EL DESIERTO DE SÁHARA VISITA A EUROPA
Hace algunos años, tuve la suerte de observar las cambiantes arenas del desierto del Sáhara. Pero una sola vez y fue suficiente, pude patear y vivir a lo largo de un par de días los paisajes de color de esas bellísimas arenas, que, dependiendo de los cambios de luz que se producían de la mañana a la noche, cambiaban los escenarios de colores, de brillos, de reflejos que desconcertaban mis ojos y me trasportaban a diferentes galaxias que me confirmaban la grandeza de nuestro planeta Tierra y los maravillosos paisajes que contiene.
Estos benditos días de mediados de marzo que nos ha traído a la seca Andalucía una parte importante del agua que necesitábamos, y en esta ocasión con nubes empujadas desde África cargadas de polvo y arenas del desierto saharaui, nos han ofrecido un espectáculo de color anaranjado y que, además de embarrarnos los coches callejeros, han mantenido cerca de dos días unas calles semiocultas de nubes amarillentas que nos tentaban la ropa de un polvo húmedo en suspensión, mientras dejaba panículas de barro en el techo de los paraguas que nos protegían de la lluvia…
Tan novedoso espectáculo climático desconocido por estos pagos hasta la fecha, me transportaba al año 1956 durante mi estancia en Sidi Ifni, donde los Sirocos, cuando aparecían con temperaturas de 48ºC y partículas en suspensión, cubrían de arena los coches y presentaban un paisaje fantasmagórico como si el desierto hubiera crecido anegando las calles y casas de aquel lugar, y permaneciendo hasta que pasados unos días llegaban benefactoras bolsas de aire que arrastraban y devolvían de nuevo al cercano desierto una parte de aquellas arenas, poniendo al descubierto los coches que habían permanecidos tapados en su totalidad. El problema que venía a continuación promovido por el terrible calor, eran las plagas de langosta llegadas también desde el Sáhara, cuyos insectos en cantidades millonarias eran capaces de inundar igualmente calles, coches y tenderetes, mientras descansaban amontonadas unos días, para ya, recuperadas de su primer salto, reiniciar su vuelo a las islas Canarias dejándose llevar por las olas en tan larga travesía, abrazadas entre sí y flotando sobre las aguas.
Afortunadamente el calima que nos ha visitado en Andalucía con polvo y barro en suspensión, ha venido cargado de lluvia sucia, pero tan tan necesaria por la terrible sequía que amenazaba miles de árboles y con ello, a la rica industria aguacatera de la costa malagueña y granadina; esas lluvias persistentes cargadas de lodo y agua, no solo han salvado los árboles de momento sino que también han llenado los cauces de los secos ríos de la Axarquía, y con ello los numerosos pozos vacíos que habrán repuesto sus ausentes aguas y de manera especialísima los embalses de la zona, donde la Viñuela habrá recaudado valiosos hectómetros de su capacidad semivacía que amenazaba con cerrar el suministro de agua definitivamente.
Y una vez mencionado lo positivo con las benditas aguas pluviales recibidas, aunque sucias, debo referirme a los inconvenientes aportados por estos flujos de polvo y arena desértica, que han sido capaces de llegar hasta los Países Bajos, Alemania y algunos otros países del continente europeo; según declaraciones médicas publicadas por expertos especialistas del aparato respiratorio y diversos problemas oculares que se han venido manifestando entre los días 14 y 16 en general, no han supuesto gravedad alguna salvo en pacientes asmáticos que padecieran patologías previas, y en oftalmología algunos síntomas han podido producirse en aquellas personas que hayan estado mucho tiempo expuestas a dicho polvo en suspensión, pero sin graves inconvenientes. Los meteorólogos anuncian lluvias inmediatas que esperamos limpias y capaces de barrer los residuos que habrán de mantenerse solamente en un rincón de nuestra mente.
Julián Díaz Robledo
Genial artículo, como todos.