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EL DÍA QUE CONOCÍ A LA MEZO ZOPRANO CATALINA MARÍA NEGRE PEROTTI

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Que duda cabe que, Mallorca, es puede presumir de famosos cantaores de canciones y de el rico folklores que tenemos en las Islas, de Ibiza, Menorca, Formentera y especialmente en Mallorca. Algunos muy conocidos en toda España. Por poner solamente un ejemplo, tenemos a Lorenzo Santamaría, pero, yo voy a escribir sobre los grandes tenores, barítonos, sopranos y mezo sopranos que existen en la Isla de Mallorca, podría escribir de algunos de ellos, a los que conocí y con los que tuve una simpática amistad, como por el ejemplo: Silvia Corbacho, Elenita Olivares, Paz María Juan, Francisca Cuart, María José Martorell, Francisco Bosch, Gabriel Aguilera, etc. De alguno de ellos ya han aparecido en Diario de un poeta, Francisco Bosch, de los restantes, irán apareciendo sucesivamente. Hoy toca a la mezo soprano Catalina María Negre Perotti, con la que mantuve una cierta amistad de grupo.
La primera vez que conocí a Catalina María Negre Perotti fue cuando Catalina Vall Aguiló de Son Servera y un servidor organizábamos la fiesta musical de Son Ripoll durante unos años, hasta que debido por al auge de la fiesta se hicieron cargo de ella, los propietarios de la finca de Son Ripoll, los señores D. Vicente Rotger y doña Antonia Rebassa. Me la presentó Catalina Valls Aguiló de Son Servera, a partir de aquella tarde, tuve la ocasión de verme con Catalina María Negre Perotti, en distintas ocasiones.
Fue en los años ochentas del siglo pasado al conocer a la compositora y pianista francesa Michele Pradines que era muy amiga de Catalina Valls, me la presentó y con la que mantuve una entrañable amistad. Michele venía a Palma cada año en verano y solíamos vernos en casa de Catalina Valls o en algún evento musical o literario. De esos encuentros surgió la idea de que pusiera música a un poema mío (- ya escribí en su día sobre el particular en Diario de un poeta.
Una vez Michele había compuesto la música, se desplazó desde Marsella hasta Palma para que yo escuchara la música a ver si me gustaba. Esa tarde nos reunimos en casa de la mezo soprano Catalina María Negre Perortti ubicada en la calle Joan Miró, una preciosa casa con jardín. Esa tarde nos reunimos varias personas, entre ellas: el poeta Esteban Pisón, Catalina Valls y varias personas más que en este momento no recuerdo sus nombres. La interpretación de la música realizada por Michele fue una maravilla, recuerdo que, al terminar de tocar Catalina Valls, tenía lágrimas en los ojos. Esa composición y con letra mía se estrenó en la fiesta musical de son Ripoll, ante mas de 500 personas modestia aparte, fue todo un acontecimiento, el público de pie aplaudió con ganas. Fue cantado a por el tenor francés Maurice Fabricio.
Catalina María Negre Perotti (ya fallecida), ignoro el año que falleció ya que no he podido encontrar referencias a ese hecho luctuoso. Era una gran señora, alta, de tez muy blanca y ostentaba una gran mata de pelo negra, en sus actuaciones salía vestida con mucha elegancia, distinguida y una gran señora. Desde el día que la conocí asistía siempre que podía, a sus actuaciones, creo recordar que dio algunos recitales en Círculo de Bellas Artes de Palma (Casal Balaguer) siendo por aquellas fechas vocal de cultura de dicha institución el recordado amigo poeta y escritor D. Pedro Parpal Lladó.
Catalina María Negre Perotti fue una figura del bel canto destacada en Mallorca, admirada y querida por sus compañeros y por todas aquellas personas que tuvieron la suerte de conocerla. Era una mujer exquisita en sus ademanes que exhibía en sus recitales musicales decía mucho de su formación profesional y de su gran saber estar en un escenario ante el público. Una gran dama que por muchas cosas nunca olvidaré. Si me extraña muchísimo, el que no haya podido encontrar escritos de ella en las redes sociales, aunque más bien habrá sido el que yo no he sabido buscarlo. La foto que ilustra esta crónica, es propiedad mía y se guarda en mi archivo particular. Lo guardo con admiración, respeto y cariño.
La última vez que la vi fue tomando un té una tarde en casa de Catalina Valls de Son Servera, fue una tarde de invierno, el cielo estaba encapotado y una ligera brisa hacía aligerar el paso hasta la casa de Catalina Valls, ubicada en la calle Ruíz de Alda. Cuando llegue, ya se encontraban allí unas cinco personas a las que conocía. Una vez realizado los saludos de cortesía, nos sentamos a la mesa dónde fuimos degustando el exquisito te con diferentes dulces, recuerdo que Catalina Valls dijo con cierta gracia al referirse a los dulces lo siguiente: Esos dulces son pecado para mí, mero dejarme pecar”. Nos reímos todos y alguien comentó: una vez no pasa nada. Una vez finalizado el ágape nos sentamos en el sofá y butacas y estuvimos departiendo durante una hora. Fuera el agua había arreciado. Uno de los matrimonios nos acompañó a Catalina María Negre y un servido a casa, primero a ella y después a mí. Nunca más volví a ver a Catalina María Negre Perotti. Un tiempo después me enteré que había fallecido, no recuerdo quien me dijo que tenía poca familia. Nunca la olvidaré.

Marcelino Arellano Alabarces

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