Portada » EL SUEÑO EUROPEO

Si más de las tres cuartas partes de la Constitución Europea, creo que me quedo corto en esta apreciación, son un bodrio, una gran escombrera, ¿qué intereses personales y partidistas tienen muchos de los jefes de Estado y de Gobierno de los países más desarrollados del “Viejo Continente” para defender dicha Constitución con dientes, uñas y hasta por encima de sus respectivas ideologías?

 En todos los conflictos de trascendencia suma, como lo son los que están sucediendo actualmente en Europa, siempre hay varios o muchos “caraduras”, “vivales” y “chamanes pintamonas” que se aprovechan de tales desaguisados.

 Si queremos conseguir, política y económicamente, que la Unión Europea (UE) marche por el camino del progreso, lo primero que tienen que hacer los gobernantes de las distintas naciones miembros de dicha Comunidad es procurar que la inmensa mayoría de los ciudadanos de la UE tengamos las máximas ilusiones en el desarrollo de la misma, es decir, procurar que creamos en nuestros políticos nacionales para después creer en Europa. ¡Cuántos y cuántos pueblos de la Unión no confían en sus políticos, porque éstos han hecho oídos sordos y han cerrado los ojos ante los innumerables problemas que acosan y machacan a una parte mayoritaria de ciudadanos! Ante esa confianza perdida, son los propios dirigentes quienes tienen que trabajar para restituirla. Ello se logra con hechos, nunca con palabras de humo. Con acciones visibles y palpables que creen puestos de trabajo estables y bien remunerados, que controlen y legalicen la inmigración, que erradiquen los abusos en demasía, ya reseñados anteriormente, que hay con el euro en relación con las monedas desaparecidas de los Estados miembros, que equilibren el poder adquisitivo con la carestía de la vida…, en definitiva, que atiendan bien y pronto las demandas que los pueblos elevan a sus regidores respectivos. Sólo así volverá la ilusión a los hombres y a las mujeres de la Unión. Sólo así “el sueño europeo” será una realidad.

 Por consiguiente, la crisis económica y financiera que roe actualmente las entrañas de la UE obliga a un replanteamiento racional de las estructuras políticas y económicas de las naciones que componen dicha Unión, así como a rediseñar un proyecto viable de futuro para el continente europeo. Mientras esto no suceda, “el sueño europeo” será una quimera.

 Los eurodiputados y sus dirigentes están comprometidos, en teoría, a que la situación por la que atraviesa actualmente Europa mejore para poder servir mejor a los más de 500 millones de ciudadanos con que cuenta ya la UE en sus 28 Estados miembros. Los avances en la labor encomendada a estos políticos redundarán en más participación, más democracia, y, finalmente, más Europa. Ése y no otro es el camino a seguir para que tenga vida “el sueño europeo”.

 

Carlos Benítez Villodres

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