DIARIO DE UN POETA – EL DÍA QUE CONOCÍ A DOÑA CARMEN CARRASCO

¿En qué fecha determinada conocí a la poeta, escritora y activista cultural Carmen Carrasco? Solamente puedo decir que en cuantas ocasiones he coincidido con ella en actos culturales, ha sido para mí un momento enriquecedor, ya que Carmen Carrasco es portadora de un bagaje cultural inmenso. Es verdaderamente una dama de la cultura en todas sus facetas, ya que dispone de múltiples registros sensoriales. Es también una magnífica presentadora y organizadora de actos. «Show-woman», ya que en algunas de sus actuaciones le gusta escenificar con alguna introducción de fragmentos de teatro, para hacerlo diverso y entretenido, y lo mejor es que hasta ahora le ha salido siempre bien y ha sido muy aplaudida.

            Esta dama de la cultura nació en la bella ciudad de Melilla, en el otro lado del Mediterráneo, pero tan cercana y querida del resto de los españoles –quiero decir, de todos los españoles–, del norte, del sur, del este y del oeste. Después de haber recorrido por su profesión (maestra de enseñanza) algunas poblaciones de España, un día recaló en Valencia –la ciudad de las flores–, en donde actualmente reside, aunque ella siempre lleva en su corazón su querida ciudad de Melilla, de la que hace gala.

            Tiene, además de una inmensa cultura, una voz serena, modulada, llena de matices, que hace engrandecer cualquier texto cuando lee, sea poesía o prosa, y subirlo a lo más alto. Dispone de una gran capacidad de saber escuchar y aconsejar, sin alterar nunca la voz ni hacer gestos desabridos. Educada hasta la exageración, amena y comunicativa, doña Carmen es como un lirio blanco entre los rosales de los jardines de Valencia. Sabe destacar en cualquier sitio o circunstancia. Tenerla como amiga es poseer una joya, ya que todas aquellas personas que han tenido la oportunidad de conocerla y tratarla han coincidido en decirme que es un tesoro tenerla como amiga. Y yo lo puedo afirmar, aunque por circunstancias de la vida –que ahora no viene al caso contar– he tenido muy pocas ocasiones de poder convivir con ella en actos culturales. Pero, en las dos o tres veces que sí hemos coincidido, he podido comprobar su acusada personalidad, que, junto a su belleza serena y su don de gentes, brilla luminosamente con luz propia.

            Su poesía es una poesía culta y clara como el agua que nace en los manantiales escondidos entre la tupida maleza de las montañas levantinas. Con un gran dominio de la métrica, que hace que al leerla se puedan captar todos sus matices metafóricos. Usa un verbo depurado en donde brillan luminosas metáforas con un gran dominio del castellano. Su prosa también es muy ágil y asentada en un gran conocimiento de pensamientos filosóficos, reflexiva y creativa. Yo no soy crítico literario, por lo que no quiero errar en hacer una valoración exhaustiva de su obra literaria, eso queda para los entendidos en la materia.

De izquierda a derecha: Marcelino Arellano, Inma Rejón, José Segura, Jaime Santandreu, Carmen Carrasco y Diego Sabiote

            La primera vez que vi –o conocí– a Doña Carmen Carrasco fue en un acto cultural organizado por el periódico GRANADA COSTA, celebrado en el Hotel Jaba de Palma. Tuve poca oportunidad de hablar con ella, el día del acto, solamente recuerdo que su actuación fue brillante y ya pude comprobar su gran experiencia y saber a la hora de actuar. Es una gran señora, educada, atenta y amable con todos. Al día siguiente por la mañana, nos reunimos en el hotel Carmen Carrasco, Inmaculada Rejón (de la que hablaré próximamente), José Segura, Francisco Rossi Melero y un servidor. Con más tranquilidad que el día anterior, pudimos discrepar del acto del día anterior, con el que yo no estaba de acuerdo, debido al comportamiento con la actuación de algunas personas, doña Carmen supo mediar con energía y educadamente para dar por terminados los puntos de vista diferentes entre D. José Segura y un servidor.

            La segunda vez que coincidí con ella fue en el año 2018, también en Palma, en un acto celebrado por la Fundación Granada Costa en el salón de actos de la Parroquia de San Alonso Rodríguez, acto en el que se rindió un homenaje al compañero Jaime Santandreu Dols. Ese día dicho acto fue presentado por Doña Carmen e Inmaculada Rejón. Fue todo un éxito de público asistente y, como no podía ser de otra forma, el acto fue presentado maravillosamente. No podía ser de otro modo, tratándose de quienes eran las dos extraordinarias presentadoras.

            Aparte de todo lo expuesto aquí, que ni remotamente es todo lo que es y representa Doña Carmen Carrasco, no podemos obviar toda la gran labor –desinteresada– que viene realizando dentro de la Fundación Granada Costa. Una labor inmensa, altruista, valiente, animosa, siempre predispuesta a desplazarse desde Valencia a cualquier lugar de España para intervenir dentro de los muchos y diferentes actos que organiza durante el año la Fundación Granada Costa.

            Qué duda cabe que Doña Carmen Carrasco es una de las columnas que hacen posible que el gran edificio cultural del Granada Costa se sostenga en pie y vaya creciendo hacia arriba erguido y floreciente. Mujer de una gran fuerza vital que alienta a muchas otras personas pertenecientes a este gran proyecto cultural, siendo la sombra reparadora que cobija a todos. Carmen siempre está dispuesta a coger el autobús, el tren o cualquier otro medio de transporte para desplazarse desde su Valencia a cualquier parte de España en que el Granada Costa la emplace, ella estará presente, a veces, sorteando los elementos adversos del tiempo. Ella no se amilana ante cualquier adversidad y, como un amanecer luminoso y esplendido, Doña Carmen iluminará con su porte de gran señora cualquier acto que presente o, simplemente, al que asista.

                   Pocas son las veces que he tenido el placer de hablar con ella personalmente, pero esas pocas veces me han servido para poder saber lo gran persona que es, la gran señora y la gran fuente de cultura donde beber y aprender de sus doctas palabras. Ello ha quedado rubricado cuantas veces hemos hablado por teléfono. Demostrando su infinita paciencia al dejarme que yo hablara y hablara sin interrumpirme. ¡Cosa veredes!

Doña Carmen, para mí, ha sido un gran honor el haberla conocido y aprender de usted. Me vienen en este momento a la memoria las largas charlas por teléfono que mantuve con la poeta, escritora y académica de la Lengua doña Carmen Conde, su forma pausada al hablar se parece mucho a usted. Quizás estas letras las tenía que haber escrito otra persona mejor preparada que yo, intelectualmente. Pero dentro de mi humildad y pocos conocimientos literarios, las he escrito lo mejor que he sabido, ahora, eso sí, se las he escrito con toda sinceridad y con todo mi corazón. Un abrazo respetuoso y admirativo.

SÉ SOLIDARIO. QUÉDATE EN CASA

Retoma el libro que un día dejaste.

Cuida las flores de tu balcón.

Contempla el cielo tras los cristales.

Mira las nubes de nácar blanca.

Sé solidario. Quédate en casa.

Y si es de noche, cuenta luceros.

Canta a la vida una canción.

Mira la luna que alumbra clara.

Haz un poema que habla de amor.

Sé solidario. Quédate en casa.

Sueña despierto. Tan bellos sueños.

Pinta tus horas de azul color.

Manda una carta a quien tú amas

y envía dentro tu corazón.

Sé solidario. Quédate en casa.

En cada aurora siente que vives.

Un nuevo día nace por ti.

Aún hay futuro para la Tierra.

Hay un mañana. Ten esperanza.

Sé solidario. Quédate en casa.

Poema de Carmen Carrasco

Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca