DETRÁS DEL MURO: Discordias nacionalistas.

El policía me trató mal.

El policía era un hombre violento, quizás sin ideas que defender. Solo cumplía órdenes.

También es difícil vivir, aquí, detrás del muro.

Cada vez más siento que no soy de lugar alguno. Ni de dónde nací, ni de a dónde me trajeron.

Los controles que ejercen los movimientos nacionalistas en los países pretenden fortalecer la identidad cultural de la diversidad poblacional. Sin embargo, es triste comprobar, que el inconformismo nacionalista que se instala en los pueblos, o quizás debería decir, se instala en ciertas mentes, esgrime reivindicaciones independentistas que lo que hacen es dividir y no unir.

Lartigue me cuenta historias que yo desconocía del lugar de donde vengo. Allí nunca supimos nada, hasta que los cañones entraron por las ventanas de nuestras casas.

Esas ideas de asuntos nacionalistas,  disocian y no integran.

Intento entender. Pero es difícil. Pero sé una cosa, que ciertas ideas  siembran sospechas, rencillas y odios.

Posiblemente, el policía violento no tenga claro su futuro, y en él hayan sembrado caos. Caos de ideas.

Lartigue opina que la desinformación no hace más feliz a la gente. Que los manipuladores pretenden sembrar desconfianzas.

Siento que nos tratan mal, que podrían quitarme la fe en la humanidad, que aquellos que así piensan, podrían caer en un delirio nacionalista que hiciera que la tierra prometida de los que queremos quitar fronteras, esté más lejos, tanto, que provoque una involución tal, que no deseo, esa que afrenta a la historia de los pueblos que una vez fueron víctimas y que pudieran llegar a ser verdugos.

Agustín Hervás Cobo Periodista, poeta y escritor.

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