El Día Internacional de las Personas con Discapacidad se conmemora el 3 de diciembre. Cuento la ciudad de las escaleras de Toñy Castillo
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad se conmemora el 3 de diciembre, una fecha instaurada por Naciones Unidas en 1992 . Mucho hecho….Mucho más por hacer…
Un cuento para todos: La Ciudad de las ESCALERAS
Me llamo Toñy y soy profesora. Trabajo en una escuela un poco especial. Mi colegio está dentro de un hospital; allí cada día vienen niños y niñas que por problemas de salud tienen que estar unos días bajo los cuidados de médicos y enfermeras.
Hace mucho tiempo, una niña regaló a la clase una Luna que colgó en la pared, pero a veces…
La Luna baja y se sienta junto a niños y jóvenes para hacerles un poco más felices contándoles una historia. Ayer sorprendí a Rubén más contento.
Dedicado a Rubén y a cada una de esas personas que hacen de su superación un ejemplo, a la espera de que solo tengan que subir escalones de felicidad: La Ciudad de las Escaleras.
Hola soy la Luna y en mis viajes por las estrellas me quedé a vivir cerca de un planeta llamado Tierra, sostenida en el cielo, me mantengo lo suficiente próxima y lo suficientemente lejos, como para poder observar el ir y venir de sus habitantes y así, de esta manera, alumbrar en la noche caminos, aceras y anhelos.
Anoche llegué a la “Ciudad de las Escaleras” y aquí esperaré a alguien que venga a recoger mi Legado antes de marchar a otra ciudad.
Era una mañana en la cual el sol había despertado resplandeciente en el cielo y se sentía el calor suave entrar por la ventana de la habitación de Luis.Su madre, Gemma, preparaba el desayuno en la cocina, mientras su hijo, se terminaba de asear para sentarse en la mesa dispuesto a tomarse un gran tazón de leche con cereales, entre cucharadas y cucharadas, Luis dijo a su madre:
– Mama deseo ir a la Ciudad de las Escaleras.
Gemma le miró preguntando:
-¿La Ciudad de las Escaleras?
-Si, quiero ir a buscar el Legado de la Luna
-Luis no comprendo lo que dices, no sé que es el legado
-Mamá dijo la profesora que el Legado era un regalo que la Luna deseaba para todas las personas. Y yo quiero ir a buscarlo.
Gemma escuchaba atenta a Luis que hablaba y comía a toda prisa, pero ella nunca había oído hablar de dicha ciudad.
-Luis, no sé donde está esa ciudad, ¿quién te ha hablado de ella?
– La profesora en la escuela, dijo que le contaron de pequeña, que existía una ciudad detrás del Túnel de los Pájaros, el que ellos utilizan para viajar de un lugar a otro, porque el aire es fresco y el cielo está limpio de humos.
– ¿Ese túnel es el que está…? – Añadió Gemma-
-Sí mama, junto al Parque de los Patos, donde vamos a pasear las tardes de primavera y nos mojamos las manos en la fuente de agua fresca del paseo.
-¿Para que deseas ir a esa ciudad, Luis?
-Mama, dijo la profesora que si vas a la Ciudad de las Escaleras y encuentras una escalera de 5 peldaños, al atardecer, cuando la Luna aparece en el cielo, ganas el Legado de la Luna.
-Debe ser un premio fácil de ganar -dijo Gemma a Luis- todas las ciudades están llenas de peldaños, si deseas vamos, pero no creo que sea nada complicado conseguirlo, es más, si quieres este domingo por la mañana podemos ir.
Luis se puso muy contento, ese domingo, visitaría la Ciudad de las Escaleras. Marchó al colegio como cada mañana, su madre le acompañaba igual que todos los días, Gemma, trabajaba cerca del edificio donde Luis estudiaba desde pequeño y acumulaba un puñado de notas buenas por estudioso y por buen comportamiento. Era un alumno querido, respetado por todos sus compañeros, quizás, una de sus características siempre fue, el regalar su sonrisa a todo aquel que se le acercaba.
Pronto llegó el domingo, después de desayunar iniciaron su viaje, se adentraron en el Túnel de los Pájaros para dirigirse a la Ciudad en busca de la escalera.
Nada más entrar en el túnel el aire se volvió fresco, se podía respirar muy bien, el suave canto de los pájaros les acompañaba, no había ruidos…. Solo sensaciones agradables.
Un pájaro se paró cerca de ellos
– ¿Donde vais tan madrugadores?- Les preguntó-
– A la ciudad en busca de los escalones- contestó Luis-
El pájaro sonrió añadiendo:
– Andar sin miedo, aunque el recorrido es largo, al final os espera el Legado de la Luna.
Gemma y Luis, siguieron caminando bajo el Túnel de los Pájaros, horas y horas…
– Luis ya falta poco, he visto una luz al final de túnel.
– Mama lo sé, he sentido una brisa de aire diferente sobre mi cara -dijo Luis-
Al traspasar el túnel apareció una linda Ciudad delante de ellos, los semáforos, dejaban oír el trino de los pájaros en señal de que la calzada estaba libre de coches para poder cruzar al otro lado de la calle. Los árboles alineados señalaban el final de las aceras. ¡Era preciosa la ciudad! el sol calentaba… pero… Luis estaba extrañado, llevaban andando toda la mañana y no habían encontrado ni un solo peldaño, las aceras no tenían bordes ni escalones, y el suelo estaba liso, sin roturas…
– Luis ¿y si vamos a la zona de las tiendas? seguro que en la zona comercial podremos encontrarla – Dijo Gemma agotada-
– ¡Vale! resopló Luis
Pero no fue así. Los edificios no tenían escaleras solo tenían subidas y bajadas en rampas y, ascensores que con una preciosa voz les indicaban la planta donde habían pulsado, la planta donde se encontraban, pero escaleras… nada de nada…
Gemma al ver que Luis no conseguía su propósito dijo con energía:
-¡Y si vamos a la zona escolar, igual allí la encontramos…!
Pero todo fue inútil, el colegio era un edificio amplio, y ni rastro de escalones.
Luis no había podido encontrar ni un solo escalón y ¡buscaba una escalera! estaba preocupado, esa ciudad no era como las que él conocía, en su ciudad, si iba al metro, allí, había escaleras… en el museo…. en el cine… en el polideportivo…
Si iba al colegio… ¡TAMBIÉN! ¡ES MÁS!, ¡al salir de casa siempre tenia que tener cuidado con los escalones de las aceras al cruzar la calle! Estaba tan acostumbrado a los escalones que se asombraba de no encontrarlos en la Ciudad.
Cansados de caminar llegaron a una plaza, atardecía, llevaban todo el día caminando, buscando sin éxito, pero entonces….
– ¡Allí está! -dijo Gemma- ¡Allí esta la única escalera de la ciudad! ¡La hemos encontrado! -Sonreía contenta-
– Y ahora subiré por ella. -Añadió Luís-
Gemma acompañó a su hijo y lo puso frente a la escalera, en ese instante…
Luis se dispuso a subir el primer peldaño, apoyando su bastón blanco subió.
Una vez superado el primer escalón apoyó su bastón blanco en el segundo y subió.
Una vez superado en el segundo escalón apoyó su bastón blanco en el tercero y subió.
Una vez superado el tercer escalón apoyó su bastón blanco en el cuarto y subió.
Una vez superado en el cuarto escalón apoyó su bastón en el quinto peldaño y subió.
¡Estaba muy cansado por el esfuerzo que costaba subir cada peldaño!
Entonces ocurrió lo que su profesora le había descrito:
La Luna apareció majestuosa en el cielo y le habló:
Hola Luis, este “Legado” que te entrego es un premio al esfuerzo de muchas personas que a pesar de los obstáculos para vivir se esfuerzan en silencio y se merecen ciudades en la cual todos sus habitantes se sientan incluidos.
Escúchame atentamente:
“Has de llevar esta carta a los señores que custodian las banderas y llevan las varas doradas de los países y las ciudades”
Luis no terminaba de entender, pero entonces Gemma, que permanecía junto a su hijo, le leyó el Legado que la Luna le entregaba:
Querido Señor o Señora que hace calles, caminos, lugares y ciudades:
“Piense en todas las personas que viven en la ciudad que usted vigila y ha de cuidar.
Piense que algunos pasos de sus gentes son lentos porque hace años que pasean y necesitan firmeza al pasear.
Piense que algunos ojos de sus gentes solo ven las luces interiores y han de caminar por caminos de seguridad.
Piense en aquellos que sus andares no son firmes y se ayudan de ruedas que suben y bajan para transitar.
Y cuando haya pensado Señor o Señora busque su Bandera o su Vara de Mando, pase el Túnel de los Pájaros, aquel que esta junto al Parque de los Patos, y camine por su nueva ciudad.
Luis mantenía el Legado entre sus manos, entonces:
Apoyó el bastón blanco en el cuarto escalón y bajó.
Una vez superado el peldaño, apoyó su bastón blanco en el tercer escalón y bajó.
Una vez superado en el tercer peldaño, apoyó su bastón blanco en el segundo escalón y bajó.
Una vez superado en el segundo peldaño, apoyó su bastón blanco en el primer escalón y bajó a la altura de la acera.
Luis y Gemma regresaron nuevamente a casa, pero…
Cuenta la Luna:
“Que Luis anduvo y anduvo por pueblos y ciudades saludando a los Señores de las Banderas… esos que llevan vara doradas, que cuidan las ciudades y lugares dejándoles en préstamo su bastón blanco, y les contaba que un día fue a la Ciudad de las Escaleras”. Esa, que toda ciudad seguramente tiene detrás de un túnel, cerca de un parque.
Y más de un Señor de las Banderas y más de dos Señoras con Varas Doradas pasaron por el túnel de los pájaros.
Y aquí yo, la Luna, sigo vigilando esta única escalera a la espera de ayudar a subir peldaños de concienciación a todos las personas que hasta aquí lleguen en busca de una ciudad para todos. Toñy Castillo
Cuento disponible en línea:
Clicar en el siguiente link para acceder: La ciudad de las escaleras
Para visualizar este cuento clique el siguiente enlace: Vídeo La ciudad de las escaleras
http://cuentosdelalunatonycastillo.blogspot.com.es/2015/01/la-ciudad-de-las-escaleras.html