Felicidades al Sr. José Antonio Hidalgo Aguayo por su destacada labor en la ONCE. Un premio donde se reconoce su dedicación, integridad y el trabajo siempre positivo en beneficio de todos.

Si algo caracteriza a las personas  es la humanidad que desprenden por su buen hacer.

En este Sábado Santo he podido compartir un desayuno especial con un ser admirable, José Antonio Hidalgo,  un hombre digno de mencionar y recordar como ejemplo. Sus palabras   radiaban   entusiasmo  dejando al descubierto su gran   carisma. Sus frases siempre repletas de valores  nos mostraban   su  respeto  y cariño hacia  su familia y hacia el ser humano. Su voz narrando su propia historia, ha  contagiando a los presentes de optimismo frente a las adversidades, regalándonos a manos llenas hermosos momentos  de vitalidad,  de saber estar y saber dar.

 Estamos en un mundo donde hablamos de egoísmos  y de individualidad, pero no  siempre esto es así, en ocasiones,  solo hace falta una mirada más allá de nuestros ojos para comprobar que este mundo merece la pena por personas que intentan mejorarlo cada día, como la que hoy entrevistamos.

 Montellano es un pueblo situado en la parte más meridional de la provincia de Sevilla, siendo su límite por el sur la provincia de Cádiz, siguiendo el curso del río Guadalete. En él encontré desde hace años,  a  personas entrañables, muy queridas para mi, que me abrieron sus puertas más allá de las cancelas  y desde este bello enclave de Andalucía  me siento un poquito como en casa.  Hace ya algunos años  que en esta mesa desde donde os escribo,  mi pluma ha dedicado tiempos a literaturas varias, pero esta mañana mis líneas son diferentes. Hoy no imagino, hoy no hablo de historias que pudieran forjarse en mis relatos, hoy deseo hablar de un hombre al que se le ha otorgado un premio.

Si algo caracteriza a un premio es porque tras él lleva consigo un reconocimiento.

En este caso no hablaremos un hecho puntual. Hoy Hablaremos del Premio a una trayectoria como consecuencia del buen hacer de un hombre carismático que con sus  sonrisa, su amabilidad y hechos se ha ganado el respeto de todo aquel  con el que en sus largo días por plazas y calles de esta población se cruza en su camino.

                                                                                                                                                                                                                                                                     Hoy ya no hablo. Dejo que  hablen los hechos.

José  Antonio Hidalgo Aguayo, nace en Gavá provincia de Barcelona,  siendo hijo de uno de los muchos emigrantes que salieron de sus tierras en busca de trabajo que garantizaran un mejor bienestar para su familia.  Pero que siempre llevaron por bandera sus raíces y su esencia allí donde pudieran encontrarse. Andaluz y amante de su tierra  definen al señor José Hidalgo. A la edad de 12 años regresaría nuevamente la familia  a esta Andalucía que lleva en su corazón para instalarse definitivamente a los 14 años en el Montellano que vio nacer a sus padres Y una venta: Los Claveles perfumaban las ilusiones del regreso al pueblo natal.

Su vida transcurría con normalidad, pero la normalidad, siempre puede alterarse sin aviso. En el año 2008, un terrible accidente  con el camión que conducía; marcó el inicio de una nueva situación.  Salvó su vida pero no pudo hacer lo mismo con su brazo y las secuelas en su pierna. Fue un año donde se agravaron los problemas de una maravillosa familia,  con escasos 40 años su vida y la de los suyos, dio un giro drástico, casado y con dos hijas, solo tenía dos caminos: La búsqueda incansable por buscar un  trabajo o llorar lo perdido.

Así pues, apostó por vivir y dar vida, y en ese empeño tuvo por fortuna de tener por compañera a una gran mujer.

Mucho hablamos de las atención a las personas con discapacidad, y si bien cierto es que llevamos mucho recorrido, aún es mucho el esfuerzo que todos y cada uno de nosotros hemos de hacer para conseguir una sociedad donde todos tengamos cabida de manera equitativa.

• – ¿Puedo llamarte Pepe?
• – Si por supuesto
• – ¿Pepe qué ocurre desde ese momento, desde tu accidente?  ¿Qué haces…?
• -Me puse a buscar trabajo, sin éxito pese a  las facilidades, que dicen que hay para quien peor lo tiene, pero yo  no encontré ninguno. Así pues volví a estudiar,  hice un curso en Madrid de Informática, otro de Fitosanitarios… y  me saqué la ESO, con 43 años,  (y he de decir yo que escribo que con calificación de notable).

A medida que avanzaba la conversación, más crecía mi admiración por sus palabras, su sensibilidad,  una persona que perdió su brazo pero que jamás perdió las ganas de luchar y me enseñaba con sus tiernas palabras su incansable espíritu de superación, aficionado al deporte  hizo el camino de Santiago con su bicicleta adaptada y son muchos lo kilómetros de caminos, andando o repartiendo sabiduría por el bien común.

 – ¿Cuantos kilómetros hiciste ayer Pepe?

• – 16 andando. Nuevo Cambio: José Antonio  es  un hombre sencillo, inteligente  y culto que a los 47 años entra en contacto con la ONCE -y aquí desearía  hacer un inciso-,  la Fundación ONCE es uno de los mejores organismos gubernamentales de atención a las personas con discapacidades, velan  por el cumplimiento de  fines sociales y por su progresiva adecuación a las transformaciones sociales, políticas y económicas, siendo:   Un lugar donde la inclusión social y laboral de las personas con discapacidades, son  un hecho. La ONCE, no es una administración de loterías, no es un sistema de apuestas.  La ONCE es un motor generador de vida para todas aquellas personas que necesitan, -no de nuestra generosidad, sino de nuestro compromiso real  con las adversidades que nos puede presentar la vida-

                   -¿Como es tu día de trabajo Pepe… un día cualquiera                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       – Me levanto pronto, a las 5 de la mañana ya estoy en la calle.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         – ¿Te gusta tu trabajo?                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             – Me encanta, pero lo que más me gusta es el trato humano con las personas, no es solo vender un cupón, es a veces poder hacer un rato de compañía a quien lo necesita.

Entre sus clientes habituales,  se encuentran los que de mesa en mesa de un restaurante  le llaman para pedirle un cupón, o los mayores de la residencia a la que va los jueves,  o otras personas que viven solas y esperan su llegada con la excusa de comprar  un  número, sabiendo que la suerte es precisamente sentirse queridas,  acompañadas y como no, recibir visitas en días donde la soledad puede ser larga:

 –¿Has ido a pasear hoy…?..¡como que no!, venga mujer, anímate: si mañana das la vuelta a la manzana te regalo un cupón…

 En realidad Pepe no vende de manera ambulante cupones de la suerte, vende cupones de amistad en la cual con cada número,  te ofrece la mano.

Jose Antonio,  con su asertividad, alegría y empatía aprecia a las personas. Él bien sabe por experiencia, cuales son las cosas verdaderamente importantes de la vida.

 En sus enseñanzas nos deja esta reflexión:  «En ocasiones las personas  más ciegas no son las invidentes, sino aquellas que no ven  más allá de sus ojos,  no comprenden  situaciones adversas, no creen que estas les puedan llegar nunca…. pero no somos «Supermanes»  somos simples mortales con nuestras virtudes y defectos y expuestos a  cambios en nuestras vidas. Es necesario sacarnos las vendas de nuestros ojos para poder mirar a través de los ojos de otros y ver diferentes realidades.

 Este febrero del 2016 ha recibido un  Premio en Reconocimiento por su destacada labor comercial desempeñada en el trascurso del pasado 2015 en el ámbito de la Delegación Territorial de Andalucía contribuyendo así, de forma decisiva a la GRAN LABOR SOCIAL de la ONCE.  Un premio donde se reconoce su dedicación,  integridad y el trabajo siempre positivo de José Antonio Hidalgo Aguayo.

 Nos explica  José Antonio,  que cada cada cupón, no es una venta, sino una participación en esta gran obra social que nos implica y atañe a todos. Un lugar donde las personas crecen. Un lugar donde el reconocimiento es fruto del esfuerzo. Un lugar donde ONCE somos todos, haciendo que todos crezcamos en beneficio de una sociedad donde cada aportación nos enriquece con personas.  Un lugar donde al crecer como personas, todos somos más adultos.

 Hoy tuve un desayuno especial. Gracias Pepe por haberme enseñado muchas cosas, entre otras, que los premios  importantes se dan a personas como tú, que no hay nada que nos impida volver a ser dueños de nuestras vidas, y lo que es aún mejor, ser capaz de hacer felices a otros.

Desde estas líneas del Proyecto Cultural Nacional Granada Costa NUESTRA FELICITACIÓN MAS SINCERA y gracias por hacer de este mundo un mundo mejor.

Toñy Castillo Directora Adjunta para Cataluña del Periódico Granada Costa