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DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ A D. BARTOLOMÉ BARCELÓ QUETGLAS “TOLO GÜELL”

De todas las manifestaciones lúdico-deportivas, que se celebran, tanto en Mallorca, como en el resto de España, puedo asegurar, que la famosísima marcha “De Palma a Lluc a peu” ocupa uno de los primeros lugares en éxito de convocatoria y participación. Desde su origen no ha parado de crecer, multiplicando cada año el número de participantes Vienen de toda Mallorca y de otros lugares atraídos por su enorme repercusión internacional. A todos ellos les mueve la misma ilusión, caminar durante la noche los cincuenta kilómetros que hay desde Palma al Monasterio de Lluc. Se trata de una dura marcha nocturna para la que hay que estar preparados si se quiere conseguir la ansiada meta. No hay límites de edad, ni sexo, desde personas mayores, jóvenes y niños todos pueden participar. Sólo hay que tener una fe ciega y buena forma física para conseguirlo. Lleguen o no, habrán cumplido con el imperioso deseo de participar. Al final, el amanecer del nuevo día, iluminará sus caras, cansadas por el enorme esfuerzo, pero llenas de felicidad. Allí en la explanada del Monasterio, después de agradecérselo a la Virgen, están todos unidos en un abrazo de identidad y compañerismo.

              D. Bartolomé Barceló Quetglas, conocido popularmente como “Tolo Güell”, nació en Palma en 1941 y falleció en 2020 a los 79 años. Fue el impulsor de la famosa marcha de “Palma a Lluc a peu” en el año 1974. Lo que Inicialmente empezó con unos pocos y entusiastas colaboradores, pero con muchas ganas de trabajar, para que el proyecto fuese posible, a pesar de las pocas disponibilidades económicas, fue creciendo poco a poco, añadiéndose nuevas personas, que creyeron en el evento y sobre todo la ayuda económica, de algunas entidades financieras, que dio la necesaria consistencia.

              Tolo, estuvo durante toda su vida al frente del popular bar Güell, ubicado entre las calles Aragón y Luca de Tena. Era un hombre alto, fuerte, campechano, con cara de buena persona y dispuesto siempre a colaborar y patrocinar cualquier evento, tanto deportivo, le gustaba mucho el futbol, como cultural.

              Cuando me trasladé a vivir a mi actual domicilio, todos los días pasaba por delante de su famoso bar. En no pocas ocasiones entré a tomar un café o un carajillo en invierno. Me impresionaba su carácter, serio, pero bondadoso. Me han contado que dio muchas veces de comer a personas necesitadas que él conocía, les preparaba un “pa amb oli” con queso o jamón y quedaba satisfecho. Pero quitado esos momentos de tres minutos que tardaba en tomarme el café, no cruzaría con él, más de cinco palabras. Fue a raíz de “Las Tertulias literarias” organizadas por el escritor, dibujante y periodista Joan Pla, en dicho bar, cuando empecé a frecuentarlo. En ellas participaban tanto intelectuales de Mallorca, como de la península.      

              Joan Pla (Felanitx 1934-2016), por esos años fundó y dirigió un periódico, que distribuía la empresa donde yo trabajaba. Eso me permitió entablar con él, una cierta relación. Él sabía, que yo escribía poesía. Un día me dijo que tenía que participar en una de las tertuliasy así lo hice. Aquella noche, participaron entre otros, además de un servidor, el periodista y poeta Eduardo Suarez del Real y el famoso poeta José Hierro. El local estaba lleno hasta la bandera y hubo algún que otro incidente para conseguir entrar en el local. Tolo Güell, ofrecía a todos los asistentes un generoso “pa am oli” y su correspondiente vino o cerveza. Quiero pensar, que la gente no acudía por la cena, sino por el poeta invitado que, por entonces, se encontraba en la cúspide de la fama. Fue también la primera vez, no sería la única, que estuve con José Hierro, participando en un acto cultural. Yo mismo, lo invité a participar en dos ocasiones, cuando organizaba las Semanas Culturales de Palma.

              Fue esa noche, antes de la cena, en el “Bar Güell” cuando tuve la oportunidad poder conversar con él, en presencia de Eduardo Suarez del Real, al que yo ya conocía y con el que había participado en algún que otro recital de poesía, organizado, sobre todo, por el poeta Esteban Pisón.

              Esa noche, fue apoteósica, participaron más de diez personas, Finalmente intervinimos Eduardo y un servidor, encargándose, como no podía ser de otro modo, José Hierro de cerrar el acto.  Pero esa noche, por lo visto, el vino corrió más de lo debido y algunos impresentables, que no saben estar, la liaron, pues querían que la tertulia siguiera, pero debido a la avanzada hora y el jaleo producido, tuvo que intervenir Joan Pla. Recuerdo, que con un enfado bien marcado y voz en grito para que todos le oyeran dijo: “Está tertulia ha terminado, porque si no, va acabar como el rosario de la aurora”

              Tolo Güel nos regaló un delantal con dibujos de Joan Pla, sus famosos angelots, que guardo con cariño. Cuando lo veo, me hace recordar que, ese día, leí mis poemas junto al, nada menos, laureado poeta, José Hierro.

              Delante del bar Güell, hay placita con el nombre del popular personaje y un busto suyo, que ilustra está crónica. Cada día paso varias veces por delante del local donde estuvo el bar que, hoy en día, lo ocupa una sucursal bancaria y, aunque miro, nunca puedo ver a Tolo. Cada año el primer sábado noche de agosto, arranca la marcha que el fundó. Su espíritu está presente. Así lo sienten los organizadores, autoridades, patrocinadores y los protagonistas desconocidos que parten con ilusión y ganas de llegar hasta Lluc. Este año ha participado mi nieto Miguel Ángel Arellano Martínez y su novia Cecilia. Ambos tienen, en su poder, el diploma que atestigua que llegaron hasta el Monasterio. Muchos quedan en el camino, pero no importa, el próximo año lo volverán a intentar… así se hace mallorquinidad.

Marcelino Arellano

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