Desde mi celda

Esta Miguel de Cervantes Saavedra
Pensante en su oscura y estrecha celda,
Difícil vida, recuerdos, batallas, esperpentos
Sueños, anhelos, tristeza, sentimientos.

Donde un día hubo gloria, solo hay lamentos
Siente un rayo del Sol tenue, apenas perceptible
Que atraviesa la ventana desecha, entre las rejas,
Invitando al pobre preso, a saborear un paisaje irrepetible.

Cervantes se aferra a la esperanza, para vivir en prisión
Gusta mirar los labradores, que trabajan la fértil tierra
En las madrugadas manchegas, llenas de luz de luna
Los campos de la mancha despertando agradecidos,
Son mares en vides verdes, en estas duras tierras
Marcando paisajes, irreverentes, únicos, bendecidos.

Trigos tiernos y cebadas doradas, por el Sol naciente
Salpicadas de amapolas rojas y revoltosos gorriones,
Ver los molinos de viento en la lejanía, girando sin parar
Son el cuerpo y el alma, de esta tierra manchega
Con las arpas encendidas, por el Sol que las bendice,
Las calienta en su infinito y monótono caminar.

Los molinos de viento son gigantes blancos, entre viñedos
Plenos de uvas y moliendas, vinos y trigos benditos del lugar
Marcando sus pasos de noria, en el viento Manchego,
Es la hora de la siega, las cosechas maduras serpenteando,
Entre mares de viñedos y trigos tiernos, tiempo de recolectar.

Ver pasar a los labriegos, cantando en las amanecidas
Con los asnos dispuestos y equipados, para siega carga y trilla,
Las hermosas dulcineas, espigando en los campos agradecidas
Detrás de algún sancho panza, trabajando entre zarzas rastrojos, y doradas espigas.

Hasta que el padre Sol ardiente del mediodía lo permita
con sapiencia, trabajo, esfuerzo y buen hacer,
Son un ejemplo, en la vasta llanura manchega
Llenando su mundo de realidad y sentido del deber.

Don Miguel siente que esta tierra pétrea, le inspira
Escribe todo lo que ve, escucha y se imagina
Su mente es un privilegio, es un literato consagrado
Escribiendo un libro sin igual, sin descanso, hora, vida
Su espíritu se abre de par en par, la historia está de su lado.

Las aventuras de una época, un lugar, entre sueños de locura
El amor por Dulcinea, de tan gentil y bravo caballero,
Enmascara grandes dosis, de amarga y acida realidad
El amor por su tierra, por su gente, de tan gentil y buen escudero.

Lo que don Miguel no supo, en sus 68 años de singular vida,
Es que el libro rozo la genialidad, se hizo viral, eterno,
Porque es el sublime y fiel reflejo de la vivencia, en un lugar…

Escrito y madurado, en la mente de un verdadero genio.