DIARIO DE UN POETA – JOSÉ MIGUEL SANTIAGO CASTELO
Semblanza íntima de José Miguel Santiago Castelo: poeta premiado y periodista honesto ligado a ABC, recordado por el autor desde Mallorca en los 90 entre crónicas sociales, encuentros en el Bar Bosch y su apoyo generoso a la revista Arboleda. Un retrato humano y agradecido.

(SANTIAGO CASTELO)
POETA, ESCRITOR Y PERIODISTA
Santiago Castelo, ha sido un extraordinario poeta y escritor, en ambos géneros obtuvo distintos premios, algunos de ellos de gran renombre, pero, además, fue un periodista ejemplar, sincero y honrado. Al terminar la carrera de periodista ingresó a trabajar en el afamado y veterano periódico ABC, en donde realizó diferentes cometidos periodísticos hasta llegar a ser el sud- director del ABC, durante diez años. Siendo uno de los periodistas más honrado y creíbles del panorama informativo por los años 90 y los primeros 14 años del siglo XX1.
José Miguel Santiago Castelo, nació en 1948 en Granja de Torrehermosa (Badajoz) y falleció en Madrid en 2015. Fue director de la Real Academia de Extremadura. Entre su extensa obra mencionaremos algunos de sus libros: “Tierra en la carne”, “Monólogo de Lisboa”, “La Sierra desvelada”, “Cuz de guía”, “Cuaderno de verano”, “Cuerpo cierto”, “Sierra desvelada”, etc. Obtuvo el Premio Fastenrath, de la Real Academia Española, Academia Correspondiente de la Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia Cubana de la Lengua.
Fue distinguido con la Medalla de Extremadura, el Premio ABC Cultural &Ámbito Cultural. Hijo adoptivo de Fontivero. Hijo Predilecto de Granja de Torrehermosa. En su pueblo natal y en la calle en dónde nació lleva desde el año 1982 su nombre.
Conocí a Santiago Castelo, allá por los años 1990, cuando él cubría, como corresponsal del ABC, la crónica de verano desde Palma de Mallorca. Crónicas muy importantes de la vida social en Palma. A donde arribaba gran cantidad de personajes célebres: artistas del cine, cantaores y cantaoras, internacionales de gran prestigio, y personajes de la alta sociedad internacional y española. Incluso, no era raro ver la mayoría de los días a algunos de esas celebridades. Acudían a Mallorca, personajes de la vida social de España, algunos con sus yates que, según me dijeron la muchos de ellos eran alquilados. Las salas de fiestas estaban siempre a rebosar de público, para escuchar a algunos de los más famosos cantantes internacionales, por ejemplo, Sacha Distel, Julio Iglesias, Charles Aznavour, Salvatore Adamo, Johnny Holliday, Salvatore Adamo, Elton John… ect.

Por aquella época, entre las muchas fiestas de sociedad que se celebraban en Mallorca, una de ella -y se podría decir, multitudinaria- ya que a ella acudían hasta 600 personas y, a veces más, era la que se celebraba cada verano en “Son Ripoll”, cuyos propietarios eran los señores Rotger-Rebassa. En dicha fiesta participaban cantantes de ópera a la cual era muy aficionada la familia Rotger-Rebassa y, a cullas fiestas yo asistía.
Fue unos días antes de esa fecha en la que me presentaron a Santiago Castelo, precisamente, en la empresa en que yo trabajaba, Distribuidora Rotger, él iba a escribir la crónica para el ABC. Estuve hablando con el unos diez minutos, aquella primera vez, me presentaron a Santiago Castelo, como poeta y escritor y como empleado en la empresa, -todavía me estoy preguntando a pesar de haber pasado muchos años, si en aquella presentación, había algo de guaza. Intimamos en ese momento ya que Santiago Castelo era un hombre abierto, amigable, sincero y muy buena persona, gran poeta, escritor y periodista y especialmente, con una gran cultura, se le notaba en su forma de expresarse. Era un hombretón campechano. Me dijo que le gustaría leer algunos poemas míos y así lo hice, ¿le gustaron? No lo sé, pues nunca me dio una respuesta, a lo mejor se le olvidó. En la crónica que realizó de la fiesta, sí tuvo la gentileza de mencionarme, cosa que le agradecí en la próxima vez que nos vimos.
Una tarde quedamos en vernos en el conocido y popularísimo Bar Bosch, ubicado en el Paseo del Born, un sitio emblemático dentro de la geografía urbana de esta Palma cosmopolita, cuando llegué a la cita, Santiago Castelo ya estaba allí, en ese momento estaba acompañado de un señor, que me presentó y que he olvidado su nombre ni quien era -lo achaco a los años transcurridos y estos, no perdonan-. Después de pedir un zumo, le hice entrega al nuestro periodista de hoy de varios ejemplares de la revista que por entonces un servidor dirigía Arboleda”. Debo decir que le gustó mucho, tanto a él como al otro señor que nos acompañaba. Aproveché la ocasión para solicitarle, me enviase algunos poemas suyos para publicárselos en Arboleda, a lo que aceptó muy complacido.
Una vez de regreso a Madrid, pasado el verano y, por lo tanto, ya no existía tantas noticias, me envió unos cuantos poemas para que yo eligiera y publicara los que quisiera. Así lo hice y la respuesta fue que escribió una nota amplia de la revista en el famoso periódico madrileño ABC, que fue muy generosa, cosa que le agradecí enormemente. Después estuvo viniendo durante varios años más (¿) a Mallorca escribir todo lo más sobresaliente que sucedía en la alta sociedad y los acontecimientos más representativos, tantos sociales como políticos. Ni que decir tiene que, nos veíamos ya que era una gozada hablar con él. Nunca lo olvidaré, por su humanidad, talante y caballerosidad, representaba al mejor periodismo español, no miraba a nadie por encima del hombro, como muchos otro, si yo contara…
Marcelino Arellano Alabarces
CARNE DE TIERRA
La mano tierra
y tierra abierta al corazón que late,
tierra es la sangre
y en el rincón callado
del pecho hay tierra como hirviente,
tierra la carne tierra,
y esta sed solitaria me es tierra
hecha de polvo fiel de Extremadura…
(En la alforja del alma,
firme y dura,
llevo un trozo de tierra enamorada
para siempre saber cómo es mi cuna.
Santiago Castelo

