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DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ AL POETA Y ESCRITOR SIR ROBERT GRAVES

Siempre sucede que, cuando no has tratado personalmente a alguien famoso, aunque hayas leído sus libros y oído hablar sobre él muchas veces, cuando llega el día en el que lo conoces personalmente y tienes una relación directa, es cuando puedes decir que empiezas a conocerle, pero siempre será una percepción personal subjetiva, ya que no se conoce bien a alguien, por el simple hecho de haber hablado con él varias veces. Siempre habrá cosas -quizás las más importantes o interesantes- que nunca sabrás.

              Ese desconocimiento de su personalidad, llega en algunas ocasiones a revestirlo de una aureola de misterio, que en la mayoría de los casos no es tal, ya que, esos personajes, sean literarios, científicos o de cualquier otro ámbito o género, suelen ser personas sencillas y nada endiosadas. Pensamos, que llegar a ellos es casi imposible, ya que los medios de comunicación nos martillean a diario, sobre los difícil que es contactarles. Quizás, lo hacen para vanagloriarse de que han conseguidos entrevistas, que para la mayoría han sido imposibles.

              Nunca he presumido de haber podido llegar a conocer personalmente a muchos de ellos. Tal vez porque fui a su encuentro con humildad, anunciándoles siempre cual era el propósito de la entrevista. Con orgullo, sí puedo decir, que nunca me defraudaron, ya que siempre tuve una repuesta afirmativa y me abrieron la puerta de su casa. Algunos amigos, querían saber cómo me las arreglaba para ser recibido por esas personas tan famosas. No tengo la respuesta, aunque puedo decir, que en todo lo que hago, le pongo mucha ilusión, honradez, sin hacer doble cara y, sobre todo, humildad.

              Conocí a Sir Robert Graves, allá por los años 1978 o 1979. En esa época, yo dirigía la revista literaria “Sa Roqueta” y una tarde, acompañado del poeta y colaborador del periódico Última Hora, Víctor Gayá, nos encaminamos a la casa de Robert Graves, ubicada en las afueras de Deià. Hacia allí nos dirigimos, ilusionados de poder conversar con tan famoso poeta y escritor. Una vez dejamos atrás Deià, llegamos hasta su casa, conocida mundialmente como “Ca N´Alluny”. Nuestra intención era entrevistarle para mi revista. Nos recibió muy amable. Tras saludarle, presentarnos y explicarle el motivo de nuestra visita, nos invitó a tomar un té. Eran las cinco de la tarde, la hora sagrada de tomar el té para los ingleses. Su esposa hizo los preparativos, puso el té acompañado de unas pastas sobre la mesa y comenzamos la ceremonia de su degustación. Una vez terminado, comenzamos la entrevista en la que yo preguntaba al Sr Graves, le dije a mi compañero que fuese tomando nota de las repuestas. Pero ocurrió que, cuando contestaba el gran escritor, divagaba mucho y no respondía a lo que yo le preguntaba. A una de mis preguntas, sobre Federico García Lorca, me contestó: que tenía una gran colección de fósiles, que había ido recogiendo en su finca. Desistí de seguir con la entrevista, me di cuenta, que ya no razonaba bien. Recuerdo que cubría su cabeza con un sombrero de palmito roto por el filo. Tras tomar el té y hablar con su esposa, Robert Graves, nos enseñó los libros que había escrito y las numerosísimas traducciones que se habían hecho de ellos a casi todos los idiomas existentes en el mundo. También nos enseñó su colección de conchas que había ido recopilando durante sus muchos años de residencia en Ca N´Alluny. Me pregunto, hoy en día, vista su memoria al explicarnos detalladamente sus colecciones, si se hizo el olvidadizo, para no contestar a mis preguntas. Fuese como fuese, si puedo decir que pasamos un par de horas muy agradables en su compañía y la de su encantadora esposa. Dimos cuenta de esa visita en la revista Sa Roqueta.

              Dos años más tarde, me presente, esta vez solo, en la casa de Robert Graves, quería pedirle un par de poemas para la revista ya mencionada. Me recibió uno de sus hijos, que me advirtió, que su padre tenía lagunas de memoria, al igual que la vez anterior. De nuevo, el matrimonio me invito tomar el té, charlamos bastante tiempo. Robert, me enseñó dónde escribía y la pequeña imprenta, que usaba para algunas ediciones menores. Tuve suerte esta vez, ya que estaba muy lúcido. Me enseñó los tomates que tenía sembrados en su huerto y que él cultivaba. Tenía naranjos y otros árboles frutales. Me contó, que él conocía todos los alrededores hasta la montaña. Entre una cosa y otra, me despedí del viejo escritor, sin traerme los poemas que le había solicitado. Una vez fallecido, llame a su casa y se puso su hija Lucía, quien me dijo, que, para publicar poemas de su padre en mi revista, tenía que pedir permiso a su editor en Londres. Desistí de tal cometido. Siempre recordaré a tan insigne poeta y escritor que, a pesar de su edad, tuve la ocasión de tomar una taza de té en su compañía, que nunca olvidaré.

              Sir (título concedido por su Majestad la Reina Isabel II de Reino Unidos) Robert Graves, nació en Municipal Borough de Wimbledon, el 24 de julio de 1895 y falleció en su casa de Ca N´Alluny, Deià (Mallorca) el día 7 de diciembre de 1985 a los 90 años de edad. En su sencilla tumba, sobre la tierra, en una lápida de cemento y escrito con un palo dice: Robert Grave, poeta.

              Fue novelista, traductor, dramaturgo, guionista, profesor universitario, crítico literario, etc. Voy a mencionar algunas de sus obras más conocidas: Yo Claudio, que fue todo un éxito en Televisión, La Diosa Blanca, Los mitos griegos, El Vellocino de oro, etc.  

              Fue una persona inteligente, sencilla y así vivió. Era conocido popularmente como l’amo de Ca N´Alluny. Vivió en Mallorca con anterioridad a la Guerra Civil. En 1946, volvió nuevamente a Mallorca, hasta su fallecimiento. Hoy en día una parte de la casa es un magnífico museo, digno de ver.

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca   

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