El cuento, como parte de la terapia, intenta influir en el desarrollo y la personalidad
Por la Dra. Toñy Castillo
Tomaremos como referencia el cuento como ayuda a la terapia, siendo un recurso que mediante textos puede ayudar al niño/a, joven e incluso al adulto a extrapolar sus inquietudes y a reconocer situaciones que le ayuden en su estado emocional.
El cuento, como parte de la terapia, intenta influir en el desarrollo y la personalidad mediante el uso del relato, favoreciendo la interrelación entre el lector y la lectura sugerida.
Hoy no se discute el valor educativo que los cuentos terapéuticos ejercen sobre los niños. Entendiendo como tal, los niveles de influencia sobre su bienestar emocional en proceso de sufrir adversidad en salud. Quizás, al hablar de esta disciplina deberíamos remontarnos a la necesidad de toda persona a sentirse considerado y formando parte de un espacio donde, la empatía y la comprensión se una a una actitud que comporte el reconocimiento de todas y cada una de las personas y sus diferencias.
Aportando elementos que ayude a un abordaje en beneficio de nuestra salud psíquica. Señalando como efecto terapéutico el hecho de introducir a la persona en el reflejo de su propia historia y llegando a la identificación por sentirse parte de la misma.
La lectura se considera como un recurso personal donde el lector pueda llegar a ser capaz de leer su propio libro interior y descodificarlo. Marcel Proust (2002). Mientras la lectura sea para nosotros la iniciadora cuyas llaves mágicas nos abren en nuestro interior la puerta de estancias a las que hubiéramos sabido llegar solos, su papel en nuestra vida es saludable. Se convierte en peligrosa, por el contrario, cuando, en lugar de despertarnos a la vida personal del espíritu, la lectura tiende a suplantarla, cuando la verdad ya no se presenta como un ideal que no esté a nuestro alcance por el progreso íntimo de nuestro pensamiento y el esfuerzo de nuestra voluntad, sino como algo material, abandonado entre hojas de los libros como un fruto madurado por otros y no tenemos más que molestarnos en tomarlo de los estantes de las bibliotecas para saborearlo a continuación pasivamente.
Los cuentos han formado parte de nuestras vidas mediante ellos, la imaginación ha volado a lugares diferentes de nuestro “yo” y el mundo circundante, fortaleciendo nuestra creatividad y ayudando a crecer la personalidad, pero quizás, remarcaríamos el gran poder que estos tienen en la resolución de los propios conflictos.
Al escuchar una narración nos introducimos dentro de la historia y esta nos puede ayudar a conocer, reconocer y aceptar los sentimientos que ellas emergen, pudiendo ayudarnos mediante identificaciones al abordaje de situaciones difíciles y dolorosas de nuestra existencia.
Los cuentos y las narraciones adentran mediante textos sencillos, introducen al lector en historias reales o imaginarias y es en ese instante donde un mundo de historias nacen delante de los niños/as y adultos con la intencionalidad de potenciar y satisfacer sus vidas interna:
Enriqueciendo aspectos psicológicos y emocionales, ofreciendo, un marco de inmersión donde la imaginación y la comprensión de situaciones expuestas, puedan ayudar a la aplicación de soluciones temporales, permanentes o al afrontamiento de sus temores.
Proporcionándoles un entorno de seguridad que permita la comprensión de sentimientos, angustias y actitudes que manifiestan en silencios. Favoreciendo el acercamiento a sus emociones…
Milton Erickson, médico y terapeuta, utilizaba los cuentos didácticos en las sesiones que realizaba con sus pacientes, en ellos cargados de metáforas ingenio, intentaba modificarla, emociones y las conductas convencidas de que las personas tenían recursos para resolver las situaciones y que la tarea del terapeuta era apoyar la puesta en marcha de estos recursos.
La intencionalidad de utilizar literatura terapéutica es conseguir cambios positivos en el lector, ya que pueden incidir en el crecimiento personal, estimulando el sentido crítico, los valores, inquietudes y conflictos.