EL DESFILE DE LAS FUERZAS ARMADAS
En El desfile de las Fuerzas Armadas, Rogelio Bustos reflexiona sobre el valor, el honor y la disciplina como pilares del espíritu militar y de la nación. Un artículo que ensalza la figura del Rey Felipe VI, el patriotismo y la ejemplaridad frente al deterioro moral de la política actual.

La política es el campo de trabajo
para ciertos cerebros mediocres
(NIETZSCHE)
Me encuentro entre los miles o millones de españoles que les gustan contemplar cada año el desfile militar de nuestras F.F.A.A. y no sólo por ver los vistosos uniformes de las distintas armas y cuerpos que la componen, tampoco por el espectáculo de su marcialidad ni sus diversas armas que desfilan, sino por lo que representan éstas como figura en la Constitución: “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y ordenamiento constitucional”.
Ver desfilar a las F.F.A.A. es, además traer a la memoria un conjunto de virtudes hoy casi olvidadas, y otras veces ignoradas como es el patriotismo, la disciplina, el valor, y eso tan extraño hoy, que es el HONOR; y otros muchos valores que nos inculcaron durante el servicio militar. Si todos son importantes centrémonos en estos dos a los que Ortega y Gasset dijo esto: “En el Ejército quedan los hombres íntegramente solidarizados por el honor y la disciplina, dos normas sublimes”.
El honor es sin lugar a dudas una virtud, un sentimiento sublime, porque nos impulsa a cumplir sin paliativos con nuestros deberes aunque pongamos en peligro nuestra propia vida. Es tener dignidad, algo que aunque por su escasez parece que fue de tiempos pasados, sólo en el Ejército se practica esa virtud, que es el sentimiento de la dignidad personal. En la guerra de Marruecos el General Prim pudo arengar a sus soldados con estas palabras antes de entrar en combate: “Ha llegado la hora de morir por la gloria de la Patria, y HONOR no tiene el que morir no quiere…” pero sobre el honor es obligado traer las palabras de Calderón:
“Al rey la hacienda y la vida
se ha de dar. Pero el honor
es patrimonio del alma,
y el alma sólo es de Dios”.
Recordemos que el lema de la Guardia Civil es el Honor es mi divisa.
La disciplina aunque se asocia a la vida militar, esta virtud está o debiera estar en toda la sociedad tanto en la vida militar como en la civil: en la familia, en la escuela, en la universidad, en la empresa y en toda clase de instituciones. Cuando ésta flaquea el país se arruina. Pero es en el ejército donde la disciplina adquiere un carácter especial, sublime, como dice Ortega. En 1978, en la Pascua Militar, el entonces rey D. Juan Carlos dijo: ”Los ejércitos tienen en la virtud de la disciplina el más importante fundamento de su prestigio, de su unidad y de su permanencia”. Nada más cierto. Quizás, la obra que más difusión tuvo escrita por el militar Francisco Villamartín y publicada en 1862 con el título “Nociones del arte Militar”, dice sobre la disciplina: “Es el respeto al ciudadano, a la propiedad; es el aprecio de sí mismo, el aseo, los buenos modales, la aversión a los vicios, la puntualidad en el servicio, la exactitud en la obediencia, en el escrupuloso respeto a las leyes y reglamentos, la austera dignidad en la subordinación”. Esto que escribió para el Ejército, ¿No debiera exigirse en todas las sociedades, instituciones y, muy especialmente, en la política?
El valor al rey Felipe VI no se le “supone” lo tiene demostrado cuando apareció en televisión defendiendo la integridad de la Patria ante el golpe de Estado de los separatistas catalanes. Por segunda vez, en Valencia cuando la “DANA”, llevó la muerte y la ruina. Don Felipe VI como Jefe del Estado y como jefe del Ejército estuvo y aguantó en su puesto con positiva prudencia e intrépido valor ante la furia de sus habitantes por la ineptitud de sus gobernantes. El presidente del Gobierno, Sr. Sánchez huyó con la cobardía impropia de su cargo.
Cuando contemplo el desfile recuerdo muy bien el juramento que se hacía al pasar de recluta a soldado: “¿Juráis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarles nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?” ¡Qué admirable y duro este juramento! Es la única institución que cumple su juramento, y eso de dar la vida por la Patria no son palabras vanas, la están dando.
En el juramento del Gobierno y del Parlamento no se le exigen dar la vida, pero no sólo no cumplen el juramento, sino que, además, roban. de sobra es sabido. Por eso opino que todos los años igual que las FF.AA. Policía y Guardia Civil que están jugándose la vida todos los días, los cargos políticos, el Gobierno, Parlamento y Senado y también todas las Autonomías deberían desfilar todos los años y veríamos si reciben ovaciones como las FF.AA y de seguridad, o por el contrario, improperios y algo más. Prueba evidente es lo que ocurre cuando el Sr. presidente Sánchez aparece en público. Por el contrario, el Rey Felipe VI recibe aplausos y vivas al Rey y a España.
Napoleón, que algo sabía de estos temas, afirmó: “Siempre hay más posibilidades de hallar un buen soberano hereditario que electivo”. Esto es una advertencia para aquellos que prefieren una república a una monarquía. En España tenemos la triste experiencia del fracaso, ruina y crueldad de las dos repúblicas. No es necesario otra tercera.
Las FF. AA. son la institución más valorada dentro y fuera de España junto con su jefe supremo que es su Majestad el Rey Felipe VI ejemplo de valores como Jefe de Estado y del Ejército. Para cumplir estas funciones fue educado desde la niñez. Tuvo una severa educación, pasó por las academias militares, aprendiendo lo que es la disciplina, el esfuerzo, la obediencia, el sacrifico, el honor… Su paso por la universidad le dio formación y sabiduría, y siempre y en todo lugar se le inculcó el sentimiento de Majestad y la idea del deber y la norma del decoro. Por otra parte, es también de noble postura, pero sin la más mínima petulancia, dotado de personal atractivo, de agradables maneras, y de una sincera y nada artificiosa sonrisa que transmite simpatía y concordia, cercanía y sencillez moviéndose con facilidad en toda clase de sociedad, como lo viene demostrando a diario. Así se ve y así es el Jefe de las FF. AA. y por eso se le quiere, se le respeta y se le admira.
Como Jefe de Estado, siempre hay en él una preocupación vigilante por los intereses de su Patria y un sincero deseo del bienestar material y progreso espiritual de su pueblo. Éste es el espíritu que le guía desde aquel 19 de junio de 2014 en el que comenzó su reinado que no es otro que el leal servicio a España, con lo que se ha ganado el amor y respeto de su pueblo en evidente contraste con el poder político, retórico, de figuras ineptas, sin formación y corruptas que flotan y se elevan en los remolinos de la llamada política democrática. En estos tiempos es fácil pasar del prostíbulo a un alto cargo y de portero a asesor de ministro, o de mozo de almacén a “señoría”… Los gobiernos no se justifican por sus dichos sino por sus hechos. alguien ha dicho de este gobierno que es cómico-trágico, burlesco, corrupto e incompetente, lo contrario de lo que dijo Ortega y Gasset: “El derecho a mandar no es sino un anejo de la ejemplaridad”.
Finalicemos respecto a la FF. AA. con las palabras de Calderón de la Barca:
“La milicia no es más que una
religión de hombres honrados”

