EL DÍA QUE CONOCÍ AL GRAN PINTOR JOSEP COLL BARDOLET

Hay que reconocer que el gran pintor Josep Coll Bardolet, supo escoger -después de haber vivido en determinadas ciudades del extranjero y la península para su definitivo retiro-, el pueblo emblemático de Valldemossa en donde encontró paz, armonía y el sosiego necesario para desarrollar su talento creativo. Una localidad conocida en todo el mundo. Ubicada en la sierra de Mallorca y apenas a 20 kilómetros de Palma. Una población en donde han residido escritores, compositores, pintores, escultores y algunos otros personajes. Escritores como, por ejemplo, la francesa George Sand, amante del gran compositor y pianista Fréderic Chopin, Jovellanos, Unamuno, Azorín, Santiago Ruiseñor, etc. Aquí, en esta localidad privilegiada, compuso algunos de sus inmortales Nocturnos Chopin y el poeta Rubén Darío escribió algunos poemas memorables como, por ejemplo: “A Margarita” y pintores como el que hoy nos ocupa Josep Coll Bardolet.

            Coll Bardolet tenía su casa en la plaza que hay junto a la Cartuja y el palacio del Rey Sancho. Lo conocí un día del mes de mayo del año 1996, en que encontrándome de visita en Valldemossa, junto a varios poetas venidos de la península, me pidieron si sería posible conocer al pintor, ya que admiraban mucho su pintura. Dicho y hecho. Llamamos al timbre y unos segundo más tarde nos abrió una señora que era quien cuidaba del pintor. Le dije a lo que íbamos y el deseo de mis acompañantes de conocerlos personalmente. La señora nos hizo pasar a una sala y fue a comunicarle al pintor que estaba trabajando en su estudio que estábamos allí. Unos minutos más tarde llegó. Me presenté a él, y le presenté a mis dos compañeros. Nos recibió muy gratamente, aunque un poco sorprendido, quizás porque en ese momento se le impidió seguir con su creatividad. Nos indicó que nos sentáramos. La ama de llave nos ofreció una infusión. Tras unos 15 minutos de diálogo nos despedimos de él, que muy amablemente nos acompañó hasta la puerta. Mis acompañantes expresaron su satisfacción de haberlo conocido. Uno de ellos comentó con admiración, tras haber visto algunos de los cuadros que había colgados en la sala en que habíamos estados minutos antes. “Es un hombre de pequeña estatura, pero, es un gigante como pintor”. Después de visitar la Cartuja y tomar un café con leche con coca de patatas -típico de Valdemossa- regresamos a Palma.

            Josep Coll Bardolet, nació en Campvánol en 1912 y falleció en Valldemossa en el año 2007. Estudió en Vich y en Olot. Al comienzo de la guerra civil española, se exilió de España y se instaló en Tours. Al final del 1944 se instaló definitivamente en Valldemossa, en Mallorca. Ha sido unos de los más grandes pintores del siglo XX. Sus obras han sido expuestas en los más importantes museos del mundo. Su pintura sensible y sincera de estilo impresionista. Ha dibujado el paisaje, las labores agrícolas y las danzas mallorquinas, con acuarelas, el collage y especialmente la pintura al óleo. Se dedicó también a la naturaleza muerta y la ilustración. Y para mí -modestamente- ya que yo no soy crítico de arte, Coll Bardolet ha sido el pintor que mejor ha sabido plasmar en su pintura los trabajos y faenas que se realizan en el campo, llenándolo de colorido e impacto visual.

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De izquierda a derecha: Juan Fajeda (Exalcalde de Palma), Josep Coll i Bardolet (Pintor), María Jesús Parras de la Rosa (Poeta), José Gerardo Manrique de Lara (Poeta), Marcelino Arellano Alabarces (Poeta), Francisca Adrover (Escritora) y Alfonso Monteagudo (Poeta). 

            Coll Bardolet no solamente se dedicó a la pintura en todas sus facetas, si no que, su basta y amplia cultura le llevó a organizar en el año 1964 el concierto anual del Torrent de Paréis. Cuando murió, donó la mayor parte de su obra al Monasterio de Lluc, en Mallorca. Otra parte la legó a la Fundación Cultural Coll Bardolet de Valldemossa.

            Entre otros galardones y reconocimientos mencionaremos unos pocos: Caballero de las Artes y las letras, 1972. Hijo adoptivo de Valldemossa, 1987. Creu de Sant Jordi, 1990. Medalla de Oro de la Comunidad de las Baleares, 1991. Caballero de la Orden de la Corona, 1993. A de Plata a la Cultura de la Revista Literaria “Arboleda”, 1998.

            A principio del mes de enero de 1998, en reunión extraordinaria del equipo de redacción de la revista “Arboleda” y a propuesta mía, se le concedió por unanimidad, la A de plata a Josep Coll Bardolet, por sus méritos contraídos en plasmar en sus cuadros el paisaje y el folklore mallorquín y por su ayuda a la cultura en todas sus manifestaciones.

            El acto social se celebró con una cena de gala en el Restaurante “Ses Forquetes”, ubicado bajo el edificio del Ayuntamiento de Calviá. Al acto asistieron más de cien personas. Entre los asistentes había: empresarios, políticos, pintores, escultores, poetas, escritores y diseñadores de moda. Esa noche se entregaron seis A de plata a distintas personas, que en sucesivas crónicas hablaré de ellos. La cena fue abundante y de calidad, regada con distintos tipos de vino. Al término de la cena, empezó el acto cultural moderado por la poeta y profesora María Francisca Moscardó y Ramis de Ayreflor. Antes de este hecho, como no puede ser de otra manera, en mi discurso agradecí a todos los asistentes por su presencia y di la enhorabuena a todos los premiados, porque todos ellos y ellas eran sobradamente merecedores a tal distinción. Esa noche fue el alcalde de Palma, D. Juan Fageda quien impuso la A de plata a Josep Coll Bardolet. El resto de las distinciones se fueron entregando por distintos miembros y un servidor del Grupo “Arboleda”. Todos los premiados agradecieron con palabras emocionadas tal galardón y que siempre estaría entre sus galardones y premios más queridos. Poco a poco se fueron marchando los asistentes, no sin antes, darme la enhorabuena por tan magnífico acto.

            Una semana más tarde, un compañero de trabajo que vive en Valldemossa, Josep Lladó, me hizo entrega de un estupendo cuadro que le había dado el sr. Coll Bardolet para mí. Cosa que me hizo gran ilusión por su gesto y por el valor indudable del cuadro.

 

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca

Katena

Merendero

 

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