ¿Por qué tengo que andar con miedo por la calle? Es una pena tener que aprender a protegerte de tu propia especie. A ese paso quizás debieran habernos enseñado artes marciales y no humanística o ética. Como si viviésemos como animales en la selva, donde tú puedes ser presa y otro depredador. Salvo que en el mundo animal ese comportamiento responde a la supervivencia, no al placer.
¿Somos realmente una sociedad evolucionada? Por lo visto algunos prefieren negar quienes somos al nivel evolutivo donde nos encontramos y prefieren descender a las cavernas de los simios neandertales del Pleistoceno superior. Yo solo veo, una sociedad hipnotizada, llena de impulsos egocentristas, alimentados por un sistema de consumismo desbocado. Una sociedad todavía apuntalada en el machismo y el sexismo. No puede ser que uno de los negocios con más ingresos del mundo sea la pornografía, instrumentalizando el sexo, desnaturalizando los roles de hombre mujer, para convertirlos en hombres sometedores y mujeres objeto. Una ficción al alcance de mentes jóvenes que todavía están formando su visión del mundo.
Sin embargo todo esto explica la propensión y el caldo de cultivo, pero aun así jamás podré excusar a mis agresores, porque detrás de todo esto hay algo más profundo y oscuro. Hacer daño a otras personas sin ningún escrúpulo, tan solo por el placer de hacerlo, no tiene ninguna excusa social o antropológica.
¿Por qué todavía hoy sigue habiendo quienes piensan que las mujeres podríamos evitar las violaciones? ¿Por qué persiste el mito de que ante la provocación sexual, un hombre no se puede resistir? Hay algo que no entienden. La violación es un crimen, y no está motivado por el deseo sexual, más bien por el poder y el control. Los violadores no son buenas personas a las que se les ha provocado más allá de lo que puedan resistir, son criminales que suelen reincidir. Las violaciones son planeadas. ¿Por qué tenemos que ser nosotras, las que tenemos que hacernos cargo del socialmente impuesto evolutivo del hombre salido, culpando a la testosterona, cuando ya se ha demostrado que no tiene nada que ver con una hormona, más bien con una conducta aprendida socialmente? ¿Quién les ha dicho a esos hombres que cuando las mujeres queremos estar bellas es que deseamos ser violadas? ¿Hay algo más estúpido?
Mientras mi mente sigue en ebullición, mi madre entra en la habitación a oscuras y siento como me abraza, noto como su pecho tiembla, su tímido sollozo casi no le deja respirar y noto la humedad de sus ojos en mi camisón, no sé cómo lo hace, pero termina por romper la dureza que estaba creciendo alrededor de mi corazón y entonces entre tanta oscuridad, veo una luz que se aferra a mí para que vuelva, la abrazo y no puedo dejar de llorar. Por mis ojos sale todo el dolor y entonces sé que es el momento de arrancarme la culpa de encima y volver del camino hacia la muerte para encontrarme con mi familia.