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DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ A LA ESCRITORA Y POETA ÁNGELA MORA

Siempre me he preguntado ¿por qué en el mundo de la literatura se oculta a la mujer? Me dirán que siempre ha habido grandes mujeres poetas (poetisa, no está en mi vocabulario). Pero, aun siendo así, es muy escasa la relación de ellas, en los siglos XIX y principio del XX. Citamos como ejemplo a Rosalía de Castro (837-1885), Carolina Coronado (1820-1911) y Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), o, ya en el siglo XX, a Carmen Conde (1907-1996), que fue la primera mujer que ingreso en la Real Academia de la Lengua. Ha sido en la última mitad del siglo XX y, lo que llevamos del siglo XXI, cuando ha surgido y se ha dado a conocer una gran pléyade de mujeres poetas, como nunca antes ha ocurrido. Poetas grandiosas, muchísimas de ellas premiadas por su buen hacer, una nueva forma de decir la poesía, que se muestra deslumbrante, llena de novedosos recursos lingüísticos, muy ricos en matices poéticos. La mayoría de ellas escriben trascendiendo en una inventiva de búsqueda, sin paliativos, en donde predomina la comunicación verbal de las fuentes imperecederas de su universo onírico.

              Ángela Mora nació en Rute (Córdoba) en 1952, es poeta y escritora, Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, donde ha sido profesora de lengua y literatura española. Ha obtenido los siguientes premios: Premio Unicaja de Poesía 1989. Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla 2000. Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma 2008. Premio de la Crítica de Poesía Castellana 1915. Premio Nacional de Poesía 2016. Premio Andalucía de la Crítica 2023. Es Miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada desde 2003. Tiene publicados unos 15 libros y varias antologías.

              Mi contacto con la deslumbrante poesía de Ángeles Mora fue leyendo un libro que me prestó un buen amigo residente en Granada, desgraciadamente, ya fallecido. Parece ser, que era uno de los primeros libros que había publicado, cuyo título, creo recordar, era “Caligrafía de ayer”. Me encantó su bella poesía y me dije, que antes de ir al aeropuerto para volver a Palma, trataría de visitar alguna librería, para hacerme con alguno de sus libros, pero las circunstancias y el escaso tiempo no me lo permitieron. Desde aquel momento, mantuve el deseo de contactar con ella. Ese día llegó cuando me puse en contacto telefónico para proponerla que fuese la poeta invitada en el número 69 (junio 2008) de la Revista Literaria Arboleda, que fundé y dirigí durante 27 años ininterrumpidamente. Ángela aceptó, lo que supuso un honor para todos los miembros de Arboleda.

              En aquella primera conversación telefónica con ella, pude comprobar que se trataba de una gran señora: culta, sencilla e inteligente. Aunque al principio me pareció un poco distante, ya que ella no me conocía, durante el transcurso de la conversación, hablando de la revista Arboleda, se fue atemperando la desconfianza, convirtiéndose en un dialogo distendido y amigable. Mantuvimos algunas conversaciones posteriores, llenas de gran cordialidad, siempre enfocadas a mi actividad cultural.

Pero el día que la conocí personalmente, fue a raíz de invitarla para que presentara uno de mis libros de poesía, en Ítrabo (Granada), el 29 de marzo del 2010. Fue, sin duda, una gran presentación, que quizás no merecía, pero que, por supuesto, para mí fue un grandísimo honor.

              Tuve la oportunidad de hablar con ella extensamente del acto del día y de la poesía, mientras degustábamos el magnífico ágape que ofreció el Ayuntamiento de Ítrabo, a las más de 100 personas que asistieron. Me comentó Ángeles, que todo había transcurrido estupendamente y que tanto el acto, en su totalidad, como el aperitivo ofrecido, demostraba el buen gusto y generosidad de los organizadores.

              Han pasados los años desde aquellos días en los que, Ángeles Mora, ya era una poeta reconocida y alabada, de gran categoría, pero es a día de hoy, cuando se puede decir que ha subido al parnaso de la poesía. Reconocida, multipremiada, como poeta y escritora, ya pertenece al escalafón de los poetas e intelectuales más importantes de España. Leer su poesía me llena de paz y regocijo. Su lenguaje directo, claro y diáfano, invita a la lectura de sus maravillosos poemas, que brillan con luz propia, sin pausa. No pretendo hacer, ni estoy preparado, una crítica literaria. Pero no puedo evitar que sus bellos poemas dejen grabada una profunda impresión en el fondo de mi alma. Son como un bálsamo de rocío en una clara mañana de la primavera. Eso es Ángeles Mora, un refrescante rocío sobre los rosales de los jardines de la mágica Granada. El ruiseñor que canta al amanecer de mi Andalucía.

Marcelino Arellano Alabarces

 

  ELEGÍA Y POSTAL

No es fácil cambiar de casa,

de costumbres, de amigos,

del lunes, del balcón.

Pequeños ritos que nos fueron

haciendo como somos, nuestra vieja

taberna, cerveza

para dos.

Hay cosas que no arrastra el equipaje:

el cielo que levanta una persiana,

el olor a tabaco de un deseo,

los caminos trillados de nuestro corazón.

No es fácil deshacer las maletas un día

en otra lluvia,

cambiar sin más de luna,

de niebla, de periódico, de voces,

ascensor.

Y salir a una calle que nunca has presentido,

con otros gorriones que ya

no te preguntan, otros gatos

que no saben tu nombre, otros besos

que no te ven venir.

No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,

ya sabes,

cambiar de amor.

Ángela Mora   

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