ENTREVISTA A LA ACTRIZ RUTH GABRIEL

                Queridos lectores del Granada Costa, en esta ocasión les traigo a la actriz Ruth Gabriel Bueno (San Fernando en Cádiz, 10 de julio de 1975). En la actualidad esta en plena representación teatral de la obra magistral y maravillosa de Federico García Lorca  La Casa de Bernarda Alba, en el Teatro Español de Madrid desde el 6 de mayo hasta el 5 de junio, interpretando el papel de Magdalena, bajo las órdenes de José Carlos Plaza, y junto a un reparto de lujo que lo componen; Ana Fernández, Mona Martínez, Zaira Montes, Rosario Prado, Montse Peidro, Marina Salas y Consuelo Trujillo. 

                Nuestra entrevistada es hija del actor Ismael Abellán  y de la actriz y escritora Ana María Bueno de la Peña, más conocida por Ana Rosetti. Aunque nació en Cádiz, su infancia la vivió en Madrid. Los que andemos rondando los cincuenta o más, seguramente nos acordaremos de que fue parte del reparto de aquel programa infantil que nos enseñó muchas cosas, como fue Barrio Sésamo, donde comenzó con el nombre artístico de Ruth Abellán (1984-1987), ya con catorce años se trasladó a los Estados Unidos para estudiar en la Escuela Americana de Arte Dramático de Pasadena y ganó el certamen de teatro escolar del Sur de California. Luego siguió aprendiendo sobre la profesión en Florencia en el teatro clásico del Oriuolo con Gianni Sussini, teatro y danza (“La inteligencia del cuerpo”) con Rafaella Rossellini y Luis Emilio Bruni y cantó en el coro del Duomo de Florencia. Ya de regreso a Madrid amplió su formación y conocimientos con clases de baile y esgrima, y trabajo de go-go y camarera.

                El nombre de Ruth Gabriel lo estrenó con su primera película Días contados de Imanol Uribe en 1994. Por esta espléndida interpretación le fue concedido el Premio Goya a la mejor actriz revelación, aunque también estuvo designada al Premio como actriz protagonista por el mismo papel, ganando por ese papel el Premio Ondas, el Ojo Crítico, y el de Mejor Actriz en el Courmayeur Noir Film Festival. A partir de ese momento su carrera empezó a despegar tanto en cine, teatro y televisión, cosechando otros premios y reconocimientos como el de Mejor Actriz en La Mostra de Cine de Valencia por su película “Malamuerte”.

                 Sobre su trayectoria desde los siete años nada menos, podemos destacar que ha trabajado en La cometa blanca, Barrio Sésamo, Cómicos, Nostromo, Querido maestro, Antivicio, La Mari, Historia Estrella, 7 Vidas, El comisario, Bandolera, Olmos y Robles, Centro médico, Perdóname Señor, El Continental y Amar es para siempre.

                Dentro de la gran pantalla ha trabajado bajo las órdenes de excelentes directores y directoras de nuestro séptimo arte, como son; Imanol Uribe, Antonio Eceiza, Luis Felipe Rocha, Enrico Coletti, Agustí Villaronga, Betty Kaplan, Álvaro Olavarria, Alberto Ortiza, Rafael Alcázar, Manuel Estudillo, Miquel García Borda, Vicente Pérez Herrero, Emilio Ruiz Barrachina y Gerardo Herrero. En películas como Días contados, Felicidades tovarich, Señales de fuego, A tres bandas, 99.9, Doña Bárbara, Sinfín, Besos de gato, Historia de Estrella, Lazos rotos, La mujer de la fábrica de hielo, El discípulo, Zona hostil y El asesino de los caprichos.

                Aunque no se ha prodigado mucho sobre un escenario sabemos que le apasiona el calor del público, y representar clásicos de la literatura universal como buena actriz que es. Ha representado Verano, Una vida robada, Crimen y castigo de Fiodor Dostoievski, Fuente Ovejuna de Lope de Vega, El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca, Linda vista,  y por segunda vez La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, tras haber actuado en dicha obra hará nada menos que dieciséis años, regresa ahora de nuevo como Magdalena y nada menos que el Teatro Español durante un mes entero para disfrute de los madrileños y de todos aquellos que estén de paso por ahí.

                Como productora en la empresa Zampa Audiovisual S.L. tiene títulos como el cortometraje La lección, y los documentales “Jerez y el Misterio del Palo Cortado”, “Jaén, Virgen y extra” y “Goya, el ojo que escucha” Que acaba de ser seleccionado para el Festival de Cannes en la sección Cannes Classic.

                También es profesora de interpretación y de comunicación habiendo creado ECO (Estrategias de Comunicación Oral) un programa de aprendizaje de comunicación que ha colaborado con IMCINE, FICG, Latido Films, Saint Andrews University, MAFIZ, CIMA Impulsa, Festival de Cine de Avilés, entre otros, además de numerosas tutorías personalizadas.

                En su faceta de escritora forma parte de la antología Madrid Capital con su poemario After Hours y tiene el premio Aljarafesa por su poema Madre Agua.

 

                Sin más preámbulos daremos comienzo a la presente entrevista, con la que conoceremos a esta simpática y polifacética artista, que ha sabido seguir los pasos de sus padres a lo largo de tantos años, e incluso superándolos si eso es posible en cierta medida con su buen hacer y profesionalidad, y los innumerables premios y reconocimientos logrados en tantos años de carrera. 

 

                – En primer lugar, quiero agradecerte el tiempo que nos dispensas para responder a las siguientes preguntas. La primera como es ya costumbre, aunque comenzaste desde niña en Barrio Sésamo y viniendo de padres artistas, ¿en qué momento de tu tierna edad y cómo te viste llamada al mundo de la farándula y en qué instante decidiste que sería tu profesión?

 

-Sinceramente no recuerdo no haber querido ser actriz en ningún momento de mi vida. Sí es cierto que hay dos películas que me marcaron y me hicieron convencerme de que eso era exactamente lo que quería hacer en mi vida. Por un lado “En el estanque dorado”; Cuando ví a Katherine Hepburn ya mayor disfrutando de un papel tan fascinante, loco, fuerte, y con esa mezcla que parece madre, heroína y loca al mismo tiempo, pensé que yo quería hacer eso por el resto de mi vida, hasta que me muriera.

Por otro lado: “Cría cuervos” Sé que puede sonar muy preocupante decir que me sentí muy identificada con el personaje que interpretaba Ana Torrent, teniendo en cuenta que era una niña que quería envenenar a varias personas en su casa, pero lo cierto es que me fascinó. Creo que fue porque Saura sabe crear muy bien el universo de los pensamientos más retorcidos de los niños, esa inocencia que no tiene nada de dulce ni de cursi, sino algo más profundo y real, y quizá por eso me vi yo en esa niña.

 

                -Aunque tus padres son artistas, cuando supieron que querías seguir sus pasos. ¿Te apoyaron de forma incondicional o hubieran preferido que te decantaras por otra profesión?

               

                -Ellos vieron inmediatamente que yo sentía pasión por la interpretación y me alimentaban llevándome a ver películas y obras de teatro que aunque no siempre entendía del todo pero conseguían fascinarme. Siempre han pensado en mí como una persona capaz de discernir mis gustos y mis pasiones y si algo me han regalado en la vida ha sido valor, confianza y la certeza de que si no haces lo que verdaderamente te apasaiona, no solamente eres infeliz, sino que puedes incluso terminar haciendo infeliz a tu entorno.

 

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                -Cuando entraste a formar parte del elenco de Barrio Sésamo, ¿cómo te sentiste siendo tan pequeña?, seguro que muy nerviosa al principio. ¿Fue difícil con esa edad estar delante de una pantalla y recordar los guiones? Imagino que tus padres te ayudarían muchísimo entonces. ¿Qué nos puedes contar de aquel tiempo y del significado que ha supuesto para tantas generaciones?

 

-Yo empecé con “La Cometa Blanca”, así que hice la prueba con bastante seguridad. Me preguntaron si había hecho algo antes y les interpreté todos los episodios que había grabado haciendo de todos los personajes. Mis padres oían a la gente mueriéndose de la risa y estaban asustados pensando que iba a salir destrozada pensando que se habían reído de mí, porque en el fondo yo era muy tímida y sensible, pero recuerdo haber sido feliz haciendo reír a la gente.
Luego las grabaciones se hicieron duras: en aquel entonces los niños trabajaban igual que los adultos y yo apenas iba al colegio, lo que influía muy negativamente en mis notas. Siempre tenía que presentarme a los exámenes de recuperación y conseguí no repetir nunca curso, poque entre todos los aprendizajes que me dio la TV el más importante fue el de trabajar la memoria.

 

                -Has estudiado en EEUU, en Florencia y en Madrid, de cara a perfeccionar tus dotes interpretativas. Sería muy duro para una chavala con esa edad irse especialmente a EEUU o a Italia, que según parece allí se traslado tu madre. ¿Qué recuerdos guardas de esos desplazamientos, estudios y el problema del idioma?

 

                -Lo bueno de haberlo hecho tan joven es que aún tenía una vena algo ¡Kamikaze! No, ahora en serio: A mí me vino muy bien, sobretodo el primer viaje a los Estados Unidos, porque pude pasar una adolescencia anónima, en vez de ser la niña del Barrio Sésamo. Después de eso me di cuenta de la importancia de viajar, de conocer otros lugares, otras culturas y otras ideas. Es imprescindible para crecer y ser mejores personas.

               

 

-Entre esos estudios en Madrid aprendiste baile y esgrima, esto último te ayudaría bastante para Bandolera. De tantos castings que habrás tenido que realizar, ¿cuáles fueron los que más te marcaron profesionalmente y en algún momento entre rechazos y aprobaciones, tuviste dudas de si la carrera de artista sería lo tuyo finalmente?

 

                -Bueno, en Bandolera yo era una profesora dulce y dócil y no tuve que usar la esgrima, pero lo pasé estupendamente. De los castings tengo algunos recuerdos bastante duros, pero a los que he aprendido a no hacer caso. La historia de mi infancia era presentarme a castings con el texto bien trabajado y memorizado y que luego me dijeran que estaban buscando una niña rubia. También he pasado por él: “La necesitamos más joven” y un montón de cosas más, pero como todo esto lo he vivido desde pequeña no dejo que me derrumbe.

 

 

                -En una entrevista reciente nos comentó Marta Hazas, que se pensaba rodar una serie sobre el personaje de El Zorro, y le pregunté aprovechando sus conocimientos en esgrima como es tu caso, si le apetecería enfrentarse a él, y ganarle en un duelo. Me dijo que la encantaría participar en la serie y vencerle en una contienda. En el caso de Ruth, ¿se vería capaz también de enfrentarse al mítico Zorro, ganarle y dejarle después su marca personal?

 

-Bueno, que gane o no depende más del guión que de mis talentos personales, ¡me temo! Pero sí te puedo asegurar que me divertiría muchísimo.

 

                -Ya de joven con nada menos que dieciocho años te llegó un personaje que marcaría tu carrera elevándola hasta cimas insospechadas, como fue el de Días contados en el papel de Charo. ¿Qué sentiste tras recibir tantos reconocimientos, Premios y especialmente el Premio Goya a la Mejor Actriz revelación? Imagino que estarías en una nube de la que no querrías bajarte, pues a esa edad verse uno tan arriba nos puede hacer perder la perspectiva.

 

                -A Días Contados y le llamo “La peli que me parió”. Y los premios supusieron para mí, sobretodo, una bienvenida a la profesión. Fueron varios los premios que recibí gracias al voto de compañeros de la industria y eso me hizo sentir acogida y enormemente feliz.

 

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                -Te has visto bajo las órdenes de grandísimos directores, directoras y junto a excelentes compañeros de profesión. De todos ellos o ellas, ¿cuáles te enseñaron más del mundo de esta profesión hermosa y sacrificada, y con quiénes te gustaría volver a coincidir nuevamente en un futuro?

 

                -Cada proyecto supone un reto, y todas las personas involucradas forman parte de este crecimiento. No cambiaría ningún proyecto ni ningún o ninguna compañera, porque de todas las personas que me han rodeado he sacado un aprendizaje especial. Sí es cierto que en algunos casos he sentido que se creaban conflictos innecesarios, mientras que con otras personas es una gozada disfrutar y compartir de eso que tenemos en común, que es el amor incondicional a nuestra labor, la disciplina y la búsqueda de la excelencia.

 

               

                -De todos los personajes que has tenido que interpretar y son muchos, ¿cuáles te resultaron más complicados y difíciles dada su complejidad, aunque después te enriquecieron más como actriz y persona, y qué personajes te gustaría verte un día interpretando?

 

                -No cabe duda de que Charo, de Días Contados fue un personaje complejo y delicado, pero afortunadamente tanto desde dirección como desde producción tuvieron claro que se tenía que trabajar con rigor y mucho mimo. Finalmente lo que ayuda a crear un buen proyecto son los ensayos en común, poner a todo el equipo técnico y artístico en sintonía, atar bien los cabos y luego lanzarse a rodar con seguridad y valentía. Así pasó también con “Zona Hostil”, donde tuvimos semanas de entrenamiento con militares para poder ponernos en sus zapatos, sentir el uniforme, el lenguaje corporal, el sentido del deber, las jerarquías y sus valores como si fueran propios lo que llenó la película de mucha naturalidad y verdad.

 

                -Han existido innumerables momentos en la historia del teatro y de la farándula en general, a lo largo de años y siglos. Pero a Ruth Gabriel, ¿a cuál le hubiera gustado asistir para vivirlo en primera persona con los artistas que estuvieron y por qué?

               

-Una obra de teatro que me marcó en mi infacia fue “El Público” de Federico García Lorca, dirigida por Lluis Pascual para el Centro Dramático Nacional. Allí estaban mi padre, Ismael Abellán, y mi tía, Susi Sánchez. Yo vi la función decenas de veces, llegando incluso a escaparme de casa para presentarme allí para verla una y otra y otra y otra vez más, poque estaba totalmente fascinada. Ni siquiera sé cuál de los personajes me hubiera gustado interpretar, solo sé que soñaba con estar allí, en una obra que supuso un evento Lorquiano bellísimo, y que quería trabajar con maestros como Lluis Pasqual. A día de hoy sigue siendo un sueño por cumplir, pero me siento afortunada por haber encontrado a mi maestro teatral más personal: José Carlos Plaza.

 

 

                -Actualmente estáis representando en el Teatro Español de Madrid, una de las obras lorquinas por excelencia como es La Casa de Bernarda Alba, obra en la que estuviste también en el 2006. Aunque imagino que haciendo otro personaje, dado el tiempo transcurrido. ¿Cómo y qué sentiste al saber que podrías representar dicha obra ahí siendo para ti la primera vez, y cómo es trabajar con un elenco tan talentoso tanto en la dirección como dentro del reparto?

 

                -Pues curiosamente vuelvo a interpretar a Magdalena. El teatro tiene estas licencias. Y si te soy sincera mi Magdalena del 2006 estuvo muy bien, pero no podía llegar a las capas a las que puedo llegar ahora en el 2022. Estos personajes tan profundos y complejos requieren el peso de la edad, de la vivencia. Detrás de cada palabra que escribe Lorca hay un universo entero difícil de entender sin haber traspasado la vida a fondo y haber alcanzado una madurez personal que no se salva con la técnica. Y eso que José Carlos Plaza nos exige trabajar muy técnicamente y recurrir al cuerpo y la palabra con precisión, pero para hacer bien estos personajes hay algo que va más allá de la técnica e incluso del talento. Y ese algo es la vida.

 

                -Según la agenda estaréis allí desde el 6 de mayo hasta el 5 de junio. ¿Se prevé hacer una gira nacional de la obra, por si a algún lector que lea la entrevista no pueda asistir a Madrid, para que así tenga la esperanza de poder veros sobre un escenario de su ciudad o provincia?

 

                -Nosotras estrenamos el 27 de abril del 2021 en Alicante y hemos hecho alrededor de 80 bolos ya por toda España. Nuestra última parada es de momento el Teatro Español en Madrid, pero nos negamos a descartar que en la temporada de otoño surja el milagro y podamos seguir juntas disfrutando de este viaje, con esta compañía de ensueño y con esta obra que tanto nos está haciendo crecer.

 

                -Sabemos que todos los artistas en mayor o menor medida, tienen manías o supersticiones antes de subirse a un escenario. En el que caso de Ruth Gabriel, ¿existe alguna que pueda ser confesable sin que por ella se tenga que ruborizar?

 

                -¡Sin problema! Cada proyecto me inspira unos u otros rituales, pero hay algunos que no cambian: Me encanta, por ejemplo, crear mi espacio en el camerino: poner las fotos de la gente que me hace sentir protegida, mis velitas, inciensos, estiramientos, calentamiento de voz… y repasar el texto con compañeras o compañeros, aunque tengamos la certeza de que nos lo sabemos de memoria, pero como para asegurarnos al 100%. Como quien se asegura de que ha apagado la llave del gas o que ha cogido las llaves antes de cerrar la puerta.

 

 

                 -Seguimos arrastrando aunque ya en menor medida la crisis del Covid, aunque estamos padeciendo otras de otro nivel. En el caso de Ruth Gabriel, cómo fueron aquéllos días de confinamiento y su vida posterior, tanto en el ámbito familiar, de amistades o en el campo laboral, con cancelaciones y aplazamientos sufridos. ¿Qué nos podrías contar de ese periodo de incertidumbre y grandes pérdidas?

 

                -En mi caso mi primera respuesta fue devastadora. Estaba asustada, desconcertada y caí en picado. Pero al tener adolescentes en casa enseguida me di cuenta de que tenía que coger fuerza y transmitírsela a ellos. De pronto se convirió en una de las épocas más productivas a nivel profesional que he tenido en mi vida, gracias a un programa de formación que tengo sobre Estrategias de Comunicación Oral (ECO) y que trasladé a formato on line. De pronto estaba haciendo un montón de talleres internacionales gracias a este formato, mi ánimo mejoró y lo mejor es que pude también compartir y contagiar el entusiasmo con el toque de esperanza de que en cuanto todo esto hubiera acabado estaríamos preparados a nivel formativo para cualquier cosa.

 

 

 

                Sin más, quiero agradecerte Ruth Gabriel Bueno, el tiempo que nos has dispensado con tu simpatía, aún sabiendo de lo apretada de tu agenda entre ensayos y representaciones de La Casa de Bernarda Alba en el Teatro Español de Madrid. Os deseo mucha mierda y que el público os siga allí a donde vayáis, con esa obra magistral del gran dramaturgo que fue Federico García Lorca. Esperando tengas a bien el responder a una serie de preguntas tipo test, con las que nos ayudarás a conocer tus gustos y aficiones.

 

                ¡Muchas gracias, Ruth Gabriel!

 

 

                PREGUNTAS TIPO TEST:

 

                ¿Un personaje histórico? Me intrigan las diferentes versiones de la historia de Malinche.

                ¿Una época? Los años 60.

                ¿Un pintor? Maruja Mallo.

                ¿Un escultor? Joaquín Berao es conocido como joyero, pero sus esculturas son una auténtica joya.

                ¿Un escritor? Demasiado difícil. Hay momentos para todo.

                ¿Un poeta? María Victoria Atencia.

                ¿Un libro? La insoportable levedad del ser.

                ¿Una película? Cría cuervos, la Cinta Blanca… algo me pasa con las películas sobre niños que dan un poco de miedito…

                ¿Un director de cine, teatro o televisión? De cine: ¡Viva Carla Simón, su talento y la huella que está dejando en la historia del cine español! De teatro: Moriré adorando a mi maestro, José Carlos Plaza.

                ¿Un actor? Javier Bardem.

                ¿Una actriz? Katherine Hepburn.

                ¿Un compositor? Solo por lo que hizo en “La Misión” Ennio Morricone me tiene el corazón ganado de por vida.

                ¿Un cantante? Idir.

                ¿Un músico? Franco Battiato.

                ¿Una flor? La Azucena: El símbolo del arcángel San Gabriel.

                ¿Un animal? El caballo.

                ¿Una estación del año? El verano.

                ¿Un lugar donde residir? Donde esté la gente a la que amo.

                ¿Un lugar que te gustaría visitar antes de morir? Indonesia.

                ¿Un color? El coral.

Entrevista por Ricardo Campos Urbaneja

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