Educar… Empatizar… Algo más que enseñar normas.
La educación en sentido amplio es integral, hoy no se cuestiona el hecho que educar en emociones o valores nos hacer más personas, y que la necesidad de cooperación, solidaridad y responsabilidad con todo lo que concierne a propios y ajenos es considerado un bien común. Y en esta tarea, los profesionales de la educación: Padres y sociedad en general somos parte activa en idearios de vida y formación que aseguren la convivencia bajo el respeto y la equidad. |
Por Toñy Castillo
La capacidad de apreciar, reconocer los sentimientos propios y ser capaces de empatizar con sentimientos ajenos, comporta centrar la educación en la persona y desde la persona, ya que dependiendo de cómo posicionemos y gestionemos nuestras emociones estaremos en disposición de proyectar la mirada hacia el otro. Teniendo gran importancia la necesidad de trabajar desde el impulso de la asertividad, lo que hará de nuestros hijos o alumnos personas con más o menos capacidad y habilidad social.
El término utilizado por Daniel Coleman “Educación Socioemocional” nos situaba ante la necesidad de plantear la educación con mayúsculas, bajo cinco competencias básicas:
- La conciencia emocional, que supone el ser consciente de nuestros propios sentimientos y de los ajenos.
- Regulación emocional, por la cual se controlan impulsos y se adquieren y posibilitan emociones positivas.
- Autonomía personal que nos permite gestionar la autoestima, la seguridad, el positivismo y la motivación.
- Habilidades sociales que nos permitan la asertividad, la resolución de situaciones no exentas de conflictos y el trabajo colaborativo.
- Conjunto de destrezas que ayuden a mantener una vida equilibrada y que faciliten el bienestar personal y social.
Todas las personas tenemos virtudes y defectos, así como, diferentes maneras de reaccionar delante de situaciones concretas.
Para un niño en edades muy tempranas le es difícil distinguir de manera clara cuando una actuación es correcta o no, adquiriendo importancia las emociones que puede representar o experimentar ante el hecho en cuestión, por tal motivo es necesario que los padres, tutores o personas con las cuales el niño ha desarrollado un vinculo afectivo les ayuden haciéndoles de guía en aquellos valores y el camino adecuado que le ayudara a crecer como persona.
El enseñar buenos hábitos de comportamiento, donde nuestro ejemplo sea una fuente de riqueza, empatía y generosidad es un excelente medio para formar educando.
Los educadores no podemos obviar que educar es un proceso continuo de aprendizajes y tenemos el compromiso de educar moralmente, no se puede quedar simplemente en el ejercicio de la transmisión de determinados códigos.-
Educar es enseñar valores y responsabilidades, en ocasiones, el término solo se utiliza para designar aquellos conocimientos o habilidades sociales necesarias en nuestra cotidianidad, ser educados o educadas va más allá de hábitos de cortesía o ser y actuar de una manera atenta.
La educación en valores tiene que estar presente en cualquier ideario familiar y escolar desde edades tempranas, bajo el objetivo de ayudar a formar personas coherentes, empáticas y responsables.
Si del término educación hablamos, es necesario enmarcarlo dentro de cualquier contexto formal y no formal donde se potencie el crecimiento global del niño[1], ya que la formación en contextos reflexivos, críticos y emocionales puede generar respuestas asertivas y principios basados en el bienestar hacia uno mismo y los demás.
El niño, durante su desarrollo, presenta una serie de necesidades que deben ir cubriéndose durante su infancia y adolescencia. Una situación de carencia de las mismas puede dar lugar a una larga lista de problemáticas asociadas y deben tenerse en cuenta factores que inciden en su bienestar y se enmarcan como estresantes, con consecuencias personales, sociales y psicopatológicas.
Es necesario educar desde el derecho y la responsabilidad personal hacia el buen propio y el común. Siendo la empatía elemento básico del proceso.
Reconociendo la empatía como la voluntad que se realiza para captar, entender y reconocer los sentimientos de otras personas y los acontecimientos que las rodean.
En alguna ocasión oímos hablar de la empatía como:
El sentir lo que otras personas sienten; esto no es correcto y además reduciríamos el término a un proceso emocional -nadie puede sentir exactamente lo que siente otra persona, debido a que no es la otra persona-.
Los niños y jóvenes son únicos, viven y sienten de manera diferenciada, no hay dos personas iguales y nos hacemos personas creciendo con aciertos y errores, viviendo y conviviendo con nuestras carencias y habilidades donde el sentirnos queridos es la base de nuestras motivaciones y las notas de nuestros hijos son el reflejo de sus propios intereses y su visión de el mismo y el mundo y de la mano que podamos brindarles.
Todos y cada uno de nosotros, necesitamos sentirnos queridos, parte importante de un entorno. Esta búsqueda de toda persona se ve incrementada a medida que aparecen los conflictos del vivir y la sensación de ser querido es un estímulo y a la vez, un apoyo para enfrentar situaciones difíciles.
Hemos de remarcar la importancia de educar a nuestros hijos o alumnos en valores que le forjen como persona pero siendo conscientes de que nosotros los educadores somos el espejo en el cual ellos se miraran, por tanto las buenas actitudes delante de ellos son imprescindibles en su formación donde hemos de educar en el respeto hacia uno mismo, la convivencia, el esfuerzo, la tolerancia, la equidad o responsabilidad personal y social entre otros.
Al hablar de valores nos referimos a la escala ética-moral que toda persona tiene en comportamientos, actuaciones y normas de vida, esta puede estar condicionada por la educación recibida en su entorno social, familiar, escolar… desde edades tempranas, y que incidirá en el concepto de lo aceptable/no aceptable, lo bueno/lo malo forjando idearios y modos de entender la vida.
Es imprescindible que, en el desarrollo integral de las personas, se fortalezcan los valores de responsabilidad social, cohesión y equidad, con la intencionalidad de convivir en una sociedad donde valores de solidaridad e igualdad sean la base donde se fundamente el bien común.
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[1] Se utiliza la forma genèrica,atendido por niño a a totalidad de ninos/as