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CUANDO LOS PADRES Y MADRES SON VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DE LOS HIJOS E HIJAS

La violencia filio parental está creciendo exponencialmente, aunque sigue siendo una violencia oculta y encerrada en el círculo familiar. Cuando hablamos de violencia filio parental nos referimos tanto a la física, como la psicológica o la indirecta (más sutil y más difícil de poder ser detectada y elaborada).

¿Qué puede llevar a un niño o a una niña a agredir a sus padres? Las causas debemos de buscarlas en cómo se ha establecido la vinculación afectiva entre ellos y sus cuidadores principales. Actualmente, estamos observando que los padres y las madres tienen contradicciones importantes entre autoridad y autoritario. Existe una confusión importante de cuál es el rol paterno y cuál es el materno. Si bien es cierto que existen muchos modelos de familia, también es cierto que el niño y la niña necesitan  tener claro su lugar en la familia y en el mundo. Nadie es el centro de la humanidad y mucho menos los hijos e hijas.

Los padres y las madres no son los amigos de sus hijos e hijas. En primer lugar, porque su rol no es ser el «amiguete» o «colega» sino que es el de amar, cuidar y ayudarle a ser un adulto que pueda organizar su futuro lo mejor posible. El no trasmitir unas normas de convivencia claras es una grave forma de maltrato.

Pero, ¿qué es factores son los que más inciden en este problema? Tenemos que tener en cuenta que lo niños y niñas son edificios en construcción. Su construcción empieza antes de la concepción, ligado a cuál es el deseo y la fantasía que el padre y la madre colocan en su futuro bebé. Va a depender de: la madurez psicosexual de los padres, el sistema de comunicación entre ellos y con los hijos, el lugar del padre en el deseo de la madre y al revés. No se puede hablar ni entender la relación madre – hijo, padre – hijo, sin incluir la relación entre el padre y la madre, ni de su capacidad para organizarse como una pareja adulta, muy relacionado en como este hombre y esta mujer han podido construir sus posiciones como hijo o hija en relación con sus propios padres.

Otro paso es el embarazo y el parto, como es recibido y si responde o no a sus expectativas. A lo largo de la primera infancia, aproximadamente hasta los 3 años, se ponen los cimientos del futuro del bebé porque se establece el tipo de vinculación afectiva que va a organizar con sus figuras de apego. En el peor de los casos, si este vínculo no es seguro o desorganizado, este bebé va a tener muchos problemas en su desarrollo psicoafectivo, somático y sexual. No obstante, tenemos que tener en cuenta los factores de riesgo y de protección

Los principales factores de riesgo que pueden favorecer el que se  desencadene el maltrato filo parental son: baja capacidad para empatizar con el otro, tendencia a actuar impulsivamente frente a una frustración, buscar la satisfacción inmediata a sus deseos y consumo de sustancias. Pero, como les decía, debemos analizar el problema desde su inicio. Un niño o una niña no nacen violentos, se hacen violentos. Un exceso de permisividad  malentendida da lugar a padres y madres que no son capaces de poner límites organizativos a sus hijos e hijas. Y muchas veces o delegan la educación de las normas en la escuela o en el peor de los casos se enfrentan a las escuelas si esta quiere ejercer su función enseñando a poner límites organizativos a sus hijos. Podemos encontrarnos a  padres y madres excesivamente: permisivos, o sobre protectores. los que tienden a confundirse con ellos, los que esperan que los hijos cumplan sus sueños y solucionen sus frustraciones, insatisfechos con el hijo y la hija real y lo que esperaban idealmente de ellos, o que son incapaces de mantener una relación positiva y dialogante con ellos.

Uno de los factores más importantes para qué se desarrolló la violencia filo parental es si en la familia existe violencia intrafamiliar. El niño y la niña, como espectadores pasivos, van a reproducir esta violencia como víctimas o agresores. El factor Pigmalión, nos dice que la observación de las pautas de conducta de los padres y madres son observadas  por los hijos e hijas y son las que usan como modelo para relacionarse con los otros. Por ello, es muy importante que tipo de respuesta da la familia a la violencia. De ahí la importancia de ayudar a la familia a que pueda desarrollar una parentalidad positiva, porque la vivencia que tiene la familia del buen trato hacia el hijo o la hija es donde realmente encontraremos la diferencia. El buen trato de los hijos consiste en poner normas claras y límites relacionados con la realidad social en que los menores viven. No poner normas claras ni responsabilidad por los actos hechos es una forma de maltrato.

Para terminar, creo importante incidir en la importantica de la parentalidad positiva. Y recordar que la parentalidad positiva se centra básicamente en la capacidad de los miembros de la unidad familiar para estimar de manera incondicional, respetando las diferencias individuales de cada uno de sus miembros.

Dra. Carme Tello Casany

Psicòloga clínica

Presidenta Associació Catalana per la Infància Maltractada ACIM

Presidenta Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil FAPMI

1 thought on “CUANDO LOS PADRES Y MADRES SON VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DE LOS HIJOS E HIJAS

  1. Un artículo muy interesante, que responde a una realidad cada vez más habitual. Es un buen análisis que no solo contempla los motivos, sino que propone estrategias para desarrollar una parentalidad positiva.
    Gracias Dra. Carme Tello por visibilizar esta situación.

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