DETRÁS DEL MURO: La descarga del odio

Ahí afuera algunos soldados descargaban su odio, su rabia personal contra nosotros.

Éramos nosotros, semejantes a ellos… pero nosotros no teníamos rabia, solo miedo.

¡Tanta es la iniquidad del hombre que no duda en hacer daño a otro hombre!

Aquí detrás apenas hay calor en estas piedras para poder pensar. Y son mis pensamientos, la pócima que detiene mis lágrimas y pone razones a esta sin razón.

Si la emoción supera a la razón, y se autoalimenta en la colectividad, y si la razón mal educada oprime a la emoción, ¿tiene acaso explicación que un paisano violente a otro, por el hecho de la disciplina? ¡Seguro que no!

La única explicación hay que encontrarla dentro de nosotros mismos. Si nuestro interior está sucio, nuestros actos también lo serán.

¿Por qué se ha ensuciado nuestro interior? Porque alguien lo hizo, y porque hemos permitido que lo hicieran. Para sanearlo hay que abrirlo. Dejar que salga toda la suciedad. Y debemos no volver a cerrarlo. Si nuestro corazón está siempre abierto será más fácil poder entender el daño de los demás y consecuentemente poder ayudarles y ayudarnos.

Hoy ha llegado aquí, detrás de este muro, un hombre, avejentado, cubierto el rostro de sangre y las manos machacadas por los golpes del fusil de un soldado, que arrancaba así todo el cariño que un Universo pretende para sus hijos.

Agustín Hervás Cobo Periodista, poeta y escritor.

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