ENTREVISTA AL PIANISTA EDUARDO FRÍAS
Seguramente muchos no conozcan a este joven músico madrileño, que tan sólo tiene 30 años, y que con gran talento y una sensibilidad extrema ha sabido recrear con su depurada técnica ante el teclado de un piano, un modo especial de contemplar las obras más románticas que se hayan podido componer a lo largo de la historia de la música. Con las que ha conseguido conectar con el público que le escucha, al sentir con él las emociones más hermosas que nos hace ser por esos momentos algo más que simples humanos mortales.
En la actualidad, además es el pianista dentro del programa de “Clásicos y Reverentes” que se puede ver todos los domingos a eso de 12:00 hasta las 13:00, -de lo que ya comenté con Judith Mateo, en la entrevista que la hice recientemente- acompañando en las piezas seleccionadas que deben interpretar los jóvenes concursantes, para ser con su aportación el complemento perfecto en aquellas composiciones donde la elegancia sonora de un piano, siempre consigue elevar a las cimas auditivas la obra en cuestión.
Lo primero, quiero darte las gracias Eduardo Frías, por haberte prestado a responder a estas preguntas, dada la apretada agenda que tendrás entre recitales, ensayos y otras audiciones. Como cuando hablamos por teléfono que me dijiste que te dirigías a Santander, espero que fuese todo genial allí, y que el viaje no te dejara excesivamente exhausto, consiguiendo dejar al público maravillado con tu actuación, además de una huella imperecedera que ayude atraer a más gente al maravilloso mundo de la música clásica.
Sin más preámbulos, si te parece bien, comencemos esta entrevista con la que espero contribuir a difundir tu vida y obra, para que la gente te comience a conocer algo más y que nuestra pasión por la música, salga beneficiada.
Este mes de diciembre cumplirás los 31 años, y con esa juventud envidiable, te has conseguido labrar un nombre importante dentro del panorama pianístico en España e incluso en parte del extranjero. A qué edad te comenzaste a sentir atraído por el piano, o quizás te enamoraste de otro instrumento y terminaste tras un deambular entre cuerdas y percusión, diciéndote que lo tuyo era el teclado y a él le darías tu vida.
-Más que por el piano, mi flechazo fue por la música en general. Según cuentan mis padres, por ejemplo, había un programa en televisión a la tarde que tenía una obra de música clásica de sintonía. En cuanto la oía iba derecho al salón y me ponía delante del televisor. Cuando acababa, me iba. También me dicen que aguantaba casi al completo los conciertos de año nuevo. También había un programa por la tarde para niños que hacía Rosa León, en el que había mucha música. Me llamaba la atención un violinista y pedí a los Reyes un violín. Acabé con tortícolis. Lo siguiente fue un pianito con una luz que indicaba la tecla que tenía que tocar. Aún lo conservo. Y ya nunca he dejado el piano.
En tus inicios tuviste el apoyo absoluto de tus padres, o no las tenían todas consigo, prefiriendo que hicieses otra carrera, pensando que eran cosas de niños y que la idea de ser músico se terminaría pasando.
-Siempre he tenido el apoyo de mis padres, aunque la verdad es que tampoco les he dado ninguna opción. Nunca me he planteado hacer otra carrera porque todo mi tiempo lo quería dedicar a estudiar el piano. Pero ellos también se sienten satisfechos por la elección que he hecho y siempre han estado apoyándome en todo.
Imagino que habrás estudiado miles de partituras e interpretado a un sinfín de grandes compositores y sus geniales obras. De todos ellos a quiénes has admirado por encima del resto siendo en cierto modo tus maestros, y con cuáles, te sientes más identificado a la hora de interpretar sus piezas. Dado que la enorme variedad de creaciones que han pasado por tus manos, te habrán hecho tener alguna preferencia especial.
-Efectivamente, por mis manos han pasado muchas partituras y a través de ellas, muchos autores. Todos te dejan algo en tu carácter musical. ¿Admirar? Creo que a todos un poco. Saber que tienes en tus manos una partitura escrita por un gran genio, como Chopin, Beethoven, Liszt… te hace sentirte por un momento especial. Si tuviese que hablar de uno de mis favoritos, hablaría de Rachmaninof, por la fuerza de su música, por su capacidad de pasar de un tempo suave, delicado, a un fortissimo, y por su carácter. Luego, he tenido la suerte de tocar obras de compositores vivos con los que tengo contacto, como Jorge Grundman, Miguel Bustamante, Juan Antonio Simarro o Manu del Corral. Es un lujo trabajar con ellos una partitura.
He leído algunos comentarios sobre tu forma de plasmar las piezas que pasan por tus dedos, con elogios excelentes como: “Eduardo Frías es un pianista consumado a sus 29 años. Conjuga en perfecto equilibrio la expresión del corazón con el rigor de la técnica cerebral, consiguiendo una comunicación plena con el auditorio” –Ópera World, “Sus notas, pasando de un comienzo lúgubre a un ritmo animado, transmiten la mejor sensación de bienestar posible” –Genteventos, en el concierto de la National Gallery de Londres, además de estas otras que dicen muchas maravillas sobre tus maneras, “Sirva como ejemplo máximo la sonata para violín y piano de Janácek, donde el pianista Eduardo Frías hizo una soberbia actuación” –Ópera World, tras su actuación en la Fundación Juan March, Madrid o Eduardo Frías realizó dos sonatas para teclado pausado de Scarlatti y Soler, seguida de una lectura apasionada de Granados, con su obra ´La maja y el ruiseñor` y una versión refrescante y sencilla del adagio sostenuto del ´Claro de luna`de Beethoven, en el que logró hipnotizar a la audiencia con un sonido ondulante y diáfano” –Derek Murray de Musik & Vision. Con esas opiniones tan encomiables y merecidas, imagino que te sentirás halagado y además exigido de no perder la senda que has conseguido construir en tu estilo de entender las obras y de darles tu propias visión. Te resulta fácil tocar para grandes auditorios sabiendo las altas valoraciones que has logrado alcanzar, o en cambio sientes cierto vértigo, teniendo que realizar algún ejercicio de serenidad y concentración. Dado que de sólo pensarlo, me estoy mareando.
-En primer lugar, mi agradecimiento por estas críticas tan amables por mis interpretaciones. Y sobre la capacidad de los auditorios te diré que a mí siempre me ha motivado tocar con mucha gente en el patio de butacas. Nunca he sentido lo que algunos califican como miedo escénico. Por ejemplo, el día que más tranquilo salí al escenario fue en el Carnegie Hall. Para mí aquello era un sueño y me sentía feliz, como flotando en el aire, y con una tranquilidad interior absoluta.
Para aquéllos que no sepan dónde te fuiste haciendo como pianista y cómo fueron aquéllos años de estudio y sacrificio. Podrías decirles en qué Conservatorios has estudiado y cómo fueron esos años de duro aprendizaje, con horas y horas de perfeccionamiento hasta lograr las máximas calificaciones y con qué maestros has estado para conseguir ser el Eduardo Frías, que encandila con su sensibilidad y depurada maestría, al fusionarte con ese piano siempre distinguido.
-Mi primera gran maestra fue Silvia Núñez, que me cogió desde niño, cuando aún los pies no me llegaban a los pedales del piano, y que hoy todavía está ahí. Vive y trabaja en Mérida y muchos fines de semana he ido allí a estudiar con ella. Fue la que me preparó para entrar en el Conservatorio. Entré en el Conservatorio Ángel Arias Maceín, que ahora es el Moreno Torroba. José Luis Bernaldo de Quirós y Carlos María Domínguez fueron mis profesores. Luego ya en el Superior de Madrid, hice la carrera con Elena Orobio, un portento como profesora, pedagoga y persona, de la que se aprende mucho en cinco años. Todo ello, como te puedes imaginar, compaginándolo con infinidad de cursos, clases particulares, etc. La lista sería interminable destacando los últimos maestros, como Cristina Ortiz, Pascal Nemirovsky y Huseyin Sermet.
A pesar de esa juventud, -donde tienes toda una carrera por delante, en la que espero estar para seguirla. Deseando que algún año de estos, te dejes caer por San Sebastián, y que te veamos actuar en la Quincena Musical que se organiza en los meses veraniegos, en el emblemático edificio del Kursaal. –Has tenido el privilegio de actuar en salas importantes tanto de Europa, América y entidades oficiales en África. Nos podrías decir en qué lugares exactamente has actuado, y cómo fueron aquellas experiencias. Te servirían imagino para seguir creciendo como persona y músico.
-Sería un lujo poder actuar en la Quince Musical de San Sebastián, ciudad de la que tengo muy buenos recuerdos de mis tres actuaciones en la Sala de Plenos del Ayuntamiento, en conciertos organizados por el Ateneo Guipuzcoano. He actuado en muchos sitios, afortunadamente. La que más me ha marcado es la del Carnegie Hall, en Nueva York. También fui invitado al concierto que inauguró la exposición de Goya en la National Gallery de Londres, he sido el único pianista español invitado al Festival de Piano PIANOFEST de Belo Horizonte (Brasil), he colaborado con el Instituto Cervantes y el Ministerio de Asuntos Exteriores de España en los Centros Culturales de España en Bata y Malabo (Guinea Ecuatorial), he tocado también en la Hochschule des Kunske de Berna (Suiza), en la Fundación Julio Resende de Oporto (Portugal), en el Palacio Foz de Lisboa (Portugal) -en estas dos últimas salas, en dos ocasiones-, en las salas de la SGAE de Madrid y Barcelona, en los Clásicos de Verano de la Comunidad de Madrid de los años 2017 y2018, en la Fundación Juan March (Madrid) y en el Auditorio Nacional (Madrid), entre las más destacadas.
Según me comentas, fuiste el único pianista español invitado al Festival del Piano PIANOFEST de Belo Horizonte (Brasil). De aquello, qué recuerdos tienes y cómo recibiste la noticia. Sería una enorme responsabilidad ser el único español que estaría tocando el teclado.
-Es otra experiencia más. Era muy joven entonces y sin tantas “tablas”. Pero acepté el reto. Me impresionó la ciudad y tuve la ocasión de contactar con pianistas de otros países. De todos se aprende un poco.
De tu colaboración para el Instituto Cervantes y el Ministerio de Asuntos Exteriores de España en los Centros Culturales de España en Bata y Malabo (Guinea Ecuatorial). Me quedo sin palabras y seguro que mis lectores también, menuda responsabilidad el ir como colaborador de tan prestigioso instituto y especialmente para el Ministerio de Asuntos Exteriores. Cómo lo supiste llevar sabiendo que si tocabas alguna nota equivocada, te podrían tirar de las orejas.
-No era para tanto. Esa ha sido la visita que más me ha “tocado” en mi vida personal. De entrada te diré algo que te va a sorprender: tuve que llevar un teclado desde España porque en toda Guinea no había un solo piano que poder transportar. El guardia de la aduana quiso abrir la caja que lo protegía para, según me dijo textualmente, “ver como es un piano”. Hubo mucho público en las dos ciudades y fueron muy cariñosos.
¡Alucinante! Es increíble que en todo un país, no existiese un solo piano. Además de tus actuaciones como solista, has acompañado al piano a diversos artistas como Sol Gabetta (violoncello) o Leticia Moreno (Violín), sin olvidarnos de los concursantes que cada domingo vemos en “Clásicos y Reverentes”. De esto último llevas siendo el pianista estelar en las dos temporadas, acompañándoles con las diversas piezas que deben interpretar ante un jurado exigente pero generoso, a la hora de hacerles mejores músicos. Cómo te escogieron para ser el pianista de dicho programa tan excelente y qué les llegas a transmitir a los jóvenes que deben acompañarte, siendo tú un músico ya consagrado que a pesar de su juventud, es posible que te vean como a un Barenboim o un Radu Lupu.
-El equipo de “Clásicos y Reverentes” ya me conocía del pasado y me llamaron. Muchos se creen que acompañar dos minutos es una tarea fácil, pero están muy equivocados. Los chicos, sobre todo ellos, y yo tenemos que dar el máximo porque aquí no hay cortes, todo va seguido. Les transmito lo que sé de música de cámara y la mejor forma, según mi opinión, de interpretar las obras. Son tan jóvenes que son como esponjas, lo asimilan todo.
Antes de terminar sacaste en los últimos meses un disco que contiene la obra integral de piano de Jorge Grundman, para el sello discográfico SONY CLASSICAL, que lleva por título Little Great Stories, que has presentado en diversas ciudades del mundo, destacando Carnegie Hall. Qué nos podrías decir de este compositor madrileño como tú, para el que no lo conozca y qué nos descubres con este trabajo discográfico.
-Empezaré por lo más básico. Jorge Grundman es un compositor madrileño, afortunadamente vivo, y tonal. A partir de ahí te diré que es un fanático de la música, que ha compuesto infinidad de obras para solistas, dúos, tríos, cuartetos, quintetos, temas orquestales, etc. Trabajar con él fue un lujo. Nos reuníamos habitualmente para darle forma a toda su obra, él me corregía y también oía mis observaciones. Fue un gran trabajo en equipo. Con este trabajo discográfico intento demostrar a la gente que existe una música moderna, entendible para el oído del espectador del Siglo XXI.
He sabido a través de las redes sociales, que formaste parte junto a la orquesta sinfónica de España, y dirigidos por Iván Palomares. Para interpretar la música de la película “En las Estrellas” compuesta por el propio Iván, un joven compositor con un futuro enorme. Cómo fue aquella experiencia y con qué momentos te quedaste.
-Fue una experiencia magnífica para mí, que nunca había trabajado antes en algo así. Cómo se ha venido diciendo a lo largo de esta entrevista, he podido hacer muchas cosas en mi carrera musical, he tocado en sitios diferentes y he interpretado todo tipo de música. Pero la música es una carrera que nunca se termina y siempre tienes que abrirte para aprender algo nuevo. La experiencia de trabajar en la banda de “En las estrellas” me ha aportado mucho. En primer lugar, desde el punto de vista profesional ya que nunca había hecho un trabajo como éste, coordinado con una gran orquesta como es la de RTVE y, muy importante, con unas imágenes. En segundo lugar, es un privilegio poder trabajar codo con codo con un compositor vivo. A los músicos de clásica nos enseñan en los conversatorios a tocar obras de los grandes maestros de la historia. Obras bellísimas, sin duda. Pero se deja de lado a los intérpretes contemporáneos y, sobre todo, a los vivos. Ellos son los que te pueden decir de primera mano la música que quieren hacer. Te pongo un ejemplo más arriesgado, ¿Beethoven, por ejemplo reconocería hoy alguna de sus obras? Y ya, en tercer lugar, “En las estrellas” fue una experiencia única desde el punto de vista del ego personal, por la sensación que se siente al escucharte en una gran pantalla de cine y rodeado de gente que no piensa, ni por asomo, que ese que está tocando esa pieza eres tú.
Poco después se supo que dicha obra musical, entro de forma inesperada a la lista de los 33 Premios GOYA de la Academia de Cine Español como mejor música original. Aunque finalmente no se logró tan preciado reconocimiento. Imagino que de primeras te sentirías decepcionado, pero con calma verías las cosas de forma diferente.
-Al principio te da un poco de rabia, pero luego lo vas asimilando. Es un lujazo poder estar ahí, sobre todo teniendo en cuenta los pocos medios con los que contaba la productora para la difusión.
Recientemente me enteré de que tenías programada toda una gira por China, para este mes de Noviembre. Qué nos podrías adelantar de ella y cómo te llegó la posibilidad de afrontar una aventura de tal envergadura.
-Otro reto importante. Los organizadores de la gira contactaron conmigo y no lo dudé ni un segundo. Pretendo llevar música española, sobre todo, que es a lo que menos acostumbrados están.
Después de tantas respuestas que espero no te hayan resultado comprometidas alguna de ellas, cumpliendo con el objetivo de difundir tu persona y la carrera que estas llevando. Te quisiera preguntar si existe alguna pregunta que te hubiera gustado responder, pero que desgraciadamente no te haya realizado.
-Quizás me hubiese gustado hablar de cómo está la música clásica en España en la actualidad, que creo que atraviesa un gran momento en cuanto a la calidad y cantidad de jóvenes que surgen, pero que no encuentran su espacio para tocar. Madrid, por ejemplo, necesita más salas en la que los jóvenes puedan tocar con una cierta regularidad y que, incluso -fíjate si soy atrevido- poder ganar algún dinero simplemente para subsistir. Tocar se puede hacer en muchas salas hoy en Madrid, pero siempre que sea gratis. Y eso no puede ser. Cultura no es sinónimo de gratuidad y eso se puede aplicar a empresarios, organismos oficiales y público.
Sin más, quiero agradecerte enormemente la atención prestada, al responder a esta entrevista que he tenido el enorme placer de crearte. Con la que espero haber conseguido mi propósito, que es difundir y dar a conocer, a una persona encantadora, que ha conseguido labrarse una carrera impresionante delante de un instrumento que siempre me ha fascinado y que me hubiera gustado aprender a tocar desde que tuve conciencia musical.
Para terminar, espero que no te importe responder a unas pocas preguntas tipo test, con las que nos ayudarás a conocerte algo mejor sobre tu persona. ¡Muchas gracias, Eduardo Frías! Te deseo muchos éxitos y triunfos, y espero que pronto te podamos disfrutar en las tierras vascas dándonos algunos recitales.
PREGUNTAS TIPO TEST:
¿Un personaje histórico? Napoleón.
¿Una época? El romanticismo.
¿Un pintor? Francisco de Goya.
¿Un escultor? Fernando Botero.
¿Un escritor? G.A. Bécquer.
¿Un poeta? F. García Lorca.
¿Un libro? Siempre el siguiente que voy a leer.
¿Una película? El resplandor.
¿Un director de cine, teatro o televisión? Stanley Kubrick.
¿Un actor? Jack Nicholson.
¿Una actriz? Meryl Streep.
¿Un compositor? Sergei Rachmaninoff.
¿Un cantante? Roberto Alagna.
¿Un músico? Huseyin Sermet.
¿Una flor? Mi chica.
¿Un animal? El toro.
¿Una estación del año? El verano.
¿Un lugar donde residir? Madrid/Paris.
¿Un lugar que te gustaría visitar antes de morir? Imposible decidir uno.
¿Un color? El azul.
Ricardo Campos Urbaneja
Irún