DÍA INTERNACIONAL DE LA PAZ
Dedicamos parte de la vida a aferrarnos a lo material pasando por alto lo más importante «el amor y la paz». Ciertamente es así, negarlo sería de ciegos. En el Día Internacional de la Paz según la ONU escribo este artículo dedicado a la todas las organizaciones que luchan para que un día lleguemos a hacer posible este sueño que parece inalcanzable.
Cada día miro a mi alrededor, leo, escucho las noticias, lamentablemente estamos lejos de acercarnos a ella. No dudo de la buena fe de millones de personas que trabajan duramente para apaciguar el hambre en muchos países. Dedicando su tiempo altruistamente. Alabo la gran vocación de grandes profesionales.
En la medicina, en la educación voluntarios, fuerzas armadas dedicadas a mediar y ayudar. El ámbito socio económico, sin olvidar a religiosos/as de diferentes congregaciones.
Como escritora llevo un bagaje que me ha enseñado cada día que no podemos rendirnos. Tenemos la obligación de seguir luchando para alcanzarla.
Desde hace muchos años profesionales de todos los ámbitos están trasmitiendo valores que por determinados motivos ya sean religiosos o costumbres arraigadas se deben modificar para que comprendan que unidos podemos lograr alcanzar la paz mundial.
Anteriormente mencioné que somos afortunados de vivir en un planeta lleno de vida. ¿Por qué lleno de vida?
No podría contestar a esa pregunta, pero sí puedo decir que cada gota de agua que cae incluso en la tierra más hostil genera vida. Los árboles sin pedir nos dan sus frutos aun siendo talados y no por ello se secan. La tierra con los primeros rayos de sol nos muestra majestuosa cada rincón. Indicándonos que sigamos apostando por la paz. Cada amanecer se escucha el silencio.
Eso nos demuestra que si podemos vencer a las guerras ¿acaso olvidamos que la noche es solo para descansar? ¡No! Es indiferente… Día o noche el dolor es el mismo. Entonces demostremos con voluntad que podemos dar un paso más para que la paz algún día llegue a todos los rincones del mundo.
No podemos olvidar que las nuevas generaciones heredarán nuestras costumbres. De nosotros depende dar un giro. Sé qué es complicado ya que el ser humano desde tiempos remotos se ha batido en combate para ambicionar sin importar las vidas que dejaban en los campos de batalla.
En la actualidad deberíamos haber aprendido de dichas guerras. Recapacitemos para no repetir la misma historia. Luchemos por lo que realmente nos hace humanos, «la paz».
Escrito el 21 de septiembre de 2021
Maria Manrique Pérez