toñyEl dolor envejece más que el tiempo,

este dolor dolor que no se acaba,

y que te duele todo todo todo

sin dolerte en el cuerpo nada nada.

A tantos días de dolor se muere uno,

ni la vida se va, ni el corazón se para,

es el dolor acumulado el que,

cuando no lo soportas,

él te aplasta.

Gloria Fuertes

 

Dra. Toñy Castillo Meléndez

El niño, durante su desarrollo, presenta una serie de necesidades que deben ir cubriéndose durante su infancia y adolescencia. Una situación de carencia de las mismas puede dar lugar a una larga lista de problemáticas asociadas. Si bien el hospital proporciona los servicios médicos/sanitarios  especializados a los niños con adversidades en salud, deben considerarse otros factores que inciden en paliar los efectos psicosociales producidos por el ingreso hospitalario y que pueden actuar como estresantes, con consecuencias en el entorno,  sociales y emocionales tanto para el niño como para su familia.

Hablar de enfermedad y muerte  no siempre es un tema fácil[1], ya que    cualquier situación de pérdida provoca una serie de trastornos a nivel parcial o global en la persona, pero tratar el duelo desde la infancia se hace doloroso. Estamos en un mundo donde parece que tener salud es lo cotidiano y que sólo al enfermar o morir un ser querido,  un familiar, un amigo  o nosotros mismos, tomamos conciencia de las necesidades y carencias que, por la condición de rotura de la normalidad sufrimos. El mundo de las enfermedades en la infancia no es un mundo aparte. Los niños necesitan seguir con su normalidad en la medida de lo posible, y es necesario un esfuerzo por parte de todos para comprender que el niño es niño y, como tal, ha de tener cubiertas las necesidades vitales, emocionales, afectivas y educativas en cualquier entorno y situación en la que se encuentre.

En España,  nos preparamos para el vivir, para el futuro, para tiempos venideros y estos siempre aparecen en nuestra imaginación  repletos de salud  y rodeados con nuestros seres queridos.  En nuestra sociedad, hablamos poco del enfermar, de las pérdidas que compone el perder la normalidad. En situaciones de enfermedad, cada individuo tiene estímulos diferenciados, y ello comporta respuestas diferentes dependiendo del propio proceso de lucha a diversos niveles (orgánico, emocional, ambiental). Toda enfermedad puede producir efectos psicológicos negativos, adquiriendo importancia aquellos que inciden sobre el autoconcepto infantil y actúan sobre la vulnerabilidad y dependencia del niño. A ello hay que sumar los sentimientos de ansiedad, indefensión, miedo e inseguridad. Desde el inicio de la enfermedad y el consecuente ingreso hospitalario, el niño vive una situación de angustia, de temor, de tensión  física, psicológica, ambiental que puede  afectar o producir alteraciones emocionales, en los que esa pérdida: sus amigos en el colegio, sus juegos en la calle, la  habitación en su casa, se convierte en elementos  de tristeza  al desaparecer de sus días , ello,  agravado por la angustia y el miedo de los padres al posible diagnóstico, o tener un diagnóstico y el consecuente tratamiento, repercusiones o desenlace hace que todo proceso de enfermedad se convierta, a la vez, en duelo ante esa pérdida de estabilidad cotidiana. La enfermedad y la  muerte están presentes en nuestras vidas, en medios de comunicación, en hechos reales, en cuentos y juegos, pero  a la vez se rechaza, la hacemos inexistentes, eludimos la muerte como algo que pasa, pero no ocurre cerca. La muerte es un apartado más   de la vida, de cómo entendemos  nuestra existencia y de cómo la vivimos.

Eludimos los episodios que de ella  derivan, y hablaríamos de la tristeza…,  la aceptación ante una nueva situación… enfermedad… muerte… (Funeral, condolencias…)  Y en ocasiones las personas nos pueden mostrar evidentes  llamadas de ayuda, es cierto, que algunos ritos religiosos  ofrecen ceremonias para el traspaso de la vida e incluso, estos suelen ser actos sociales y familiares de acompañamiento. Pero el duelo se vive en silencio.

No hablamos de enfermedades, no se habla delante de los niños de situaciones de muerte, esta,  es algo lejano, como un fenómeno imprevisto, hay una negación social al hecho de morir,  el cual,  se esconde a los niños, educamos para  la vida, para el vivir sin adversidades, y se esconde, se oculta, la muerte es como  una desaparición mágica, por tal motivo no estamos preparados para incorporar la muerte como una etapa  de la misma vida,  y dado este punto, “lloramos por lo perdido y no  abrazamos lo vivido”.

Todo ambiente familiar puede sufrir transformaciones delante de las enfermedades o muertes, los niños necesitan ser informados de su enfermedad y la verdad de los hechos, siempre adaptaremos las informaciones a la edad o etapa evolutiva en la cual el niño se encuentra, se es consciente de lo doloroso que es el comunicar noticias adversas porque tendemos a evitar el sufrimiento, pero es necesario el conocer, el saber para enfrentarnos a miedos, angustias  que puede generar fantasía, confusión incertidumbre y en ocasiones esquemas mentales  más trágicos a un que la propia realidad. Todos y cada uno de nosotros, necesitamos sentirnos queridos, parte importante de un entorno. En situación de enfermedad, esta búsqueda del hombre se ve incrementada y la sensación de ser querido es un estímulo y a la vez, un apoyo para enfrentar situaciones difíciles, delante de problemas en general y en el caso que nos preocupa, de miedo a la no salud. Para Cassell[2], “el alivio del sufrimiento y la curación de la enfermedad son las verdaderas obligaciones de la profesión sanitaria dedicada al cuidado del enfermo.” Responder con afecto y respeto, claridad y dignidad al contacto físico y al acompañamiento humano, como nos gustaría que otras personas lo hicieran con nosotros. Muchos de sus motivos de preocupación sólo serán revelados a sus interlocutores si éstos se muestran sensibles y atentos para comprender lo que subyace detrás de sus comentarios y en las dudas o temores no expresados Astudillo, W[3].

Se ha de tener presente que las personas delante de cualquier pérdida de estabilidad, y evidentemente la falta de salud lo es, buscan apoyo de comprensión; éste se hace necesario para sentirse más protegidos frente a sus miedos.  Por tanto, la información ha de ser entendida como comunicación, ya que esta implica más que el hecho de dar información e incluye aspectos como dar apoyo y acoger los sentimientos o reacciones emocionales (Kennedy)[4] . Las pérdidas del vivir  no nos evitarán el dolor pero puede ayunarnos a las preguntas internas, a la incertidumbre del desconocimiento o creencia en el conocimiento, en la desorientación delante de situaciones que nos cueste gestionar.

Hace años que en España cuando un familiar moría, era fácil identificar a la persona que estaba en duelo, sus ropas de color negra indicaba que esa persona podría estar pasando una situación de tristeza por haber perdido a un ser amado, y las personas que se acercaban era conocedora de la situación fácilmente identificable y podían darles su apoyo…

Ahora ya no hay una exteriorización de elementos  que indican que esa persona está pasando  por la situación de muerte cercana, y el duelo es algo más interno, más privado, lo que puede implicar  que en ocasiones  no hay un espacio para asumir la elaboración de este sentimiento.

Reacciones naturales de duelo en niños (adaptado de Kroen)[5]

 

 

Confusión

Regresión.Se orinan,  se chupan el dedo…
EnfadoSe sienten abandonados
MiedoPesadillas a perder a alguien más de la familia o a ser abandonado
CulpaPueden creer que ellos han provocado la muerte solo por el hecho de “desearla” en alguna ocasión
                                                

                                 Disminución del rendimiento escolar

 

TristezaQue se puede  mostrar a través de insomnio, falta de apetito, pérdida de interés por las cosas, llanto…

 

 

Al niño  hemos de protegerlo diciéndole la verdad, ya que equivocadamente al mentirle, fantasearle o no cubrir sus necesidades de saber, lo desprotegemos.

 Hemos de informar sobre el final de la vida  dado a que niños suelen querer y necesitar información tanto sobre lo que está pasando (diagnóstico, pronóstico, tratamiento) como sobre aquello que pueden hacer para ayudar a la persona que está enferma, sobre todo en las últimas etapas (Kennedy ).

 En esta etapa e incluso delante del fallecimiento pueden aparecer sentimientos contradictorios, e incluso la tendencia a culpabilizarse ante la propia enfermedad por haber hecho o haber dejado de hacer, por el alivio ante el fallecimiento de un ser querido ante una larga enfermedad.

 

Situaciones reconocibles es manifestaciones del duelo[6]

SENTIMIENTOSSENSACIONES

FÍSICAS

COGNICIONESCONDUCTAS
-Tristeza.

-Enfado.

-Culpa.

-Autoreproche.

-Ansiedad.

-Soledad.

-Fatiga.

-Impotencia.

-Shock.

-Anhelo.

-Emancipación.

-Alivio.

-Inestabilidad….

-Vacío de estómago.

-Opresiones.

Hipersensibilidad.

-Sensación de despolarización.

-Falta de aire.

-Debilidad muscular.

-Falta de energía.

-Sequedad de boca…

-Incredulidad.

-Confusión.

-Preocupación.

-Sentido de presencia.

-Alucinaciones…

-Trastornos del sueño.

-Trastornos alimentarios.

-Conducta distraída.

-Aislamiento social.

-Soñar con el fallecido.

-Evitar recordatorios del fallecido.

-Buscar y llamar en voz alta.

-Suspirar.

-Hiperactividad desasosegada.

-Llorar.

-Visitar lugares o llevar consigo objetos que recuerden al fallecido.

-Atesorar objetos que pertenecían  al fallecido…

 

 Evidentemente estos procesos, no se dan de manera unificadas, ni en todas las personas, dado que el duelo no es una enfermedad, estamos delante de un proceso  adaptativo en el que pasamos las personas antes las pérdidas de la vida.  Los niños y las pérdidas  se presentan ante ellos alternando episodios de tristeza con alternancia de momentos donde son capaces de la desconexión necesaria para adaptarse y disfrutar e situaciones placenteras o agradables.

Worden[7] citado por Esquerda[8]  nos habla de los diferentes niveles de duelo dividiendo estos en:

Nivel mínimo: en niños con manifestaciones proporcionadas y familiares contenedores. En estos  casos no aconseja ningún tipo de intervención  pero si un seguimiento por su pediatra que dará orientaciones generales o entidades de ayuda mutua y apoyo social. La gran mayoría de niños y familias en duelo estarán en este nivel.

Nivel medio: en niños que expresan ciertas dificultades o en familias con mecanismos de contención escasos. Los profesionales deberán estar atentos para observar la evolución emocional del niño y derivar a salud mental según su proceso.

Nivel tercero: en niños de riesgo elevado o alta vulnerabilidad sea por el tipo de pérdida (suicidio, asesinato, muerte traumática.  En estos casos sí se recomendaría una intervención preventiva y precoz por parte de profesionales de la salud que pueden ayudar a los padres bien comunicando ellos la información o bien mediante una tarea psicoeducativa preparándolos en cómo los niños de diferentes edades pueden reaccionar emocionalmente (Forrest)[9]. Como pautas  delante del duelo el niño necesita:[10]

 Ser informado adecuadamente: información clara, comprensible y adecuada a su nivel dejándole preguntar todo aquello que necesite. El tener los conceptos elaborados hará que emocionalmente el niño pueda construir espacios mentales para poder colocar y situar para un abordaje  correcto las situaciones y experiencias dolorosas. En el caso de pérdida de un ser querido, esta situación no se puede ocultar ya que la evidencia de la muerte se convertirá en preguntas y estas al no ser satisfecha provocará incomprensión y enfado en el menor.

Ante la enfermedad  sería aconsejable responder las cuestiones que nos plantee, de madera gradual, con palabras comprensibles a la edad del niño, para hacer una situación del contexto que lleve al niño a entender la situación que está pasado él, un compañero de habitación o un ser querido.

 Ofreciendo la oportunidad de hablar, expresar sentimientos, en el caso de que la enfermedad no sea la propia, ha  de estar en conocimiento del estado de salud, de la gravedad o no que se deriva del mismo, ofreciéndole el ir a visitar a la persona enferma, o haciéndole una postal, carta, dibujo… en definitiva participando el proceso.

Hemos de perder el miedo a las palabras, no nos importa hablar del vivir pero no pronunciamos el verbo morir, morir es dejar la dimensión  física este plano, el cuerpo deja de sentir, otra parte dependerá de la visión espiritual.

En ocasiones los adultos elevamos a fantasías la muerte abordándola como… se ha ido al cielo… es una estrellita  que brilla… los niños pueden buscar desconsoladamente esa estrella, en ocasiones las interpretaciones lineales en los niños pueden producirle desde trastornos del sueño a miedos o sentimiento de que esa persona les abandonó. Por tal motivo,  también es necesaria que noticias adversas sean dadas en un ambiente de tranquilidad, dadas por las personas con las cuales el vínculo afectivo puede proporcionarle afecto, seguridades, y el niño pueda expresar sus emociones, dudas, miedos, o silencios.

 En este punto, es importante acoger cualquier emoción, ya sea tristeza, rabia, miedo…, incluso normalizarla “Es normal que estés triste y tengas ganas de llorar” y legitimarla (“Tienes todo el derecho de sentirte enfadada”). Tanto es así que sería necesario realizar las distinción entre la tristeza lógica y la que se denominaría patológica, y esta hallaría la diferencia en la duración, intensidad o alteraciones psicosomáticas o emocionales, por consecuencia se ha de incrementar la disponibilidad de información y comunicación dentro y fuera de la familia los niños podría tener mejor acceso al apoyo y estrategias de afrontamiento (Kennedy).

 En caso de muerte de un niño en un hospital se ha de comunicar lo ocurrido a los otros niños amigos ingresados, si estos con anterioridad ya eran conocedores de la situación de gravedad,  el traspaso de la vida a la muerte se contempla como un paso esperado, no exento de dolor  pero ya teníamos una predisposición por el conocimiento de la situación hacia un desenlace quizás esperado.  En estos casos hemos:

En caso de gravedad de un niño dejar que los amigos decidan si van a verle, hacerle una visita.

En el caso de fallecimiento se les ha de explicar en qué consistirá la ceremonia de despedida y que ellos tomen la decisión  de colaborar o no, compartir, asistir, siendo una decisión que ha de partir del niño y en ningún momento insistir en la asistencia o no asistencia.

La necesidad de amor ante las pérdidas es absolutamente necesario, el niño enfermo tiene carencias, incomprensiones no es necesario saber que se le quiere necesita sentirse seguro ante la vivencia de perdida, o en el caso de un próximo fallecimiento, se ha de potenciar las muestras de cariño y que pueda expresar su afecto ante la persona fallecida o no, buen momento sería para que le verbalizáramos lo importante que es para la familia, y dotar espacios para el diálogo donde pueda expresarse y sentirse escuchado dándole la confianza de que estamos junto a él. El niño nos tomará como referente y su duelo o proceso del mismo, estará en función de cómo las personas cercanas lo realicen, no debemos ocultar la tristeza sino compartirla y dotarla de significado, de naturalidad sin excesos innecesarios que si podrían afectar al sentimiento de seguridad.

En el caso de fallecimiento del familiar se ha de hacerle partícipe si lo desea de rituales religiosos, culturales, ofrendas, desde llevar flores a guardar un recuerdo físico de la persona, pero todo en una medida justa para equilibrar la vida y la muerte.

La organización también es necesaria toda la enfermedad o muerte tiene consecuencias e influyen en el entorno, una enfermedad avanzada requiere atención y el niño necesita que las personas del vínculo con quien mantiene relaciones afectivas, estén marcando sus seguridades, y delante del desgaste emocional sería aconsejable rotaciones dinámicas, el niño ha de sentir que todo lo que le envuelve forma parte del equilibrio por tal motivo  ha de  estar informado.

Cuando se produce una pérdida  es necesario garantizar estabilidad y normalidad de la vida cotidiana y mantener hábitos, rutinas y hablar abiertamente de las emociones, por tanto concluiríamos este apartado remarcando que la afectividad, la comunicación son básicas.

Peñón s

Os hablaré del jardín de los sueños uno de mis cuentos de la luna y os invito a conocer “Todos somos ángeles”, los dos versan sobre vida y duelo.  Os dejo estos links

http://cuentosdelalunatonycastillo.blogspot.com/2015/01/el-jardin-de-los-suenos.html

Todos somos ángeles es mi cuento más difícil después de 5 hijos fallecidos de una madre, uno sobrevivió tres años tras su fallecimiento me pidió un cuento que le reconfortara y quien desee puede leerlo u oírlo en este link:

http://cuentosdelalunatonycastillo.blogspot.com/2015/01/todos-somos-angeles.html

                                              El Jardín de los Sueños[11]
SinopsisUn cuento de magos y magia es el hilo conductor que nos llevará a un jardín  nos adentrará de la mano de una margarita en el complejo mundo del vivir queriendo la vida, y el final de la vida misma, se potencia la figura del cuidador y  el respeto al duelo.
Población diana

 

Edad.A partir de 6 años. Adaptable a todas las edades.
Necesidades:Acerca al lector a la magia de la vida y la muerte.

Potencia el valor de la vida y la muerte como parte de ella.

Identificación en un proceso de duelo.

Pretende trabajar valores del vivir compartiendo la amistad y el acompañamiento en situaciones de enfermedad, muerte y duelo

 

Comunidad

Sensibilización

 

Dirigido:

A personas con adversidad en salud.

A personas con enfermedades terminales /duelo.

A cuidadores.

Niño/a /adultos

Afrontamiento

Muestra una actitud positiva y sus etapas haciendo incidencia en el apoyo emocional.
Intencionalidad/

funcionalidad

Acompañamiento en los procesos de enfermedad ofreciendo comprensible los procesos del vivir.
LenguajeCuento universalCastellano/catalán.

Adaptable a diversos entornos sociales/culturales.

Pudiéndose adaptar en contextos y situaciones múltiples.

Sector de poblaciónNiños/a/adultos en situación o no de adversidad.
Tipo de lenguajeAdaptado a las necesidades de los niños y adultos.

Asequible y adaptable.

Afectivo.

Empático.

Invita a la comunicación de emociones.

ObjetivoAcercar a las personas a la vida/muerte de manera positiva/realista y a la muerte/duelo como parte de la misma esencia del vivir.
ObservacionesSe ha de trabajar adaptándolo a las necesidades del niño y del adulto, dejando espacio para la reflexión y las posibles emociones, así como dejando flexibilidad para la comprensión del texto.

Hola, soy la Luna y en mis viajes por las estrellas me quedé a vivir cerca de un planeta llamado Tierra, sostenida en el cielo, me mantengo lo suficiente próxima   y lo suficientemente lejos, como para poder observar el ir y venir de sus habitantes,  y así, de esta manera,  alumbrar   en la noche caminos, aceras  y anhelós.

  La noche pasada me quedé en un jardín cerca de una casa y desde sus ventanas observaba flores que se levantaban muy pronto para hacer más bonito este mundo.

Callad,  callad, se oye esta historia…

En un bonito jardín de colores diversos, una flor de miles de pétalos blancos, era el alma del lugar. Su corazón, de amarillo intenso, daba alegría a cuantos  se le acercaban.

Cada amanecer mi amiga flor se  bañaba entre  gotas de rocío y  así, retenía el agua por si alguien pudiera necesitarla.

Contenta, jugaba sin parar con las flores más pequeñas y  con aquellas que el paso del tiempo las había hecho madurar.  Su risa contagiosa siempre estaba dispuesta a animar  a cuantos, después de vientos o tormentas, miraban con preocupación cómo  sus  hojas  más débiles, quedaban heridas por huracanes cotidianos.

Margarita, que así la llamaban, se levantaba dispuesta a ayudar a las florecillas, hierbas… arbustos y pequeñas ramas que crecían en el jardín abandonado de una pequeña casa, medio destruida, a las afueras del pueblo.

-¡Buenos días Lirio!

-Hola Margarita… ¡Qué guapa estás hoy! – dijo  Lirio-.

-¿Pero es que no ves el día tan bonito que hace…? Mira las nubes, están serenas y si me apuras…  allí… a lo lejos… hay otra escondida que nos traerá un poquito de agua  y eso es muy bueno Lirio, porque hay algunas de nosotras que necesitamos bañar nuestras raíces.

-Tienes razón, yo estoy sedienta, necesito beber porque hace unos días algunas de mis hojas se cayeron.

En ese momento, Margarita acercándose a su amiga le ofreció pequeñas gotas de rocío que conservaba entre sus pétalos y Lirio bebió.

-¿Deseas que te traiga un vasito de agua del riachuelo…?

Con una sonrisa  Lirio  dio las gracias a su amiga y   pudo ver como su color blanco se volvía intenso recobrando las fuerzas.

-No gracias ya estoy mucho mejor  -respondió- acostumbrada a ser cuidada por su amiga que en cuanto veía que alguien necesitaba agua le ofrecía la más fresca.

– Hola Margarita – le saludó la Rosa –

– ¿De dónde vienes tan rápida?

– De darle un poquito de agua a  Lirio. ¿Tú quieres agua…? Aún faltan unas horas para que la señora lluvia nos refresque.

– Gracias, pero estoy bien, además estoy muy contenta.

– ¿Por qué estás contenta…?

– Porque me ha salido una nueva espina y cuando llegue el gato que siempre me araña, la verá, se asustará y se  marchará sin hacerme daño.

 -Me alegro mucho Rosa, esta es una buena noticia.            Bueno, voy a dar una vuelta por el jardín,   hoy el riachuelo lleva agua y deseo preguntar a todas las flores si alguna necesita un poquito.

-¿Por qué nos cuidas tanto…?

-Porque nadie sabe que estamos  aquí y no nos riegan, ¿sabes?..  Me gustaría ser una niña para tener una regadera y bañaros a diario.

-Gracias – añadió-  habituada  a que su amiga la hiciera sonreír en tardes de tristeza, cuando se le caía algún pétalo, u observaba como alguna otra rosa, por falta de agua o porque se hacía mayor,  se dormía entre los matojos.

Pero ocurrió que la casa fue vendida y con ella el jardín. Una mañana al levantarse, unos hombres con monos azules estaban sacando ladrillos de las paredes, Margarita se puso  muy nerviosa y fue a avisar a todas las plantas del jardín lo que había visto y oído, así pues dijo:

-Venid todos y todas. ¡Venid…!

 Al momento todos se sentaron junto a ella, no entendían el desespero y la urgencia de la reunión.

Amigos y amigas,  esos hombres vestidos de azul, comentaban que van a tirar la casa y a limpiar este jardín porque en este sitio tan bonito irá la nueva escuela para los niños del pueblo.

-¿Y qué haremos ahora…? -Dijo un pequeño arbusto casi llorando-.

-No os preocupéis…Todas las plantas, flores… arbustos… nos marcharemos por un tiempo al jardín de don Claudio, nos quedaremos sin hacer ruido, escondidos, hasta que construyan el jardín de la escuela.

-¿Crees Margarita que dejarán un espacio para el jardín?

-¡Claro!  Las flores y  las plantas  son necesarias…

-¡Coc… Coc! se ahogaba  doña Azucena… ¡Hay hija que disgusto!

Margarita tomó su vaso,  fue al riachuelo y dio de beber a la anciana flor.

A la mañana siguiente, fueron marchándose  al jardín vecino pero Margarita… siempre ayudando a cuantos recogían sus raíces, sus hojas, sus tallos, se quedó la última.

Los árboles estaban en silencio,  mirando como  la flor acababa de colocarse los pétalos. Cuando…  un hombre de vestido azul, la vio tan bonita, tan brillante que decidió cortarla y ponerla en el mismo vaso que nuestra amiga siempre tenía junto a ella para dar agua a sus amigos, quiso correr, pero no pudo y quedó atrapada.

Se  sentía débil…  un poquito más débil cada día.   El hombre la ponía en la ventana, en el comedor, e incluso, en la terraza, pero el paso de los días le hacía sentir como sus fuerzas mermaban, ella a pesar de todo, se sostenía erguida, pero su brillo  se apagaba entre sus hojas.

Una tarde vino a visitar al hombre de azul, Alfredo, un amigo suyo y al ver a  Margarita añadió:

-¿Sabes?, no debiste cortar esta flor  para ponerla en agua, se ve muy triste, le faltan sus raíces y los pétalos pierden su color.

-¿Sabes?, no debiste cortar esta flor  para ponerla en agua, se ve muy triste, le faltan sus raíces y los pétalos pierden su color.

-Lo sé,   no debí hacerlo, creí que daría luz a mi habitación, pero todo lo contrario, se está mustiando.

– ¿Puedo llevármela a mi casa? Yo sé hablar con las flores, y dicen de mí que soy mago y hago realidades sueños, por favor amigo, ¿puedo llevarme  tu Margarita en mi chistera? yo la cuidaré…

-Sí, ¡cuídala! Por favor.

Alfredo, el mago se llevó la Margarita  y la colocó en su chistera para que descansara.

– ¿Por qué  te encuentras tan abatida? -Le preguntó-.

Sorprendida de que el hombre le hablaba y parecía entenderla, contestó:

-Porque me cortaron de mi jardín y cuando hagan otro  en ese lugar, yo no estaré. ¿Tú eres mago? Oí decírselo a tu amigo.

-Sí, pero la magia querida amiga  está en nuestro corazón, tú también puedes hacer magia, siempre que has hecho a alguien feliz,  has hecho la magia de  sacar de tu chistera alegría, amistad… ¿Cuál es tu sueño Margarita?

-Ser niña, jugar en el jardín del nuevo colegio y dar agua para que las pequeñas florecillas crezcan lindas y sanas.

Alfredo, tomó con ternura a su flor y cada noche le contaba como hacían magia las estrellas y Margarita soñaba que jugaba con  ellas,  haciéndole guiños a la Luna y  alborotando a soles y cometas… así, hasta que un beso de Alfredo la despertaba por las mañanas.

Pero un día al acercarse  para besarla, había desaparecido…

Pasaron los meses y el colegio fue construido con un bonito jardín en el centro. Todas las flores salieron contentas de su escondite,  se iban colocando en sitios de luz cerca del riachuelo que con una baranda de colores lo protegían de juegos de niños.  Las flores, recordaban a Margarita… al  buscar  con sus ramas las aguas cercanas.

 El mago fue a la escuela con su amigo, deseaba conocer el nuevo colegio y al ver el jardín se acordó de su flor.

-¿Qué os parece si hacemos un espectáculo de magia para celebrar este nuevo curso y así de esta manera, los niños entrarían por las puertas felices y contentos en su primer día de clase?

– ¡Muy bien! esa es una magnífica idea.

Llegó el día de la inauguración y en  ese instante, apareció el mago sobre el escenario que con gesto amable y   cálida sonrisa lanzaba  un guiño hacia el nuevo jardín.

Las flores permanecían   escondidas, ninguna quería perderse la  fiesta, a pesar…  del temor a ser descubiertas  y que alguien decidiera cortarlas para ponerlas en un jarrón.

– ¡Nos ha saludado a nosotras….! ¡El mago nos ha visto! – Exclamó asombrada la vieja doña Azucena –.

– Chisst chisst que nos van a descubrir – susurro asustada la amapola.

– Callar – dijo Doña Rosa- mientras tapaba  la boca a Lirio que  atolondrada reía observando un divertido truco de magia.

Los niños  y las niñas permanecían inmóviles, sorprendidos,    observando los  movimientos  del mago, comprobando cómo  su chistera  se llenaba  de vida y esta   era devuelta en forma de alegría. Era increíble comprobar como de su boca  salían  metros de pañuelos de diversos colores que unidos jugaban a no tener final… Monedas juguetonas enredándose en  las ropas de los niños al dar dos toques de varita mágica…. Vasos que no derramaban su agua al caer de golpe de las manos de su dueño.

Pablo, que estaba sentado en las últimas filas descubrió a  las flores que se habían quedado muy quietas diciendo:

¡Este es el jardín más bonito del mundo!

Todos los niños y niñas… flores y arbustos  aplaudían entusiasmados, abriendo los ojos a la espera de adivinar como había ocurrido lo que terminaban de ver. Era un bello espectáculo de luz y color. Los minutos transcurrían lentos en cada pupila ilusionada, pretendiendo perpetuar la ilusión.

¡Qué bonito…! ¿Pero cómo lo hace…? Repetía  Pablo.

Porque es mago- dijo la niña de las coletas-

 -¿Pero que es un mago? – Preguntó Pablo-

Alfredo había escuchado al niño y deseó explicarle:

Hace muchos años…  se llamaban  magos a los hombres sabios, pero hoy  somos personas  que regalamos  ilusión, sonrisas y alegría mediante efectos, que por ser maravillosos, tienen apariencia de inexplicable, pero todo, consiste en crear fantasías para iluminar nuestro mundo de sensaciones agradables y hacerlo bello. Es, querido niño como jugar hacer realidades los sueños.

– Eso es muy bonito, a mi me gusta soñar- añadió Pablo-

-Pablo, yo tuve una amiga que jugaba que hacía magia con lunas y estrellas  y  soñaba con jardines donde el agua corría fresca, las flores tenían vida propia  correteando por caminos y setos, pero un día vio como cortaban su tallo.

 Doña Azucena estaba emocionada y se agarró a las hojas de Lirio, que con ojos brillantes recordaba el antiguo jardín…

Los niños estaban atentos a las palabras del hombre mago y este,  tomando su varita golpeó con ella en su chistera creando la más bella de las flores, suspirando… recordó a su amiga Margarita, aquella flor que él cuidaba en su casa y desapareció una mañana, aquella que ayudaba  a todas las flores del jardín a esconderse, la misma que regalaba vasitos de agua y deseaba ser niña.

El mago entonces,  alzó la mirada hacia  las flores del fondo…   apuntó con su varita hacia el jardín, ocurriendo algo maravilloso: “una niña de ojos verdes, piel blanca y cabellos rubios” se le acercó diciendo:

-Hola. ¿Te traigo un vaso de agua del riachuelo?

Al mirarla reconoció a su amiga  Margarita…   la ilusión  y la alegría iluminaron  el nuevo jardín.

Las flores gritaron de júbilo, emocionadas… aplaudían  con sus pétalos tan fuertemente, que contagiaron  de felicidad  a los niños.

El mago levantó los ojos  y la niña rubia de ojos verdes  le dio un beso diciendo- ¡Te quiero!

 Y yo la luna vi a  niños y flores aplaudieron a la magia de la vida y la muerte y a los hombres capaces de crear fantasías e ilusión  transportándonos al lugar donde la savia fluye por raíces de esperanzas.

A los profesores de aula hospitalaria a vosotros.

 

 

 

[1] A. Castillo 2011 Tesis Doctoral Aula Hospitalaria Calidad de vida. Ceuta 2015

[2] CASSEL, E.J. (1982): The nature of suffering and the goals of medicine. N. Engl. J. Med. 1982; 306: 539-45.

[3] ASTUDILLO, W.; MENDINUETA, C. y ASTUDILLO, E. (2002): “Necesidades de los pacientes en fase terminal”, en: Cuidados del Enfermo en fase terminal y atención a su familia, editado por W. Astudillo, C. Mendinueta y E. Astudillo. EUNSA, Barañain, España, 4ª ed. 2002, 83-92.

[4] Kennedy VL, Lloyd-Williams M. Information and communication when a parent has advanced cancer. Journal of affective disorders, 2009;114:149- 155

[5] https://psicosomaticaypsiquiatria.com/modelo-ida-la-intervencion-duelo-infantil/

[6]https://seom.org/seomcms/images/stories/recursos/sociosyprofs/documentacion/manuales/duelo/duelo08.pdf

[7]  Worden W. (1997). Grief counselling and grief therapy: A handbook for the mental health practitione4. London: Tavistock Routledge

[8] file:///C:/Users/windows/Downloads/Dialnet-ElDueloEnLosNinos-6080771.pdf

[9] Forrest G, Plumb C, Ziebland S, Stein A. Breast cancer in young families: a qualitative interview study of fathers and their role and communication with their children following the diagnosis of maternal breast cancer. Psycho-Oncology 2009;18:96-103.

[10] file:///C:/Users/40874117n/Downloads/Dialnet-ModeloIDAParaLaIntervencionEnDueloInfantil-6114011.pdf

[11] http://cuentosdelalunatonycastillo.blogspot.com/

Playa San Cristobal

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