El necesario aumento de horas y separación de Lengua y literatura
Si a primeros de septiembre asistíamos a la manifestación por la defensa de las asignaturas de latín y griego porque están en peligro de extinción, y se exigía un sistema que garantice la permanencia del estudio de las dos lenguas clásicas por excelencia, como corazón de las humanidades; sería también pertinente que se dedicase atención separada a dos áreas interrelacionadas pero diferentes si queremos fortalecer el espíritu crítico y de valores tan necesario hoy en día, además redundando en una calidad de excelencia de las Humanidades, quizá perdida después de la Ley General de Educación de 1970. Y si a mitad de octubre asistíamos a la recuperación del reconocimiento de la Filosofía en el arco parlamentario. No vendría más que a alguna Autoridad Educativa se le ocurriera separar para un estudio eficaz la Lengua y la Literatura españolas si se quiere defender y proteger su futuro como se merece una Lengua que emplean más de 700 millones de hablantes y que cuenta con EL QUIJOTE, la obra más importante de la Literatura en el mundo. Se trataría de una iniciativa que pretenda recuperar los estudios de Literatura de modo separado, en lo que es el currículum de la ESO y Bachillerato. De ahí que haga eco y sea portavoz de lo que muchos profesores de Lengua y Literatura desean y demandan: más presencia de la Literatura, diferenciada y separada de la Lengua española, es decir, como estaban antes de la LOGSE de 1990. Pues las distintas leyes que se han sucedido, la mantienen unidas pero perdiendo muchas horas lectivas para impartirlas, que cuando se consideraban dos materias distintas, con diferencia evidente desde el estudio en la Universidad. Ello supone una merma considerable y metodológicamente una cohesión indecible para poder afianzar ambas materias, como se merecen si queremos alcanzar competencias o capacidades que recojan la autonomía en la expresión escrita y oral, y actitud crítica ante los canales de comunicación en una sociedad del conocimiento e información tan polivalente como es la actual. De esta forma no se propicia la adecuación necesaria para adquirir un aprendizaje completo y profundo, que sirva a una mejora de las Humanidades en su marco de comprensión y expresión, sobre todo para la adquisición más fluida y fácil del resto de competencias lingüísticas y del desarrollo de un espíritu crítico más consolidado que nos haga reflexionar y avanzar en los valores puestos en entre dicho actualmente, si nos fijamos en el cinismo de plagio de tesis doctorales, o de poca calidad, o títulos fantasmas de máster y titulaciones universitarias de cualquier clase política. En este sentido, es una vergüenza que con las herramientas de copio y pego, puedan hacer sonrojar a las instituciones universitarias. Así pues, por tanto desconocimiento no me extraña que se siga minusvalorando la importancia del español en Cataluña, y haya una asimétrica inmersión lingüística o un posible adoctrinamiento.
Llegados a este punto, sólo se puede justificar por la deficiente formación de unos gobernantes poco preparados. Volviendo al título de mi artículo, sólo me cabe pensar que se las encajonan y se las ignoran por intereses opacos, por así decirlo, como una única materia a la que no se le puede dedicar el tiempo necesario ni la preparación exigida, por la importancia de la misma para la vida y para nuestra cultura. Luego es ominoso y no menos que cínico el olvidar el motivo de su divorcio y que la Administración y pedagogos no se den cuentan o no quieran darse de que esa unión es imperfecta, cuanto no menos que enfermiza porque no se puede impulsar como es debido la comunicación lingüística y la educación literaria. No sirven argumentos vacuos y de leguleyos curriculares. Son disciplinas que desarrollan la comprensión y expresión tan necesarias para desarrollar el pensamiento libre y crítico, ¿o acaso no interesa para que tengamos una comunidad más manipulada, entontecida y en minoría de edad? Hasta cuándo las Autoridades Lingüísticas y Administrativas van a permitir una unión antididáctica, perjudicial, sin recursos para que no funcione como es debido, olvidando que la formación lingüística y literaria de nuestra Cultura arranca desde nuestros grandes clásicos, que nos sirven de modelo para mejorar cómo somos hoy. Por consiguiente, no aceptar que son dos disciplinas científicas diferentes, insistimos es desconocer la realidad del saber, luego no nos extrañen quitar de un plumazo las carreras falsas o impresentables plagios. Pues ya apuntaba Jovellanos, hablando sobre la importancia de las Letras y las Ciencias, complementarias aquéllas y tan necesarias para éstas. Si no se margina a la cenicienta de la Literatura, cumbre del mejor patrimonio que nos representa en el mundo entero, iremos por buen camino; sin embargo si tenemos en cuenta que la motivación lectora cada vez más brilla por su ausencia, es una señal de alarma con el objeto de contribuir a la erradicación de los usos fraudulentos y discriminatorios del lenguaje.
Francisco Velasco Rey