DIOS EN NUESTRAS VIDAS - IV

En el cuarto episodio de «Dios en Nuestras Vidas», Antonio Prima Manzano nos invita a reflexionar sobre la búsqueda constante de plenitud y significado en nuestras vidas. Desde la dualidad entre la fe comprometida y la satisfacción personal, hasta las leyes naturales inscritas en nuestros corazones, Prima Manzano nos guía hacia la revelación de Cristo como la clave para comprender nuestras incongruencias y luchar contra las injusticias del mundo. Descubre cómo Dios representa paz, justicia, concordia, amor y solidaridad en medio del caos que nos rodea.

De ordinario te planteas cuando te encuentras decaído y solo que lo trascendental de la vida pierde su objetivo según el cómo y el cuándo, según como se mire, según el pensar o el sentir de cada persona.

Mientras para unos la plenitud está en la fe, en vivir la religión de forma seria y comprometida en un encuentro cordial con Cristo y hacerlo extensible y compatible con cuantos le rodean. Para otros, la búsqueda afanosa de la felicidad se centra en la propia satisfacción personal, en colmar todas las apetencias, de cualquier índole o naturaleza. Y permanecer ajenos al dolor, a las privaciones, a las penurias económicas, a las injusticias, a todo lo que suponga molestia o contradicción para cualquiera, entre tanto no sean ellos los destinatarios de esas calamidades.

También un sinfín de personas buenas, honradas, afables, viven en armonía sin quizá saberlo, con esas leyes naturales instauradas por Dios desde la creación en sus corazones, que los hace vivir el orden, la convivencia pacífica y la solidaridad.

Y tú, que de ordinario te identificas con los unos y los otros, al socaire de los acontecimientos; sigues sintiéndote insatisfecho.

Intuyes que la plenitud de la vida es algo más…

¿El qué? – Te preguntas constantemente sin encontrar respuesta.

¡Y Cristo es la clave!

Si le buscas sinceramente desde el fondo de tu corazón, te hará comprender que las incongruencias de este mundo son sólo las tuyas propias, que las injusticias son sólo las que estás dispuesto a consentir, y las atrocidades que sacuden y ensangrientan este mundo, sólo son las que no estás dispuesto a combatir.

Dios es paz, es justicia, es concordia, es amor, es solidaridad.

Tú mismo pregúntate: ¿Quién es pues el caos que estamos viviendo?