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caballlerosidad

TERCETOS ENCADENADOS

Sigo surcando las largas besanas

de mi pensamiento que ya no muere…

por mí, un día doblarán las campanadas.


Alegrando a mi alma que se quiere

morir, en la tierra que hemos nacido

respetando aquello que nos prefiere.


No estar encadenado ni vencido

siempre adelante todo es hermoso.

Que nadie me crea que estoy rendido.


Si con la nobleza soy generoso

y con la disciplina más candente

que se va venciendo al más poderoso.


Empapándose con sudor la frente

dejé mi juventud en la lejana

tierra, cuando se está tan pendiente.


Del amor más fiero que ya se pasa

y son lamentaciones del olvido;

cuando se está tan lejos de la casa.


Y de aquel pueblo donde hemos vivido,

de nuevo volveremos con descanso

y con la cautela de lo aprendido.


Ver nacer una nueva primavera

con la paz sosegada; será remanso

del jardín del Edén que se venera.


Con una misma libertad que no muera

como la flor, el verso y la armonía

que en los labios del poeta es la primera.  

Enrique Sánchez

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