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El viaje hacia la verdad 3ª Parte

Ni a mi amigo ni a mí, nos importaba ya el café. La trascendencia de todo lo que me estaba transmitiendo, su viaje hacia una verdad tan grande, me había hecho olvidar todo lo demás. No importaba donde estaba, sino hacia donde iba a ir a partir de ahora. Por momentos sentía aquel sosiego que lo rodeaba, el cristalino de mi mente se redimensionaba. Estaba viendo o más bien reconociendo cosas que jamás imaginé. Me di cuenta que mi amigo todavía estaba en el viaje, que desde que salió con la mochila ya nunca dejaría de viajar. Porque ahora para él, la misma vida es un viaje hacia la verdad. Entrar en aquella cafetería conmigo era parte del viaje, la nueva vida que emprendió, volver a retomar sus estudios, hasta buscar estabilidad en su ciudad, era parte del viaje. Y aún hoy sé que sigue viajando.

Continuó su historia. Después de partir de Birmania, vio caminos de todo tipo, estrechos y anchos, subió y bajó laderas y hasta pisó la nieve. Después de Vietnam se adentró en la gran China donde pasó algunos meses. Por fin retrocedió para ir a países que se había dejado atrás, pero sobre todo su gran sueño fue pisar África, así que pasó a través de Egipto.

 Llegó al Cairo de noche, la mejor manera de entrar en una ciudad de los sueños. A lo lejos pudo ver como las luces de la mezquita de Alabastro, tachonaban un cielo negro. Se sumergió en sus calles y vio como el Nilo imitaba sus luces. A pesar de ser mas de medianoche había un bullicio de personas y coches sorprendente, que poco a poco fue dejando atrás a medida que se dirigía al barrio islámico, la ciudad antigua. La gente sentada en la calle, charlaban y jugaban al backgammon. El olor de comida, lo atrajo a tenderetes delante de la mezquita de Al Azhar, la universidad más antigua del mundo. Atraído por el bello edificio, pasó a un patio interior de mármol blanco, atravesó una gran sala de estudio y llegó hasta la prestigiosa biblioteca del Emir Muhammad Bey Abu Dhahab. Esta contiene manuscritos del siglo VIII con más de 100.000 obras. Se preguntó cuanta sabiduría podía haber allí. Un señor ataviado con elegantes ropajes se ofreció a ayudarlo, pero él solo quería rozar con sus manos las cubiertas milenarias, que arropaban y protegían sabias palabras.

Salió y descansó en las escalinatas calientes, una suave brisa comenzó a refrescar un poco. A pocos metros un hombre recostado sobre sus codos parecía tararear algo, se dio cuenta de que se trataba de un canto popular llamado Tarab, una palabra utilizada, para referirse a los estados emocionales que la música logra en las personas. Mi amigo conociendo un poco el tema le dijo que estaba sintiendo melancolía.

–Vaya, conoces un poco el Tarab –dijo el hombre que cantaba–, este cielo estrellado es el mejor escenario para evocar emociones humanas.

–¿Eres profesional del Tarab?

–Así es. Aunque tengo que compaginarlo con la medicina que precisamente estudié en esta universidad. Son mis dos pasiones, ayudar a sanar a las personas y cantar a las emociones. Para esto también tuve que estudiar mucho porque para evocarlas hay que conocerlas bien, vivirlas y dominarlas.

–A decir verdad, en mi viaje me han hablado sobre las emociones, pero no las más populares como suelen oírse en las canciones, sino las impopulares.

–Sé a lo que te refieres, te han hablado de que el dolor está mal atado a otras emociones, emociones que no son malas en sí mismas. Y por supuesto te han hablado del odio.

–Así es

–Y buscas la enseñanza que te diga que otra emoción debes dominar para lograr el equilibrio y así cerrar la gran verdad.

–¿Cómo puedes saber eso?

–Esa gran verdad nos la enseñan desde pequeños en este lado del mundo, pero además en mi profesión me enseñaron a reconocer las emociones, y veo que viajas en busca de la respuesta que pudiera deshacer tu sufrimiento, por alguna tragedia vivida quizás. Tal y como te veo ya controlas el dolor y has aprendido a tratar el odio, puede verse en tu manera de moverte, pero aún te falta lo que te dará la paz. Poner en su lugar la emoción más poderosa. Pero para que lo entiendas, ya habrás descubierto que por aquí solo se aprende a través de la experiencia, es la mejor manera de aprender una lección. Acompáñame al Nilo, vamos a pescar.

Ya se había acostumbrado a aprender de aquella manera, detrás de cada experiencia siempre se esconde una lección que te hará comprender mejor la vida y a ti mismo. Subieron a una enclenque barcaza con enseres de pesca.

–¿Has pescado alguna vez?

–Nunca.

–Yo te enseñaré. Esto es el anzuelo, esto el plomillo que te ayuda a lanzar lejos y esto es el cebo. La pesca es un oficio de armonía y equilibrio. Al sentir el primer tirón debes ajustar el anzuelo con un tirón preciso de la caña. Con la experiencia puedes sentir la vibración de la caña y reconocer que tipo de pez es, en qué momento de la captura se haya y muchos otros datos, pero empezaremos por algo sencillo.

JVAN_COLLECTIVE en Pixabay

Pasaron algunas horas y mi amigo no pescó nada, aunque el médico cantante ya tenía para una buena cena.

–Ha sido una velada estupenda, lo he pasado muy bien –dijo mi amigo.

–Antes de que prosigas tu camino te regalaré la enseñanza que te falta. La respuesta es la siguiente: todo lo que sientes, todas tus emociones eres tú mismo, no hay emociones malas o buenas, lo que hagamos con ellas hará que se corrompan o no. Entenderlas te hará entenderlo todo y no volverás a sentirte perdido nunca más.

<<Ya has entendido como lidiar con el dolor emocional y como tratar el odio, pues bien, nada de esto sirve sino controlas la emoción más poderosa, la que puede acabar con todas las demás, esta es el miedo.

<<El miedo es la emoción que nos ha protegido a la especie humana durante toda su existencia. Gracias a esta estamos hoy aquí. Pero cuando el miedo se descontrola y se vuelve irracional puede acabar con tu vida. De hecho, las mayores atrocidades de la humanidad, en la que han muerto miles de personas, fue debido al miedo.

<<El miedo necesita armonía y equilibrio. Justo el control que precisa la caña en nuestras manos al pescar. Debemos aprender a sentir el primer tirón y entonces ajustar con precisión la caña. Con la experiencia podrás sentir cada vibración y reconocer a qué tipo de amenaza te enfrentas, si es real o no.

<<Has aprendido que el dolor emocional solo es malo si lo estancas y no lo dejas correr, solo has de sentir el justo y necesario cuando realmente está justificado. Has aprendido que el odio solo es malo cuando no le damos el tratamiento adecuado, debes dejarlo secar y no dejarnos llevar por la impulsividad y por último el miedo puede ser tu aliado o tu enemigo, debes aprender a dominarlo con precisión. Además, puedo decirte como médico que lo más parecido al miedo descontrolado que he visto en mi carrera es el cáncer. Esta enfermedad no la produce un virus, se inicia por una anomalía en células perfectamente sanas, buenas, pero de repente un agente cancerígeno, que bien puede estar en lo que comemos produce una anomalía y de repente empiezan a crecer sin control produciendo tumores. El miedo en si es algo bueno, pero depende de que estemos alimentando nuestra mente puede producir un crecimiento anómalo o irracional de ideas que hagan crecer un miedo irrazonable e infundado.>>

Cuando mi amigo terminó de contarme su historia yo comencé mi viaje.

Manuel Salcedo

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