EN SEPIA

El viento que aleja otro otoño,
va dejando la espuma fluir
en la arena, en la estación caduca,
y en los ojos del amor
que se deja envolver
en el color cobrizo,
acrecentado por el oriosco
que trae la tarde temprana.
Tras él las nubes hacen acopio
y la lluvia rocía sobre el rostro
de los múltiples semblantes,
refrescando la piel y el alma
oculta en la corteza
del cuerpo que la protege.
Tu amor y mi amor
adoptaron los ocres de las hojas,
las arrugas y manchas en la tez,
arrogándose ese sepia hermoso
que se va confundiendo
en el paisaje.
Pero mi amor y el tuyo
resisten uno tras otro
flamantes horizontes castaños,
cada vez más abrazados,
más ceñidos, rodeados
de la suave vaina
de la ternura.
