CULTURA, ETICA Y BUENAS COSTUMBRES
«ABRIR ESCUELAS, CERRAREIS CARCELES» Concepción Arenal
Hombres y mujeres formados en lo más esencial de la cultura, educación, formación y buenas costumbres, serán los faros y horizontes en el que se mirarán estas nuevas generaciones y las futuras.
Vivimos una época de grandes Conocimientos y avances tecnológicos sin precedentes, muy útiles para cierto rápido desarrollo de la vida y sus derivadas actualidades, en especial de la gente de esta generación presente y protagonista de todas las actuaciones, vivencias y ventajas que las nuevas ciencias tecnológicas les pone al fácil alcance de su mano, con libertad, comodidad, rapidez y economía.
Estos jóvenes y no tan jóvenes, viven encadenados o semi-esclavos, de esos nuevos artilugios y medios que amplían considerablemente su conocimiento y les brinda amplia INFORMACION, universal y casi siempre manipulada en beneficio de intereses políticos, sociales, comerciales, económicos y personales, en donde se ignora por completo, la ÉTICA más simple, las buenas costumbres.
La mínima Educación, la humildad más primitiva, la Moralidad Social y las normas mínimas de convivencia.
«EDUCACIÓN» es, entiendo yo, «respetar los derechos o espacios y creencias de los demás, como te gustaría que te respetaran a ti».
Hay que ser complaciente con usos y modos que respeten otras formas de vivir, como la nuestra, creer, participar y actuar en la vida social, solidaria, pacífica y bondadosa, que es la base sólida de la Educación y Buenas costumbres, que aprendimos de nuestros ancestros y sus buenas costumbres y cultura.
Esas enseñanzas que algunos juzgan alegremente de «ñoñas» y empalagosas «faltas de sentido práctico», dan valor a la vida y satisfacen el espíritu y alegran la convivencia.
Son un sedimento de nuestra primera infancia, de nuestro entorno en donde se abrieron al conocimiento de la vida, ejemplos, buenos o malos que se graban indelebles en nuestra mente y nos empujan a practicar de adultos, lo aprendido de niños, en beneficio de los mayores y de la sociedad en que vivirnos. Será el espejo en que se verán sus descendientes próximos.
Eso se aprende de niños, desde la escuela, primer crisol de nuestro comportamiento y bondades futuras.
En esta etapa es muy importante infundir al niño esos comportamientos humanos esenciales para la armonía y convivencia en su vida próxima, entre persona de su edad y mayores.
Pero aquí viene el meollo, o escollo a donde yo quería llegar.
Enseñar requiere tiempo, paciencia, voluntad, entrega por ambas partes.
Los modernos sistemas de enseñanza cargan el acento en el CONOCIMIENTO TECNOLOGICO de la vida olvidando las Humanidades más simples y esenciales. La Ética queda relegada a un segundo plano, para el ámbito familiar.
Cuando los profesores empezaron a permitir que sus alumnos los tutearan empezó a manifestar una igualdad equívoca que ha traído muchos problemas a los enseñantes y colegios.
La casa familiar es una escuela. Si esta escuela está bien formada, cimentada en el respeto, trabajo, orden y sacrificio, el resultado, en general, será muy positivo. Si el padre es un ejemplo de trabajo y buenas costumbres y si la madre lo es de sacrificio, ahorro y buenos ejemplos, esos hijos también lo serán en la sociedad y en sus familias y relaciones exteriores.
No se trata de sumisión y bajar la cabeza. Se trata de impartir acciones sensatas, trabajo, sacrificio, respeto, humildad, sin prescindir de legítimo orgullo, y pedir perdón cuando es necesario.
Estos hombres así educados, serán buenos hijos y mejores abuelos.
Algunos escucharan con emoción los relatos y experiencias de estos viejos que tienen el mérito de haber vivido antes en una sociedad donde la humildad era virtud.
Hay que aprender a escuchar y asimilar ciertas buenas maneras no reñidas con los conocimientos tecnológicos actuales.
José María Gutiérrez