FELICITACION A UN AMIGO EN VÍSPERAS DE UN NUEVO AÑO
A Rogelio:
Un escritor capaz de tutearse con cualquier santo de tantos altares religiosos del mundo mundial. Que conoce a la perfección a un sinfín de historiadores que en España han sido, y sabe de la vida y milagros de tantos escritores vip que brillaron por su espectacular maestría y su desafiante magia. Y cuando la ocasión se presenta, te habla de los poetas mundiales desde que conoció su poesía. Que sabe cómo interpretar el verso. Que no escribe poesía porque no quiere, o tal vez porque la respeta y conoce demasiado sus exigencias. Que ha leído con fruición mis libros y conocimientos tropicales. Que maneja la narrativa escrita para que la entienda y disfrute cualquier lector, por alto o bajo que intelectualmente sea.
Pues este personaje es, nada más y nada menos, que Rogelio Bustos Almendros: uno de los pilares de Granada Costa desde su iniciación y que ha venido colaborando estrechamente como director cultural del periódico, compartiendo trabajo y éxitos con el creador del medio y actual presidente D. José Segura Haro.
Se trata de un gran amigo a quien pretendo desear el último día del presente año en el que lo escribo, un Año Nuevo y bisiesto (que sea para bien) y puedan verse cumplidos todos sus deseos de tantos otros como le han venido preocupando a lo largo del que estará finito y pasado a la historia cuando lea esta felicitación.
Viene al caso el medio que utilizo para remitirle mi gratitud, porque hace unos días se permitió escribir y publicar un relato sobre mi persona, repleto de piropos como solo un auténtico amigo puede adjudicar a otro, movido por su indisimulado cariño como él sabe hacerlo…
Y se da la circunstancia, de que si yo estoy asociado a Granada Costa fue por su intervención, cuando hace más de veinte años me propició la ocasión de acercarme a los agricultores para que relatara mis experiencias con los frutos tropicales de las tierras calientes, en una entrevista que me hizo y que selló desde entonces una perpetua relación, que nos atrae en conceptos fundamentales, y que compartimos a veces con su esposa Aurora cuando está presente con nosotros.
He sentido un profundo pudor al leer tu artículo repleto de amor a un amigo, pero considero no contemplar desde mi ser interior tantos merecimientos. Tus citas, propias de tus saberes y conocimientos, me han emocionado porque “no dejas títere con cabeza” -como hizo Cervantes recurriendo a los personajes históricos de Don Quijote de la Mancha-, o a mis admirados Séneca, Voltaire, Linneo, Mutis, Magallanes, Elcano, Lee Iacocca, y más cercano y todavía actual, como Alfredo Amestoy, que tantas lecciones de vida nos han dejado para la historia entre unos y otros…
Tal vez has pretendido querido Rogelio, levantar mi ánimo en momentos difíciles con lisonjas disuasorias, cuando el barco de mi existencia familiar zozobraba por ignotas aguas turbulentas, y mientras unos partían hacia la eternidad sin poderlo evitar, algún otro queda navegando a la deriva si el Todopoderoso no lo remedia.
Pero es tan honesta tu escritura, que en tu último párrafo dudas de haber podido equivocarte contando mis cualidades por tu afecto y amistad y lo arreglas y justificas diciendo que “no es pecado el demasiado amor y sí la mínima ingratitud” y yo apelo a tu sentencia para decirte que nada me debías y sigo anudando esa maravillosa amistad, capaz de seguir manteniendo fortificada nuestra relación, a la vez que admiración, por encima de los cuarenta años que tuvimos la suerte de conocernos.
Gracias Rogelio. Muchas gracias por el tiempo que me has dedicado.
Julián Díaz Robledo
Estupendo documental.
Magnifica exposición de dos amigos que se quieren, y admiran.
!!Exactamente igual que yo a ellos!!
FeliZ año a los dos.