ESPAÑA, LA DESPENSA AGRÍCOLA EUROPEA
Que España es un país de gran tradición exportadora, es algo que se conoce sobradamente en los foros profesionales europeos desde mucho antes de nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea. Cuando las fronteras estaban cerradas por nuestros gobernantes franquistas, la salida de los cítricos a todos y cada uno de los países de nuestro continente era un y venir de camiones por las carreteras mediterráneas, cargados de naranjas, mandarinas, pomelos y limones procedentes de la región valenciana y murciana que tenían la exclusiva de todos los mercados europeos, compartiendo en algunas fechas con los cítricos de menor calidad procedentes de Israel, que los enviaban por barco hasta Marsella junto con otras frutas y verduras procedentes de sus célebres kibutz.
Pero otras muchas frutas y verduras de temporada procedentes de nuestra rica agricultura acudían diariamente a Perpiñán, cuyo mercado de San Charles crecía y crecía y lo hacía sin parar, gracias al trabajo de tantísimas horas de mano de obra familiar invertida en dichos quehaceres en tantas regiones españolas, entre las que sobresalía por sus impresionantes y tempranas producciones la rica Andalucía.
Repasando la historia agrícola compartida con nuestros vecinos franceses con los que coincidíamos al iniciarse el verano en muchas producciones, extraigo de mis recuerdos y merece comentarlo en el presente artículo, una pregunta que yo me hacía desde mi iniciación profesional y era, ¿por qué el fenomenal mercado de Perpiñán que se construyó exclusivamente para comercializar las frutas y verduras españolas y fueron los franceses quienes las exportaban como propias a todos los países europeos, y se enriquecieron con el arduo trabajo de nuestra rica agricultura…? Porque lo normal, en una raza tan superior como dicen los catalanes que tienen, “hasta el punto de que aseguran haber ‘descubierto América’ quinientos años después de que la descubrieran otros españoles menos capacitados”, no fueron capaces de anticiparse a los franceses y edificar ese gran mercado unos kilómetros antes de Perpiñán, dentro de la frontera de Gerona y suministrar desde aquí a los grandes mercados europeos… Porque los catalanes vieron desarrollarse aquel San Charles vecino, cuando “de paso” se acercaban los fines de semana para ver películas pornográficas que estaban prohibidas en España…
Aquella historia mercader que duró muchos años y los franceses supieron aprovechar, se acabó cuando sin aduanas y “ya europeos”, los españoles tomaron contacto directo con todos y cada uno de los mercados europeos y no solo hicieron la venta directa como exportadores, sino que descubrieron sus posibilidades importadoras y como compradores, cargaban sus camiones de nuevas variedades de alcachofas y coliflores de la Bretaña, nueces del Perigord, exquisitas manzanas del Valle del Loire, mientras que con los los holandeses irrumpían en las floristerías españolas con flores desconocidas que llenaban los escaparates de colores y perfumes diferentes a los tradicionalmente nuestros, con variedades desconocidas creadas por la magia holandesa.
Mientras me refería a la vieja historia comercial de nuestra agricultura tradicional, en la provincia de Almería otrora desértica y confines olvidados ocupados a veces como escaparates cinematográficos, se fueron cubriendo poco a poco pero sin pausa, con kilómetros de plástico en cuyo interior crecían con el favor de los rayos del sol, y puntuales goteros controlando las escaseces de agua, una suerte impensable de melones y sandias, entre otros frutales y un caudal de verduras (berenjenas, pimientos, pepinos calabacines etc.) que podrían reaparecer hasta tres veces al año. Especies agrícolas bajo invernadero, que han llenado las despensas europeas a lo largo de los años, y donde al pairo de las exportaciones, los bancos han crecido también de manera exponencial, ocupando un lugar financiero y laboral que, junto a los tropicales de Granada y Málaga (aguacates y mangos) representan la industria más floreciente de Andalucía.
Desde hace medio siglo, España y Portugal han ganado el protagonismo que merecen en el sur de Europa y mantienen la frontera continental con las aguas mediterráneas y atlánticas, no muy lejos del continente africano.
Julián Díaz Robledo





Julian Diaz Robledo para ministro de agricultura.Ah! Y vicepresidente de economía. YA!
Genial artículo.