Escapada a mi Paraíso, Anda

El mes de enero de 2021 empezó nevando y sin parar. Ante las fotos maravillosas del paisaje nevado de Anda que nos fueron enviando los lugareños y sabios vecinos (que son cuatro exactamente en pleno invierno), decidimos escaparnos. Se revolucionaron mis hijos y nietos acelerando la puesta en marcha de nuestra escapada de unos días, pensando siempre que los Reyes Magos llegaban a Barcelona.

La salida de Barcelona fue con un poco de precipitación y bastante más tarde de lo planificado, pues había que tener la seguridad de la calefacción encendida, la provisión de comida y los nervios de que todo estuviera perfecto, casa caliente y comida abundante, cadenas; todo preparado para lo que pudiera pasar. Salimos a las siete de la tarde. Mi hija Silvia, gran conductora y con un camino Barcelona-Anda hecho casi de memoria, puesto que lo ha recorrido desde que ha nacido; el viaje fue sin ningún contratiempo y con gran alboroto de alegría, se no hizo cortísimo.

Llegamos a la una de la madrugada, el paisaje era de película: ¡¡¡Jamás olvidaré la alegría de mi nieto Riccardo, el pequeño, nueve años!!! Revolcándose por la nieve de treinta centímetros del jardín, limpia y aún sin pisar; un cielo despejado, precioso y estrellado; la piscina helada; mis tres nietos lo recorrieron absolutamente todo y nadie quería entrar en casa. Solo respirábamos con sensación de libertad sin mascarillas y cantando. Al final hubo que entrar, porque había que descargar el coche, tomar caldos calientes y a la cama.

Fueron tantas cosas: paseos, caminatas, sobre todo mis nietas mayores, María y Elena, junto con mi hija Silvia; y Riccardo, que se unía a algunas. Realmente es un placer que en muy pocas ocasiones se puede disfrutar: pisar una nieve limpia, sin ruido ambiental, árboles helados pero existentes…en definitiva, cuadros idílicos y vistas preciosas.

Yo fui mucho más prudente y me limitaba a ir a nuestro ya famoso paseo al puente romano a contemplar nuestra querida cruz, ver como bajaba el río y subir hasta el pie de la Iglesia donde, además como ya expliqué en mi libro, hice la primera comunión y en su momento (espero y deseo que sea muy tarde) estarán mis cenizas y las de mi querido Manolo, como están las de mis padres y bisabuelo.

El motor de todo son mis emociones de Anda y mis nietos en la escapada, siempre serán ellos (los cinco, en este caso solo tres) los que me dan fuerza y gasolina para seguir y seguir viviendo con ilusión.

Cuánto dan de sí unos días en un campo nevado sin moverse en dos kilómetros a la redonda, haces de todo sin mirar relojes, sin toques de queda, ni ruidos exteriores que te molesten, silencio acogedor con un quitanieves que pasa a las once de la mañana y ni te enteras.

Filomena nos cogió en Barcelona, ya nos decían los lugareños que nos fuéramos antes del cinco ya que venía algo “muy tormentoso” (era Filomena).

Nuestro retorno fue muy feliz, con un recuerdo en las pupilas y en la mente inolvidable; mis queridos amigos de Granada Costa, me hacía mucha ilusión compartir esto con vosotros empezando este 2021, que deseo que para todos sea lo mejor.

Un fuerte abrazo,

Terechu Gómez Reino